La edad de la niñez es un período de dependencia activa

Escribe la Lic. Andrea Fabiana Varela Seivane.

La niñez es una situación de dependencia, y en la edad de la niñez existen características específicas, en términos de simbiosis, endogamia e identificación.

Es un período de dependencia activa, y se vuelca de manera masiva a una serie de actividades tanto para internalizar identificaciones en el niño como para proyectarlas desde el niño.

En la edad de la niñez domina una verticalidad jerárquica de la relación padres hijos. Desde el punto de vista grupal, la situación de dependencia del niño, se entiende de mejor manera si se considera a la familia como un sistema que consta a su vez de dos subsistemas, de manera horizontal, el subsistema de la pareja parental en relación de integración y, luego, el subsistema de los hermanos en relación de igualdad, así el sistema queda constituido en verticalidad jerárquica por padres e hijos. Dentro de esta situación, necesariamente cerrada durante un determinado período como estructura básica social, distinguimos las funciones de la madre, el padre y los hijos, y como sistema, los padres que en el subgrupo de pareja tienen una función integradora de esa pareja, estructuran ahora el marco de referencia de los hijos.

En esta verticalidad jerárquica no se puede negar la importancia predominante de los padres, ya que es una situación de subordinación que va constituyendo una dependencia afectiva, donde la familia nuclear, de base, es como el conjunto de la inclusión, donde el círculo pequeño es contenido y se define por el conjunto grande.

La dependencia del niño al grupo familiar, siempre que ese grupo familiar se constituya como familia estable emocionalmente, es necesaria, ya que acarrea seguridad y confianza, y es la condición necesaria y normal de la niñez, donde la dependencia en la subordinación a los padres, tiene la misma función de brindar seguridad básica.

También en la niñez predomina la dependencia en relación con la imagen materna, el niño que en el seno materno encontró seguridad vital por su directa ligazón umbilical a la madre, ahora requiere y necesita de la dependencia materna en función de la misma motivación básica de seguridad.

En la niñez también tiene una incidencia decidida, la presencia de otros en el grupo familiar, otros que tienen la misma función de hijos, es decir, el subgrupo de los hermanos. Los hermanos tienen una función socializadora en el período de la niñez, y se da sobre la base de igualdad. El sistema de los hermanos tiene su propia autonomía, con la supuesta supervisión y regulación por parte de los padres, y es necesario que posean autonomía, ya que los hermanos no son meros representantes de las expectativas y de los deseos de los padres, los hermanos tiene relaciones más espontáneas y desenvueltas, se rigen por normas propias y no funcionan necesariamente de acuerdo con el otro subsistema, el de los padres.

La autonomía del grupo de los hermanos, nos muestra la importancia de la función de los hermanos en base a la relación de igualdad, porque se lleva a cabo por una parte, un proceso importante de identificación, ya que un hermano se ve, se experimenta y se abre a sus posibilidades a partir del otro hermano, y por otra parte, se lleva a cabo un proceso de diferenciación que evita fusiones, por ejemplo, temor de ser como el hermano, y para los casos de familias con un solo hijo, estas funciones inconcientes van a realizarse de la misma manera con algún referente par del niño.

El grupo de pares, también es necesario para el desarrollo de la autonomía, ya que los niños como grupo, en algún punto contrarrestan el poder de los padres, se cohesionan, forman sus propias reglas, y surgen los valores en relación con la justicia, la honestidad, la lealtad y la igualdad.

Esta relación vertical, del niño con los padres, es la primera situación necesaria, donde se va a forjar la autonomía y creatividad en la vivencia intensiva del niño, y además se van a forjar los modelos que van a marcar la vida del adulto, así nacen los ideales de cada persona, encarnados en un primer momento en las personas más allegadas.

En lo sucesivo, el ser humano, buscará siempre la dependencia del medio, que, si no satisface la motivación básica de seguridad, va a responder con mecanismos defensivos, como por ejemplo, la agresión, de ahí es que este período infantil es sumamente importante para el forjamiento de la personalidad y estabilidad emocional del ser humano en la vida adulta.

Licenciada en Psicología Andrea Fabiana Varela Seivane
MN 34156
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