En la versión digital de “Clarín” publicada en el día de ayer aparece la noticia que, en la Sala de Reuniones del Bloque de Senadores Nacionales de la UCR, fue colocada la foto del Presidente de la República en el mismo sector y a continuación de las correspondientes a los cinco Presidentes de la Nación propuestos por el radicalismo y muy próxima a ellas. La noticia está ilustrada con una fotografía que demuestra la ubicación del conjunto  y la escasa distancia que separa la foto del último Presidente radical, de aquella que corresponde a Mauricio Macri. El artículo concluye con un  interrogante sugestivo y hasta irónico: “¿Que se rompa pero que no se doble?”.

Los que decidieron o autorizaron la colocación de la fotografía del actual Presidente de la República en la forma en que lo hicieron, pueden sostener que en cualquier oficina del Estado se coloca siempre la foto del Presidente actual. Pero resulta evidente que la ubicación de los cuadros revela la intención de sugerir que los seis Presidentes son más o menos lo mismo o que al menos, los relaciona algún tipo –indeterminado- de vinculación conceptual.

En realidad, los Presidentes radicales se diferencian de Macri por sus orígenes, su formación, sus pensamientos, sus trayectorias y sus actitudes. Basta un ejemplo: ninguno de ellos aceptó que los integrantes de sus gabinetes expusieran el “conflicto de intereses” que afecta al  actual. El aporte  que la UCR puede realizar a la coalición que integra será positivo en la medida que preserve su espacio de cobertura social, sus principios, su identidad y la coherencia de su pensamiento.

El radicalismo permanecerá  en “Cambiemos”, teniendo en cuenta el definitorio desafío electoral que habrá que afrontar en 2019. Pero una actitud especulativa y despersonalizada se parece a una claudicación que no es  aceptable.  La sumisión no es el camino más digno para convocar y movilizar a los radicales.

Avellaneda, 24 de Abril de 2018.