La UNLa recibe a cientos de chicos, en una nueva edición de su programa de verano “Los derechos de la niñez no se toman vacaciones”

Hasta el 27 de enero, la Universidad brinda jornadas gratuitas de deportes, talleres de iniciación de oficios y actividades culturales a chicos de instituciones barriales de Lanús, Lomas de Zamora, Almirante Brown y Esteban Echeverría, en el marco de la difusión de la Convención Internacional de los Derechos del Niño.  

Desde el año 2000, los eneros de la Universidad Nacional de Lanús (UNLa) están dedicados ciento por ciento a los chicos. A partir del cambio de milenio se lleva adelante ininterrumpidamente el Programa de Verano “Los derechos de la niñez no se toman vacaciones”, una iniciativa socioeducativa, recreativa y cultural inédita que fomenta la integración a la educación.

 

Esta 24° edición se está desarrollando desde el 2 al 27 de enero y por una cuestión organizativa se desdobló: Las primeras dos semanas asisten chicos de siete instituciones barriales, y la siguiente quincena, participarán otras siete entidades. Al finalizar las dos semanas de cada grupo, se hace un cierre con la visita de los Reyes Magos, quienes entregan regalos.

 

El Programa de Verano es mucho más que una colonia de vacaciones. Las más de 30 hectáreas de la UNLa se convierten en un espacio abierto al aprendizaje: para cientos de chicos de 5 a 13 años, de lunes a viernes de 13.30 a 17.30, disfrutan del campus de la Universidad, en el marco de la difusión de la Convención Internacional de los Derechos del Niño.

 

La UNLa les brinda jornadas gratuitas de deportes, talleres de oficios y actividades culturales a chicos que asisten a comedores escolares y comunitarios de Lanús, Lomas de Zamora, Almirante Brown y Esteban Echeverría.

 

Una brigada de profesores de educación física y ayudantes contratados con este único fin se ocupa de los chicos, organizados por grupos etarios (de 5 a 8 años y 9 a 13 años).

 

En cada jornada, los nenes asisten a dos talleres a cargo de profesores y especialistas en diversas artes, deportes y disciplinas: desde taekwondo y gimnasia rítmica hasta ajedrez y bijouterie; desde talleres de iniciación en los oficios donde los asistentes aprenden carpintería, plomería y mecánica hasta iniciación deportiva, pasando por artes plásticas y percusión.

 

Al llegar a la Universidad en micros rentados especialmente por la UNLa para el traslado reciben un refuerzo de almuerzo, y antes de volver a sus casas toman una merienda. Mientras tanto, los referentes de los merenderos y comedores que los acompañan tienen también la posibilidad de asistir durante la tarde a talleres formulados especialmente para ellos.

 

Más actividades

En el marco de los talleres de iniciación de oficios, los chicos tienen una clase de bandoneón dictada por julio Coviello, prestigioso profesor bandoneonista, cantante y compositor en el grupo Tango Cañón y ex integrante Orquesta Típica Fernández Fierro.

 

Las clases se brindan con el Pichuco 3, un badoneón elaborado íntegramente por el Área de Patrimonio Histórico de UNLa, excepto por los peines y las voces que son importadas de República Checa. La particularidad es que las piezas de madera son elaboradas a partir de los antiguos muebles recuperados de los talleres ferroviarios de Remedios de Escalada.

 

 

Actividades especiales

 

En la semana final de cada grupo, en día y horario a determinar de acuerdo a las condiciones climáticas (tiene que haber cierto viento y no llover), los chicos participan de una barrileateada. Cada uno remonta un barrilete en el enorme campus de la UNLa, participando así de un espectáculo lúdico y visual muy atractivo.

 

Al final de la jornada, a modo de regalo, los chicos se llevan los barriletes a sus casas, con el nombre de cada uno escrito por ellos mismos sobre la tela.

 

Por otra parte –y tal como sucedió en años anteriores-, se armó un “roperito comunitario” con prendas donadas en su mayoría por allegados a la universidad (personal docente y trabajadores no docentes). Allí se acumula una importante cantidad para entregar a los chicos que requieran recambio de calzado e indumentaria. Y el remanente es entregado a las instituciones barriales que participan del programa.

 

La historia

El programa se inició en 2000, apenas tres años después de la creación de la UNLa. La idea de su creación fue de la propia rectora de la Universidad, Ana Jaramillo y es llevado adelante por la Dirección de Deportes y Recreación de la UNLa, dependiente de la Secretaría de Bienestar Universitario.

 

La edición 2021, debido al contexto epidemiológico, fue la única vez en la historia que el programa no se realizó de forma presencial, pero de todas formas se les hizo llegar a todas las instituciones barriales el 100% de los insumos alimenticios, recreativos y educativos. Se realizaron manuales lúdicos y videos explicativos para que los niños y las niñas se diviertan y aprendan de igual manera. A pesar de las dificultades, tuvo un buen impacto para quienes pudieron disfrutarlo.

 

Además de la recreación y la formación, el anhelo de la UNLa es que los niños vean a la Universidad como algo cercano, un sitio que resulte ser disparador de sus aspiraciones. En ese sentido, chicos que alguna vez transitaron el Programa de Verano, hoy como adultos, son estudiantes de diferentes carreras de la Universidad. Tan posible como soñar, y como transformar los sueños en un proyecto de vida. En definitiva, de eso de trata.

 

“No concebimos enero sin el programa, ni el año sin tener articulación con instituciones barriales. El 100% de los que trabajamos en la UNLa estamos comprometidos con el proyecto institucional, con los valores y con lo que difundimos desde la universidad”, explica Juan Loiseau, director de Deportes y Recreación de la UNLa.

 

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