La Escuela Municipal de Danzas Clásicas abrió un nuevo ciclo lectivo en su flamante casa

Ahora es parte del Centro Cultural «Antonio Hugo Caruso»

La Escuela Municipal de Danzas Clásicas de la Municipalidad de Avellaneda, que desde el pasado diciembre lleva el nombre de su creadora y directora, Prof. Elena De la Serna, inauguró el nuevo ciclo lectivo en sus flamantes instalaciones ubicadas en el Centro Cultural «Antonio Hugo Caruso» de Palaá y España.

La anterior sede de la Escuela estaba en Montes de Oca 86 y contaba apenas con una dirección, un aula grande, otra más pequeña, un camarín y dos bañitos. «Ahora nos dieron un castillo», dijo la propia Elena De la Serna en diálogo con La Ciudad.

No es para menos. La nueva sede tiene un aula para teoría, una sala para guardar la escenografía y otra para el vestuario, porque se confeccionan su propia ropa. «Además tenemos tres aulas, una como las que tiene el Colón prácticamente, otras dos más chicas pero que son el triple de las que teníamos antes, una dirección, una sala para los maestros que era indispensable, con cocina y baño, y una amplia secretaría», agregó De la Serna.

Por ello, la directora de la Escuela se mostró agradecida a todos aquellos que hicieron posible concretar este sueño.

«La verdad que les debo una agradecimiento grandísimo al intendente Ing. Jorge Ferraresi, a toda la gente del municipio, al secretario de Cultura, pero especialmente al jefe comunal que dio la orden de que equipara la escuela como corresponde, incluso nos mandó televisores y computadoras», sostuvo.

«Después quería destacar el trabajo de los arquitectos a los que jorobé mucho, pero los quiero -agregó- ellos sabían lo que yo quería y lo interpretaron fielmente».

«También agradezco a Baldomero Álvarez de Olivera, quien fue el promotor  de esto, que después siguió maravillosamente el actual intendente. Yo tenía miedo porque a veces cuando llega alguien nuevo tira todo lo que hizo el anterior, pero no fue el caso de Ferraresi, quien continuó la iniciativa como una verdadera política de Estado», remarcó.

Consultada sobre sus sensaciones al ver que la escuela llevaba su nombre, aseguró que se enteró cuando inauguraron en lugar en diciembre, y que no solo le llamó «poderosamente la atención», sino que también «fue una gratificación maravillosa y una responsabilidad más grande de la que ya tenía».

Si bien Elena De la Serna remarcó que jamás pretendió que la escuela llevara su nombre, las autoridades comunales decidieron que así fuera porque ella fue su creadora y su directora desde 1984.

«Este es un trabajo de mucha responsabilidad porque uno tiene chicos chiquitos a cargo, con sus padres, y con adolescentes porque muchos que empiezan a los cuatro sigue durante la adolescencia, donde por lo general hay que motivarlos mucho», graficó la Directora.

Con respecto a los beneficios puntuales de esta nueva sede, más allá del haber ganado mucho más espacio, De La Serna aseguró que las alumnas «trabajan con más voluntad, el ballet viene todos los días y no se quieren ir; la gente nueva se entusiasma mucho más cuando ve el lugar, tanto chicos como padres, los maestros pueden trabajar más tranquilos y las clases pueden ser menos numerosas para aprender más».

En la vieja sede de Montes de Oca, la Escuela tenía turnos de hasta 35 alumnos, lo hacía con un esfuerzo muy grande para que la gente de Avellaneda no se privara de un establecimiento de calidad.

«Lo hacíamos porque cobrando una cooperadora de solo cuarenta pesos, y que no todos abonaban, los chicos podían acceder a nuestros docentes que son de Julio Bocca y del Argentino de La Plata -explicó De la Serna- como tenemos docentes de lujo me interesaba que sea accesible y tomar al alumnado».

Uno de los beneficios que trajo aparejado este nuevo espacio y la designación de más docentes es algo que desde hace mucho la propia directora soñaba para sus chicas.

«Yo les decía a las alumnas que están con nosotros desde hace siete años, que ya llegaría el momento en que podrían ensayar casi todos los días, porque una bailarina o una profesora de danzas tiene que practicar al menos siete horas diarias, mientras ellas solo venían dos veces por semana, dos horas», detalló De la Serna.

«Ahora van a tener todos los días clases de danzas clásicas -agregó- y con las horas que nos han dado para nuevos maestros implementaremos danzas contemporáneas, danzas españolas, que está dentro de la carrera y el taller de prepuntas que antes se abonaba aparte».

Compartir el Centro Cultural con otras entidades dedicadas al arte, también tiene un beneficio, no solo para los chicos, que pueden conocer otras disciplinas como fotografía o música, o recorrer algunas de las muestras que allí se organizan, sino para los padres que antes esperaban a sus hijos en la escalera o en la calle.

«También tenemos la Universidad y me parece una buena idea poder integrar todo. Seria maravilloso que los padres puedan esperar a los chicos en este ambiente, van a colocar bancos y la facultad puso una confitería. Esto es una maravilla, estoy muy feliz de trabajar acá», comentó.

Sus cursos y talleres
La escuela cuenta con cursos y talleres para todas las edades. Para los que tienen entre cuatro y siete años, existe el nivel «Iniciación a la Danza» que es una especie de jardín de infantes de este arte, porque se basa en una enseñanza lúdica y de movimiento, mezclados con la disciplina.

«Los chicos podrán aprender las posiciones de los brazos, pero no las de las piernas porque los podría deformar si lo hacen antes de los siete años de edad, recién ahí pasan a la carrera», explicó De la Serna.

La carrera consta de diez años, dos denominadas «preparatorias» y otras ocho «elementales». En caso de que alguna vez la escuela se jerarquice en cuanto al título y pase a ser un instituto terciario, los últimos tres años de esta segunda etapa pasarán a ser de «profesorado».

«Más allá que no se un terciario yo agregué esos años a los elementales porque en esa etapa se hacen las prácticas y son muy importantes». Con el título que damos como Escuela pueden dar clases en clubes, en municipios, incluso tenemos exalumnos que están trabajando en México, en Miami y en Barcelona, más otros cinco en el cuerpo de baile del Colón», afirmó la profesora.

Con respecto al aporte de esta disciplina a los más chiquitos, enumeró el beneficio de aprender a escuchar música clásica, conocer su cuerpo y prepararlo para un buen desarrollo, moverse en el espacio y mejorar la psicomotricidad.

«También vamos formando a los chicos para que aprendan a respetar a los demás, salimos a la comunidad con actividades solidarias, vamos a los hospitales y escuelas para que los otros chicos conozcan la disciplina», comentó.

Por otro lado, la profesora Elena De la Serna lamentó que ciertos prejuicios hagan que los padres no acerquen a los varones la danza, cuando es una actividad que les permite un gran desarrollo físico e intelectual.

«Nuestra sociedad, en ese sentido, está un poco atrasada, la gente no sabe disociar y piensa que la danza clásica hace personas gay, cuando en realidad, es que la persona gay elige a la danza clásica», explicó.

Por la falta de bailarines, cada vez que la Escuela de Danzas monta un espectáculo, la asociación cooperadota debe gastar dinero para contratar a alguien de afuera que interprete ciertos papeles.

Finalmente, Elena De la Serna explicó que el único requisito para anotarse es concurrir al establecimiento con el documento de identidad, tanto del chico como del mayor responsable.

Como ya cuenta con una matrícula de más de cuatrocientos alumnos, los que quieran pueden anotarse en lista de espera. Asimismo, sin límites de edad, la escuela brinda a la comunidad talleres abiertos de tango, salsa, merengue, hip hop, árabe, gimnasia postural y español, entre otros.

Inaki Urlezaga le puso el nombre de «Elena De la Serna» a la Escuela de Danzas»
Con la presencia del primer bailarín Inaki Urlezaga, el pasado 6 de abril se llevó a cabo el acto por el cual se le impuso el nombre de «Elena de la Serna» a la Escuela de Danzas Clásicas del municipio.

Durante el acto, el intendente Ing. Jorge Ferraresi resaltó la figura de De La Serna, al afirmar que «sus valores y su vocación por la enseñanza la convierten en un ejemplo».

En diálogo con la Ciudad, la propia Elena De la Serna contaba que cuando por el año 2001 su hija se fue a vivir a España por la falta de trabajo, lo que más le angustiaba era saber si su nieto iba a conocer quién era la abuela, que es algo muy común que siente gran parte de un generación que ve como sus descendientes hacen el camino inverso a sus padres o abuelos.  

«Mi hija me decía que ella le iba a contar, pero no es lo mismo que lo vea, para mi tiene mucho valor. Ahora con esto, que le han puesto mi nombre, ya el chico cuando venga va a decir mi abuela hizo algo en Avellaneda», afirmó emociona la directora de la Escuela de Danzas.

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