La pérdida de autoestima, un camino para encontrarla y reconstruirla

Escribe la Lic. Andrea Fabiana Varela Seivane.

La autoestima es un proceso que se construye desde la niñez y está relacionado en gran medida con la relación que hayamos tenido en la niñez con los adultos significativos de nuestra vida. En la niñez establecemos relaciones con los adultos que son muy importantes para nuestras vidas, de manera esencial estas relaciones se dan en primer lugar con la madre y el padre, y también con algunos otros adultos significativos, ellos son los que se convierten en nuestros centinelas y ellos son quienes propician la estimulación de nuestra confianza y nuestro respeto propio.

Tanto el respeto propio como la confianza, son construcciones emocionales que nos van a facilitar la posibilidad de darnos una valoración, y esta valoración se va a traducir a lo largo de la vida en el modo en que vamos a querernos a nosotros mismos y a las personas que nos rodean. Cuando el ser humano vivencia la aceptación completa de sus pensamientos y de sus sentimientos, pasa por una experiencia que le hace reconocer el importante valor que tiene su existencia, su lugar en el mundo, y a su vez también está reconociendo que sus propias características que conforman su personalidad, son las que lo hacen ser independientes, distintos de las demás personas y valiosos, sin sentir la necesidad de desear que esas características personales fueran otras. Cuando existe la pérdida de autoestima en una persona, surge un problema, ya que en general la falta de autoestima lleva a que la persona se retraiga, se inhiba en casi todas sus funciones, comience a aislarse socialmente, y comience un camino largo y en silencio de desdicha.

Es posible recuperar la autoestima, y también es posible construirla si la persona siente que nunca tuvo autoestima, o amor propio, y para que el camino de construcción de la autoestima pueda producirse, es necesario conocer en que medida se propicia, y para lograrlo es necesario crear un atmósfera en el entorno de seguridad donde el cimiento principal esté constituido por el amor, por la aceptación y por el respeto. Si pretendemos crecer en nuestro interior, las personas tenemos que saber que dependemos en gran parte de nuestro entorno, y por lo tanto si pretendemos desarrollar nuestra autoestima, va a ser indispensable tratar de conocer cuales de nuestras conductas con las demás personas, favorecen, suprimen o perjudican la formación de nuestra confianza, ya que no podemos esperar de los demás que sigan nuestras reglas y respondan a nuestras expectativas, sino que tenemos que lograr quererlos aceptándolos tal cual son sin tener en cuenta como piensan, sienten o se comportan. La autoestima también es saber respetar a las demás personas en sus decisiones acerca de por que caminos y lugares quieren llevar acabo sus vidas, y también la autoestima es que a esas mismas personas podamos hacerles ver cuando esas decisiones que toman nos parezcan equivocadas por que no nos parecen correctas, siempre teniendo en cuenta no impedir que intenten llevarlas a cabo, así, al mismo tiempo estaremos poniendo en práctica la valoración de nuestra propia autoestima. No debería ser un inconveniente que entre distintas personas existan diferentes ideas u opiniones, y de ser así, lo que se produciría sería el no arribo a la unanimidad en una decisión conjunta con la consiguiente inmovilidad y rigidez de esta postura, por lo tanto lo importante para que todas las personas se sientan valoradas, sería encontrar la armonía en la toma de decisiones en conjunto teniendo siempre en cuenta la flexibilidad y el acomodo de las circunstancias.

Cuando alcanzamos el respeto propio comenzamos a hacernos responsables, comenzamos a aceptar nuestras decisiones, comenzamos a escuchar nuestros deseos y estamos preparados para atender a nuestras necesidades, y cuando nos sentimos respetados por nuestra dignidad como seres humanos, ganamos confianza. Para posibilitar la autoestima es nosotros mismos se hace sumamente necesario comprometerse con las demás personas, no olvidando nunca que las otras personas son precisamente seres humanos independientes y distintos de nosotros mismos, y si además podemos demostrar a las otras personas una coherencia entre lo que decimos, lo que pensamos y lo que hacemos, si podemos demostrar que podemos amar, aceptar y respetar al otro, que podemos motivar al otro a que se responsabilice en la toma de sus propias decisiones, estaremos ayudando a construir no solamente la autoestima de aquellos que nos rodean, sino además estaremos favoreciendo el crecimiento de nuestra propia autoestima.

Licenciada en Psicología
Andrea Fabiana Varela Seivane
MN 34156
Consultas al 4205-0549 155-143-6241

noticias relacionadas