La palmera no es un árbol

Escribe Claudio Penso, especialista en impulsar procesos de cambio y crecimiento.

Tiene el porte de un árbol, un tronco, ramas, hojas. Cualquiera puede  treparse hasta la copa. Sin embargo la palmera no es un árbol.

 
No posee un verdadero tronco de madera sino un tallo de fibra llamado estípite. Si éste engorda es porque las hojas caen.

 
La palmera es una hierba gigante desde la concepción botánica. Las que crecen en los Andes poseen los estípites más altos del mundo, entre 40 y 60 metros de altura. Algunas especies chilenas miden más de un metro de diámetro.

 
Tiene la semilla más grande del mundo vegetal: la de la palmera de las islas Maldivas pesa 12 kg.

 
Cuando son adultas florecen, pero no todas alcanzan la madurez al mismo tiempo. Unas lo hacen a los 3 años, otras a los 30 y otras a los 80. Son muy longevas y se han encontrado especies con más de 1500 años.  Por su característica de «hierba resistente», su presencia fue muy abundante y también su explotación. Está considerado el segundo grupo vegetal en importancia económica del mundo.

 
Otra característica que la hace única es que crece más cuando se ve apretada (Palma Sub Pondere Crescit), la palma crece bajo su peso, es una cualidad singular de su fortaleza.

 
Algunos hombres tienen una esencia similar a las palmeras, se edifican frente a sus desafíos y se yerguen flexibles, con la fortaleza de la fibra. Como las hojas que se desprenden, tienen sus batallas perdidas, de este desprendimiento proviene su desarrollo. La simiente es su alma y tiene consistencia, crece cuando se ve acuciado por el peso. Y quizá es una causalidad que algunos de esos seres especiales, están en los desiertos, porque justo ahí, son un oasis para muchos.
Claudio Penso

claudio@claudiopenso.com

 

 

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