La inteligencia artificial no puede cambiar la relación médico-paciente

Hoy en día existen muchas aplicaciones y teléfonos inteligentes que permiten a los pacientes conocer diversos aspectos de su salud. El Dr. Sebastián Obregón del Hospital Universitario Austral explica los pro y contras de estas nuevas tecnologías.

 

La relación médico-paciente actualmente está basada en la visita al consultorio. Sin embargo, la evolución de la Telemedicina y las tecnologías actuales sobre salud permiten traspasar esas barreras. Tanto las aplicaciones de los celulares como los smartwatchs funcionan con sensores que por ejemplo detectan los movimientos (podómetro) o los cambios de pulso (ritmo cardíaco). Además, cuando la persona incorpora sus datos antropométricos (peso, altura, edad, género), el sistema calcula otros aspectos como las calorías que gasta cuando realiza actividad física.

El Dr. Sebastián Obregón, Jefe del Centro de Hipertensión Arterial del Hospital Universitario Austral, explicó que “la relación médico-paciente es lo único que la inteligencia artificial (IA) no puede cambiar o reemplazar porque el paciente necesita la palabra y la contención emocional del médico para su beneficio” (la IA no puede tomar la mano de la persona necesitada y confortarla). Y agregó: “Pero hay muchos procesos que son estandarizados en medicina que no van a necesitar que se den en el ámbito de la consulta médica profesional. Por eso, es que están surgiendo las consultas médicas virtuales o por video conferencia, porque hay una gran cantidad de procesos en donde no es necesaria la interacción frente a frente en forma presencial”.

El modelo de atención médica está transformándose. Se llama medicina episódica a la consulta que realiza el paciente en un momento determinado dentro del consultorio y frente al médico, quien realiza una evaluación y tratamiento, la cual se da en forma periódica. El concepto de medicina continua irrumpe en esta modalidad porque permite obtener el dato biológico en forma constante. “Estas aplicaciones brindan información real y tangible que permiten a los pacientes que están en una situación de riesgo, acceder rápidamente a un mayor nivel de alarma o alerta, en vez de sólo depender de los síntomas que tengan, del control esporádico o de que justo la consulta haya sido cuando comienza el problema”, aseguró el Dr. Obregón.

Muchos pacientes necesitan un seguimiento específico y control de diversos factores como la frecuencia cardiaca o la presión arterial, y deben asistir de forma frecuente a la consulta para detectar posibles cambios y ajustar su tratamiento. “Eso no va a ser necesario si tenemos una medición continua para ese tipo de pacientes. Además, vamos a poder detectar los problemas en sus comienzos, como por ejemplo infartos o ACV, casos en que el tiempo es ultra crítico. Estas tecnologías mejoran la seguridad del tratamiento y, a su vez, ahorran tiempo y recursos”, detalló el especialista.

De todas maneras, frente a las nuevas tecnologías se plantean también algunos interrogantes. “Hay muchos dilemas éticos, como la privacidad de la información que almacenan las aplicaciones, los datos propios a los que puede acceder el mismo paciente, el acceso equitativo a los dispositivos y también la variación en la calidad de los resultados que se pueden obtener con distintos productos. Se deben evaluar los pro y contras de todas las tecnologías que aparezcan por la posibilidad que alguna genere, en un futuro, una repercusión en la salud y la calidad de vida de las personas”, explicó el Dr. Obregón.

 

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