La vecina que se recibió de abogada a los 67 años

Comenzó la carrera luego de jubilarse como maestra.

«Como pueden ver, nunca es tarde. Yo ya me había jubilado y sólo tejía escarpines para mis nietos, pero hoy le doy gracias al cielo que cumplí con mi sueño más preciado». Esta encantadora frase le pertenece a María Elena Centurión (73), una vecina de Avellaneda que con gran esfuerzo y tenacidad se recibió de abogada nada menos que a sus 67 años. Sí, en 2011, la oriunda de Corrientes terminó la carrera de derecho que tanto apreciaba de pequeña: «Era una obsesión que tenía de niña cuando vivía en Pueblo Libertador. Recuerdo que mi maestro y amigo me decía que era una abogada de pobres, ya que siempre estaba tratando de conciliar o resolver los problemas que surgían».

 

 
María Elena se recibió de maestra en Departamento Esquina (Corrientes) y ejerció la profesión en escuelas de frontera en Formosa. Después de unos años, viajó a Buenos Aires «soñando poder estudiar», pero los libros y apuntes tuvieron que esperar, ya que primero se casó y la vida la «premió» con dos hijos: Isabel y Ariel.

 

 

 

«Cuando me jubilé y mis hijos hicieron su vida, a los 60 años me puse a estudiar mi tan anhelada carrera de Derecho en la Universidad de Lomas de Zamora», cuenta María Elena. Luego, con su voz tranquila y con la tonada correntina que la acompaña desde su nacimiento, prosigue con el relato: «Era una gran felicidad empezar a formarme como abogada, iba contentísima a la Facu y durante la carrera nunca me junté con adultos lo hacía con la gente más joven. Mis compañeros me apoyaron muchísimo y me ayudaron cada vez que lo necesitaba». Obviamente, la familia no quedó atrás: «Tuve el gran empuje de mis hijos que son mis pilares, sobre todo del varón. Por ejemplo, la materia que más me costó fue Seguridad Social, tanto que pensé en abandonar la carrera, pero Ariel me dijo que de ninguna manera baje los brazos, porque si algún día alguna de sus hijas pensaba en renunciar al estudio, él tenía a la abuela como ejemplo. Así, con esas fuerzas externas seguí y lo logré».

 

 
Y el gran día fue el 4 de agosto de 2011, a los 67 años, cuando María Elena Centurión recibió el Diploma que la nombraba como flamante abogada. «Ahora, con mis 73 primaveras encima, estoy trabajando como si tuviera 50 años menos, porque además, gracias a Dios, estoy muy bien de salud», asegura. Abuela de cinco nietos, dice que cuando frecuenta los juzgados es increíble el afecto y respeto que le manifiestan tanto colegas como empleados.

 
«Soy una agradecida de la vida. Y no me arrepiento para nada no haber hecho todo esto antes, porque soy muy creyente y pienso que Dios sabe porque suceden las cosas y en qué tiempo», sentencia Centurión.

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