La esfera afectiva es el engranaje de la existencia humana

Escribe la Lic. Andrea Fabiana Varela Seivane.

La afectividad está en relación directa con todo lo que concierne a la esfera afectiva, que es la que constituye la principal maquinaria que impulsa la existencia humana.

La afectividad es la responsable de que la existencia humana tenga diferentes matices y cobre interés. El ser humano está conformado psíquicamente de tal manera que está apto para experimentar estados afectivos, que pueden ser agradables o desagradables.

Los estados afectivos están condicionados por la forma de reaccionar de cada ser humano frente a determinados estímulos, que proceden de variados estados de ánimo, estados de ánimo que oscilan entre los polos opuestos placer displacer, y alrededor de los cuales se manifiesta toda la afectividad.

Las oscilaciones entre lo que es agradable y lo que no es agradable, constituyen los diferentes matices que van marcando los altos y bajos en la vida espiritual de cada persona, así es que lo que da placer estimula, y lo que es desagradable deprime, y estos dos estados complementan en gran medida, la evolución psíquica del ser humano. Si estos altibajos afectivos no estuvieran presentes en el devenir psíquico de cada ser humano, el psiquismo de las personas sería completamente inoperante, carente de interés y carente de finalidad, puesto que el ser humano se muestra al mundo a partir de su afectividad, afectividad que lo condiciona, ya que la afectividad nace desde lo más profundo de la intimidad del ser humano.

En el origen de la vida, la afectividad se confunde con el instinto, porque la satisfacción o la no satisfacción de los instintos condicionan los estados afectivos que son placenteros o que no son placenteros en los primeros años de vida de la existencia humana.

Cuando las fuerzas instintivas son satisfechas, se produce la sedación de los impulsos, la relajación y la aparición de los estados afectivos placenteros, y cuando, por el contrario, las tendencias instintivas no son satisfechas, van en aumento la tensión impulsiva y la excitación, desencadenando la aparición de malestar y provocando estados afectivos no placenteros.

Los distintos estados afectivos, son modificaciones de diversa índole o intensidad, en el humor habitual de una persona. Los distintos estados afectivos, son las manifestaciones reactivas del humor, que son desencadenadas por los más diversos factores, que pueden ser factores psíquicos, factores físicos o factores sociales.

Las emociones forman parte de los estados afectivos, y son un cambio más o menos imprevisto, que se produce en el humor, o en el estado de ánimo habitual de una persona. Las emociones son motivadas por las más diversas y diferentes sensaciones que la sensoria percepción lleva al campo de la conciencia, o también las emociones son motivadas por las imágenes o por las ideas que surgen a la conciencia en un momento determinado.

Las emociones tienen una característica especial, y que son las más importantes, que consisten en que las emociones surgen en el humor, a la manera de una reacción brusca, y que además conllevan el agregado de una gran repercusión física y psíquica.

Las emociones poseen intensidad muy variable, y en ocasiones, consiguen motivar y dirigir la conducta que el ser humano va a manifestar diariamente en su vida cotidiana.

Las emociones básicas constituyen la forma más simple, la forma más firme y la forma más primitiva de reaccionar del ser humano dentro del campo de la afectividad, están íntimamente ligadas y en relación de directa dependencia del núcleo instintivo afectivo de la personalidad del ser humano, por ejemplo, el miedo, la cólera o el amor, son las emociones más básicas que experimenta el ser humano.

En general, el ser humano frente a un mundo que se le presente como amenazante, que sienta esa vivencia del mundo en un momento determinado como amenazante, va a sentir y va a experimentar que esa amenaza va a inundar toda su persona, y a partir de allí va a reaccionar con algún mecanismo que le permita seguir manteniendo su equilibrio y que le permita poder defenderse, por ejemplo, atacando o huyendo, o también sintiendo miedo o sintiendo cólera.

Los estados emocionales siempre inclinan el estado de ánimo hacia la alegría y la excitación, o hacia la tristeza y la depresión, y junto con la complejidad de otras emociones secundarias, hace que surjan múltiples combinaciones en las que no solamente intervienen los factores físicos y psíquicos, sino también los factores sociales.

Licenciada en Psicología
Andrea Fabiana Varela Seivane
MN 34156
Consultas al 4205-0549 155-143-6241

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