La entrada a la adolescencia, un cambio para los adolescentes y los padres

Escribe la Lic. Andrea Fabiana Varela Seivane.

Independizarse en la adolescencia implica un proceso evolutivo en el cual se adquieren porciones de autonomía que causan quiebres en relación con los padres.
Estos quiebres conllevan al choque generacional donde muchas veces resulta complejo y doloroso para los padres y para los adolescentes.

Cada persona es un ser único e irrepetible que para ser comprendido necesita de las personas más significativas en su vida, paciencia, escucha y atención.
En el adolescente se producen repentinamente cambios biológicos, psicológicos y sociales y esto suele provocar extrañeza en el adolescente y en su familia.
Desde lo físico, los rasgos infantiles dan lugar a cambios en las formas corporales, la maduración de las gónadas sexuales abre paso a las primeras menstruaciones en las chicas y a las primeras eyaculaciones en los chicos, provocando extrañeza en los adolescentes ya que se topan con un cuerpo extraño y tienen que acomodarse a un cuerpo casi adulto. Junto a la maduración sexual surge la atracción por el otro sexo, es un momento que se vive de manera contrariada y se percibe como un gran descubrimiento, con lo cual este descubrimiento de la sexualidad empuja a la exploración del placer que produce practicarla, a solas o en compañía.

Para los padres, la actividad sexual de sus hijos adolescentes es un problema fundamentalmente de riesgo, por miedo a enfermedades y al embarazo no deseado, y por su parte para muchos adolescentes el sexo es una aventura apasionante por la que merece la pena asumir ciertos riesgos, con lo cual se pone en evidencia la necesidad de establecer una educación sexual eficaz, ya que la prohibición drástica o la censura a las relaciones sexuales, propicia que las realicen con conciencia de culpa, que no soliciten la información necesaria y que corran riesgos perfectamente evitables, como las enfermedades contagiosas y el embarazo no deseado. Tanto educadores como padres debemos proporcionar a los adolescentes informaciones claras y completas, prevaleciendo la recomendación de un sexo consciente, responsable, seguro y placentero.

En el adolescente los pensamientos y las emociones son tan profusos que generan inseguridad, dudas y contradicciones, con lo cual sienten que no saben lo que quieren, y se consideran inestables en sus propios asuntos. En relación con las conductas visibles, es frecuente que reaccionen de manera obstinada llevando la contra en casi todas las discusiones, suelen hablar poco, y si lo hacen es ó susurrando ó a los gritos, estos aspectos contradictorios de la conducta evidencian el torbellino de sus pensamientos, emociones y del proceso evolutivo interno que están transitando en pos de arribar a una posición adulta.

Los adolescentes también necesitan sentirse autónomos y ser reconocidos como independientes en algunas cuestiones, y a la vez es frecuente que no se muestren responsables con sus estudios, con el orden de su habitación y con organizar sus gastos personales. Las dificultades surgen cuando los padres les dicen que si quieren hacer su vida y ser independientes que lo sean para todo, y cuando los adolescentes responden que el único problema es que no son comprendidos, y si bien los adultos también han sido adolescentes, las influencias del medio social han variado hace unas décadas, no existía Internet, las drogas y el alcohol no tenían un acceso tan libre, al sexo se despertaba más tardíamente, las familias clásicas eran lo normal, no había preservativos ni educación sexual para jóvenes, el trabajo abundaba, muy pocos viajaban en vacaciones y sólo iban a la Universidad unos pocos elegidos, quizás partiendo de esto podamos entender un poco mejor el mundo interior de los adolescentes, y podamos observarlos con más atención y escucharlos con paciencia, cercanía y cariño. Ahora, si bien se puede ceder en cosas para ellos importantes como la apariencia externa, gustos musicales, etc., no se puede perder de vista algo que es fundamental, el respeto a padres y hermanos, responsabilidad en sus tareas escolares y hogareñas, la salud, la seguridad personal, la alimentación y el descanso, porque la autoridad bien entendida, es ordenadora, es una referencia que les otorga certidumbres que alivian sus estados de duda y les sirven de orientación.

En resumen, si la actitud de los adultos con los adolescentes es conversar, escucharlos con interés, prestarles atención, observarlos, brindar afecto en los consentimientos y en la firmeza, informarse de cómo evolucionan sus sentimientos y emociones, su cuerpo y sus relaciones sociales, es muy probable que los adolescentes logren una serenidad que les permitirá percibir a la familia como un valor seguro.

Licenciada en Psicología
Andrea Fabiana Varela Seivane
MN 34156
Consultas al 4205-0549 155-143-6241

noticias relacionadas