La Iglesia reclamó a los dirigentes políticas para «pacificar» a los argentinos

Los obispos que participan en la 98º asamblea plenaria de la Conferencia Episcopal Argentina citaron como ejemplo el Tratado de Paz y Amistad celebrado entre la Argentina y Chile hace 25 años y advirtieron sobre «la obligación de solucionar siempre todas sus controversias por medios pacíficos».

Los obispos que participan de la 98° asamblea plenaria de la Conferencia Episcopal Argentina, que se desarrolla en la casa de ejercicios El Cenáculo de Pilar, emitieron un documento relacionado con el próximo aniversario del Tratado de Paz y Amistad celebrado entre la Argentina y Chile hace 25 años.
Allí, exhortaron a los dirigentes y sectores sociales a tomar como ejemplo «los principios» de aquel acuerdo internacional que selló la paz entre países que se consideran «hermanos».

«En vísperas del bicentenario, los principios que dieron origen al Tratado de Paz y Amistad entre la Argentina y Chile, que dispone «la obligación de solucionar siempre todas sus controversias por medios pacíficos», son inspiradores también en el presente para la conducta de los ciudadanos y de los diversos sectores sociales, y para las políticas que han de adoptar las autoridades a fin de cohesionar y pacificar al pueblo argentino, y celebrar con verdadera alegría el próximo jubileo de la patria», expresaron en el comunicado.

La Conferencia Episcopal Argentina, que preside el cardenal Jorge Bergoglio, recordó los 25 años del Tratado de Paz y Amistad que evitó «la demencia de la guerra» entre la Argentina y Chile, aniversario próximo a celebrarse con una audiencia conjunta del papa Benedicto XVI con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y su par chilena Michelle Bachelet.

Tras agradecer «la audacia» de Juan Pablo II que apenas iniciado su pontificado asumió la tarea de mediador enviando al cardenal Antonio Samoré, hicieron memoria de los obispos chilenos y argentinos de aquella época, especialmente del cardenal Raúl Primatesta, que «valorando el inestimable bien de la Paz, lograron con santa obstinación abrir el único camino que quedaba para preservarla: la mediación del Papa».

«Los argentinos y chilenos nunca agradeceremos suficientemente a Dios haber evitado la demencia de la guerra y mantenido el don de la paz. Puede ser que todavía no hayamos medido de manera cabal el abismo en el cual estuvimos a punto de caer. E incluso que no hayamos valorado en plenitud los amplios campos que se han abierto para la cooperación e integración de nuestros pueblos, y cuánto podemos aún beneficiarnos», subrayaron.

El Episcopado consideró que la mediación de Su santidad Juan Pablo II es «mucho más que una acción pacificadora entre dos países litigantes», sino «una fuente perenne de inspiración de alta política internacional», que el extinto Papa, quien el año próximo sería beatificado, resumió en dos principios: «Buscar las coincidencias antes que las divergencias» y «cooperar entre las naciones».

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