La Orquesta Municipal de Tango, un clásico de la cultura que trasciende las fronteras de Avellaneda
Fue creada hace 28 años y su primer director fue el Maestro Héctor Mele.
La orquesta Municipal de Tango fue creada a mediados de los años 80, durante la administración del intendente Luis Sagol, siendo el 17 de mayo de 1985 la fecha que quedará en la historia como la del debut oficial.
Bajo la batuta del maestro Héctor Mele, el nuevo elenco de la Municipalidad trascendió las fronteras de Avellaneda y no solo llevó su música a las instituciones del distrito, sino que además recorrió municipios vecinos y ciudades de todo el país, llevando su música a los escenarios más importantes.
Entre ellos, se destacan sus presentaciones en el Teatro Nacional Cervantes, en las diversas Salas del Centro Cultural San Martín, en La Casa del Teatro, La Casa del Tango, el Teatro Podesta de La Plata, el Teatro Payró de Banfield y el Complejo La Plaza.
En el año del debut, ofreció a la comunidad la obra escrita por Horacio Ramos, denominada «Riachuelo al Sur», mientras que al año siguiente puso en escena «Cien años de tango», un espectáculo que narraba la historia de la música ciudadana.
«La orquesta arrancó muy fuerte, con muy buenos valores, excelentes violinistas y solistas muy buenos», aseguró su actual director, Diego Lerendegui, quien tras su paso por la Orquesta Sinfónica de Avellaneda desembarcó a fines de los 90 en la de Tango.
«Al principio tuvo una etapa en la que contaban hasta con batería y hacían cosas muy buenas, como sainetes. Después cambió a un estilo más de concierto, más tradicional», remarcó el actual conductor de la Orquesta al recordar los comienzos.
Con el paso de los años, la Orquesta fue cambiando músicos y modificando la cantidad de integrantes. «Cambiaron músicos porque algunos se fueron yendo y otras veces hubo reducción de planta. La Orquesta de Avellaneda tiene una función social, es parte de una política cultural y sufre también los avatares del país», comentó Lerendegui.
En ese sentido, aseguró que fueron viendo como en todos los géneros musicales se daba una reducción de público «porque la televisión fue copando espacio y no iba gente a las funciones».
«La orquesta también está ligada a la política de turno y a la posibilidad o no de crear público -sostuvo- hubo una etapa donde la Orquesta era muy reconocida y trabajaba en todos lados, en el Roma, en Racing, en Independiente, en Centro de Jubilados».
Consultado sobre la diferencia entre tocar en un teatro y en una institución, Diego Lerendegui aseguró que «es enorme» porque en una sala «el público está escuchando y tu concentración y la posibilidad de conmover a la gente pasa por un grado más íntimo».
«Si estás en una institución la gente vive el fenómeno de otra manera, quizá está comiendo o bailando, entonces el repertorio tiene que ser más popular porque no están predispuestos a escuchar algo nuevo o muy íntimo», remarcó.
Con el comienzo del nuevo siglo, la Orquesta de Tango se alejó un poco de las entidades intermedias y, por ende, de la gente.
«A partir de 2000, tuvo un bajón porque no se trabajó codo a codo con las instituciones, como los hospitales, centros de jubilados, mi sensación es que se cerró un poco más -sostuvo Lerendegui- eran momentos de otras prioridades, el país estaba en una crisis muy grande».
Ya en 2010, el maestro Diego Lerendegui asumió la conducción de la Orquesta Municipal de Tango, tras la jubilación de Héctor Mele.
«Yo ya conocía a varios colegas de la orquesta y a su director, porque estando en la Sinfónica iba a hacer reemplazos a la de Tango. Héctor Mele fue el alma mater de la Orquesta y si yo estoy acá es gracias a él que la fundó y le dio un estilo y personalidad», afirmó Lerendegui al referirse a su antecesor.
Sin embargo, más allá del respeto por su colega, Diego Lerendegui empezó a darle a la formación su impronta personal. A diferencia de Mele, que se volcaba más a lo relacionado con el concierto, el nuevo director se inclina a una música más popular y, dentro de la filosofía tanguera, a no abandonar nunca el concepto de «bailable».
«Esto tiene que ver con que es muy difícil conmover sólo con el tango a un público que se acerca a ver una espectáculo masivo. Es un lenguaje cerrado y por ahí la ayuda de una batería o de un cancionero más conocido hace que la gente disfrute más» explicó Lerendegui.
«Me gustaría convertirla en una Orquesta de Tango y de Música Popular, pero es un proceso que para mi se tiene que dar en el marco de los hechos», afirmó.
«No tiene mucho sentido que yo escriba un repertorio nuevo y que salgamos a tocarlo -añadió- estoy esperando que esto se dé naturalmente».
En ese sentido, remarcó que la orquesta está dispuesta a brindar conciertos con diversos artistas, como lo hizo con la joven cantante de Wilde, Antonela Cirillo, para que después ese nuevo repertorio vaya quedando en la Orquesta.
Finalmente, Diego Lerendegui le comentó a La Ciudad que hay varios proyectos en carpeta para este año, que incluyen una presentación con el Maestro Osvaldo Piro y otra con Marcelo San Juan, quien se acercaría para cantar con la Orquesta.
Además, continúan con su programación mensual, que abarca funciones didácticas gratuitas en el Teatro Roma y presentaciones en hospitales e instituciones de bien público, para devolverle a la comunidad lo que ésta le brinda.
«No es viable ni bueno defender la participación de la orquesta desde el punto de vista económico porque el tango es más que eso, es una identidad nacional y eso lo tiene que sostener el pueblo con sus impuestos. Por ese motivo, y siendo un orquesta que es fácil de trasladar, es ideal para llevar la música a la comunidad y devolverle su aporte», concluyó Lerendegui.
«El artista tiene que apostar al arte»
Diego Lerendegui aseguró que estar al frente de la Orquesta Municipal de Tango es muy diferente a ser uno de sus integrantes, porque las responsabilidades crecen en forma considerable y no solo desde lo musical.
«Uno es más conductor que director, porque no hay que manejar solo la música, sino conducir las voluntades individuales, la imagen de la orquesta, las condiciones de trabajo y resolver cuestiones relacionadas con la tarea, que van desde ensayar hasta sonar bien en un concierto, pasando por la disciplina, los horarios y la elección de repertorio», explicó.
«Si uno estuviera en una institución de música clásica, el director puede tener un rol mucho más musical porque hay una programación mucho más férrea -agregó- pero en la orquesta de tango uno tiene que estar pensando en muchas más cosas».
«El artista tiene que apostar al arte, sobre todo si se dedica al tango -comentó- porque que si uno hace una música que es artística, tiene que hacer algo que conmueva a la gente».
«En ese sentido hay momentos históricos que son bisagra y donde uno puede dar el salto o no. Pero para cuando llega ese momento, uno tiene que estar preparado, la orquesta concentrada y el sonido salir bien», puntualizó Lerendegui.
Diego Lerendegui, un músico de trayectoria
El actual director y arreglador de la Orquesta Municipal de Tango, Diego Lerendegui, integra además como violinista el sexteto típico «Ojos de Tango», dirigido por Analía Goldberg.
Como autor, compuso la banda de sonido del largometraje «Donde cae el sol» (2002), protagonizado por Alfonso de Grazia, y varios tangos instrumentales, entre ellos «Estación Paternal» grabado por Color Tango.
Además de integrar en su momento la Orquesta Juvenil de Radio Nacional y la Sinfónica de Avellaneda, Lerendegui fue parte de la Orquesta estable del Teatro Colón.
En su rol de músico popular, fue parte de la Orquesta típica de Osvaldo Pugliese desde 1983 y hasta el fallecimiento del Maestro. Con él, grabó cinco CDs, realizó actuaciones en radio, televisión, cine y teatros, y giras por América, Europa y Japón.
Entre 1988 y 1991, dirigió los ensayos de la orquesta femenina de tangos «Papirusas» y escribió los arreglos que interpretó dicha agrupación con la cual ganó el premio «Carlos Gardel» en el rubro revelación de Tango 1989.
Además, entre 1995 y 2009 fue miembro de Orquesta Color Tango (dirigida por Roberto Álvarez) con la cual grabó siete placas y realizó giras por Estados Unidos, Colombia, Uruguay, Chile, Noruega, Suecia, Italia, Alemania, Japón y Holanda.
Integrantes
Violines: Fernando Rodríguez, Emilio Pagano, Kaori Masuda
Viola: Nacho Gobbi
Violonchelo: Aldo Tenreyro
Contrabajo: Manuel Gómez
Bandoneones: Agustín Pirolo, Eleonora Ferreyra, Julia Peralta
Piano: Federico Pérez
Flauta: Daniel González Gossner
Guitarra: Pablo Cartageno, María Laura Santomil
Voz: Juan Vivas
Dirección y arreglos: Diego Lerendegui