La política de Nicolás Avellaneda fue pacificadora
Patricio Avellaneda, bisnieto del ex Presidente argentino.
El próximo viernes 25 de noviembre a las 12 horas se realizará un homenaje al Dr. Nicolás Avellaneda en la Plaza Alsina, organizado por el Instituto Histórico y el Municipio, al cumplirse el 126 aniversario de su fallecimiento.
El 5 de abril de 1877, siendo el aniversario de la Batalla de Maipú y con la idea de promover la repatriación de los restos del General José de San Martín, el presidente de los argentinos, Dr. Nicolás Avellaneda, se dirigió a su gloriosa nación:
“Los pueblos que olvidan sus tradiciones, pierden la conciencia de sus destinos, y los que se apoyan sobre sus tumbas gloriosas, son los que mejor preparan el porvenir”.
La frase de don Nicolás quedó inmortalizada como una “invocación de gratitud que la posteridad debe a sus benefactores” y fue citada con orgullo por su bisnieto, Patricio Ignacio Avellaneda, en las vísperas de la conmemoración del 126º aniversario del fallecimiento del prócer, patrono de nuestra ciudad.
“Esta historia viene desde antes de 1682, que es cuando los Avellaneda llegan por primera vez a Catamarca, desde el Alto Perú. Nunca supimos bien por qué vinieron para acá, lo cierto es que el primer Gobernador de Catamarca fue Avellaneda Itula”, contó Patricio Avellaneda, a modo de introducción, apelando a su buena memoria y al fervor que siempre le inspiró llevar ese histórico apellido.
“En general los parientes son renuentes a ir a los actos o a hablar de Avellaneda, pero no es mi caso”, sostuvo Patricio, que de chico asistió siempre a los actos conmemorativos del nacimiento (3 de octubre de 1837) y la muerte (25 de noviembre de1885) de nuestro patrono, de la mano de su padre Julio.
Apasionado de la historia argentina y fanático del legado de su bisabuelo, Patricio Ignacio, que ha leído mucho a lo largo de sus jóvenes 63 años de edad, está convencido de que Nicolás Avellaneda es “un gran olvidado” en muchos aspectos.
“Uno habla de la campaña al desierto o lee algo al respecto y el nombre que se asocia de inmediato es el de Julio Argentino Roca. Pero la realidad es que la Campaña al desierto es obra de Avellaneda durante su presidencia, teniéndolo a Roca como su ministro de guerra, que había reemplazado al fallecido Adolfo Alsina”, afirmó el descendiente del ex-presidente.
“Y en la presidencia de (Domingo Faustino) Sarmiento, Avellaneda fue Ministro de educación -en realidad el ministerio era de Justicia e Instrucción Pública- durante 5 años. Es justo reconocerlo, Sarmiento fue el educador de América. Pero lo tuvo al lado, del brazo derecho a Nicolás Avellaneda, y eso es algo que nadie lo menciona jamás”, agregó Patricio.
Conocedor de cada detalle de la vida de su glorioso ancestro, Avellaneda repasó que Don Nicolás debió, siendo un niño, exiliarse con su madre, Doña Dolores Silva y Zavaleta, a Bolivia, luego de que su padre fuera degollado por un lugarteniente de Juan Manuel de Rosas; y que tan sangriento suceso marcó luego su función como estadista. “La política de Avellaneda, pacificadora, se debe a la pronta muerte de su padre, Marco Avellaneda, “el mártir de Metán”, durante la tiranía de Rosas”.
La historia continuaría en su adolescencia cuando viajó a Córdoba para estudiar la carrera de Derecho que no concluyó. Patricio apuntó que “como la media beca que le habían asignado no alcanzaba para pagar sus estudios, le había solicitado al Director de la universidad trabajar como preceptor. y éste, aunque se negó al principio, terminó por aceptarlo como bedel. No entendía por qué un chico de 15 años quería trabajar, pero el joven aducía que las desgracias hacen precoces a los hombres”.
Fue a fines de 1857 que Nicolás Avellaneda se trasladó a Buenos Aires y al poco tiempo se inició como periodista en periódico El Nacional. “Allí, a los 23 años, se manda una editorial en contra de la política de Bartolomé Mitre, y Mitre le cierra el diario, diciéndole que se dedique como un hijo al que le ha quitado un arma de las manos”, detalló la anécdota Patricio, de cómo comenzaron las divisiones con el por entonces gobernador de Buenos Aires.
Más tarde, Nicolás Avellaneda empezaría su carrera política. Luego de ser electo diputado, debió abandonar la banca para asumir como Ministro de Gobierno de Alsina. “El trampolín a la presidencia tuvo que ver con su estrecha amistad con Sarmiento. Desde Washington, Sarmiento -que estaba como embajador- le escribía: con personas como usted, el país está salvado”, rememoró Patricio, con estricta fidelidad de los hechos.
Una gestión inolvidable
A lo largo de la charla, Patricio Avellaneda no se cansa de resaltar los logros de su bisabuelo, que aunque falleció a los 48 años de edad “tenía tiempo para todo”.
Cuando fue rector de la Universidad de Buenos Aires, después de haber sido Presidente de la Argentina, Avellaneda dijo que ese había sido el puesto más importante que había tenido en su vida. “Eso demuestra la clase de persona que era”, destacó su bisnieto, que en los últimos años se ha dedicado al negocio inmobiliario.
“Fue ministro de gobierno de Alsina, ministro de educación de sarmiento, presidente de la Nación, Rector de la Universidad de Buenos Aires, periodista, Diputado, Senador… era algo increíble”, enumeró Avellaneda, al tiempo que comentó que don Nicolás bromeaba con sus amigos diciéndoles: vida es lo que tengo, lo que me falta es salud.
Sin dudas, Nicolás Avellaneda fue el gran promotor de la inmigración, la universidad pública y la federalización de Buenos Aires.
“Avellaneda se cansó de editar leyes de amnistía. cuando asumió se decía que las elecciones habían sido fraudulentas. Mitre va preso, y es condenado a muerte por el código militar que él mismo había firmado. Pero cuando le llevaron el decreto a Avellaneda, para firmar el fusilamiento, lo rompe en mil pedazos diciendo que el general que había triunfado en tantas batallas no podía morir, y luego de dos años lo perdona y le devuelve el grado militar”, destacó el descendiente del ex-presidente.
“Está la ley 947, del año 1878, cuando el país atravesaba una crisis económica que venía de la época de la guerra con el Paraguay. En el congreso se discutió mucho el proyecto porque no había plata. Finalmente se lo aprueban, y así arranca Roca con la campaña al desierto que fue exitosa, pero arrancó durante el gobierno de Avellaneda”, añadió.
“Lo mismo la ley 817 de inmigración. Nadie la recuerda, pero gracias a eso, creo que la mayoría de los argentinos venimos de algún inmigrante”, afirmó.
Pero había que mirar para adelante”, prosiguió relatando Patricio, “y un tema que lo tuvo sin dormir durante toda la presidencia fue el tema de las cuentas públicas saneadas. Él recibió de Sarmiento un verdadero agujero negro. Y entonces bajó los sueldos públicos, empezando por él y sus ministros. Achicó la administración pública, con lo cual, tuvo serios problemas y sus primeros 4 años de gobierno fueron terribles”.
Entre las anécdotas más nefastas, Patricio Ignacio aseguró que “un 4 de julio, saliendo de la embajada de Estados Unidos lo apedrearon y el frente de su casa de la calle Moreno fue baleada”.
“No existía todavía la Capital Federal y el Gobernador de buenos aires decía que Avellaneda era un huésped en la ciudad. Pero Avellaneda se callaba y seguía adelante”.
Casado con Elena hace 28 años, Patricio continuó extendiendo su honorable apellido y tuvo tres hijos: los mellizos Patricio (abogado) y Verónica (arquitecta) y por último Nicolás, quien posiblemente se reciba de médico el año próximo.
Este 25 de noviembre, como cada año, Patricio Avellaneda pretende homenajear una vez más a su bisabuelo: “Le pedí una magnolia a un amigo tucumano, para plantar en la Plaza Alsina, como la que alguna vez le tocó inaugurar en un acto al propio Nicolás Avellaneda, durante le gobierno de Sarmiento, cuya planta aún subsiste en el parque tres de febrero, a la entrada del parque japonés, ahí en Palermo”.