La Cooperadora del Hospital Fiorito puso en valor los relojes de la torre central

Son uno de los símbolos arquitectónicos y urbanos más emblemáticos del histórico edificio, construido en el año 1913. Fueron restaurados y conectados a un sistema eléctrico, con un controlador programable para que sigan funcionando en caso de cortes de energía.

La Asociación Cooperadora del Hospital Fiorito informó sobre los trabajos de puesta en valor de los emblemáticos relojes instalados en la torre central del histórico edificio del nosocomio.

«El Hospital Pedro Fiorito fue construido en el año 1913 y desde entonces es un hecho urbano muy importante, cuya torre del reloj ubicada en el coronamiento central siempre fue un punto fijo de reconocimiento ciudadano», explicó la presidenta de la Cooperadora, arquitecta Ana María Reyes. «Como hito, cumple con dos condiciones, una ser físicamente destacado y otra tener una carga simbólica importante que desempeña un papel significativo en la estructura física y en la mentalidad de la ciudad de Avellaneda», sostuvo.

«La Asociación Cooperadora del Hospital, desde el año 2000 ha tratado que el reloj mantenga su significado original, valorizándolo como patrimonio urbano y arquitectónico, se enfocó en su mantenimiento y conservación mediante la contratación de la empresa Serviclock, especializada en restauración de relojes monumentales», aseguró la arquitecta Reyes.

«Las tareas de restauración realizadas por la empresa, según lo describe uno de los titulares, el Sr. Alejandro Sfeir, comenzaron con la instalación de un fondo de vinilo autoadhesivo blanco sobre los vidrios, en reemplazo de la pintura blanca original, los que se fueron deteriorando progresivamente tras 12 años de exposición al sol», detalló la titular de la Cooperadora del Fiorito.

«En ese momento, los mecanismos de la máquina se hallaron mutilados, ya que se habían extraído las bobinas de accionamiento por pulsos y, en su lugar, se hallaron motores eléctricos del tipo sincrónicos, tecnología usada en la década del 60, instalando en aquel momento motores de accionamiento de 12 volts, elementos electrónicos de control y batería de respaldo».

«A comienzos de junio del corriente año se reemplazaron los cuadrantes de vidrio y vinilo, por nuevos cuadrantes de acrílico blanco símil opalina, siendo éste, el material actual que más se aproxima al efecto de la opalina original que tenían estos relojes de torre».

«Al mismo tiempo se verificó que dos de los motores de 12V de CC ya no funcionaban y que los otros dos, estaban desgastados y con mal pronóstico. Cada cara del reloj lleva un motor, por lo cual en esas condiciones sólo funcionaban dos cuadrantes».

«El problema de esos motores de baja, era que se ponen en marcha una vez por minuto, lo que significan 525.600 veces al año, poseen carbones o escobillas que se desgastan con el uso, y la bateria de respaldo necesita permanente mantenimiento».

«Debido al intenso desgaste se recurrió a la instalación de los de 220 volts directos, sin carbones, completando el sistema con un moderno controlador programable y se prescindió de la batería. El controlador inteligente trabaja en caso de corte de energía, reajustando la hora de forma automática al regresar el suministro electrico».

«Con esta puesta en valor del reloj, el Hospital como monumento histórico contribuye a que no se pierda la noción de patrimonio urbano y arquitectónico basándose precisamente en el reconocimeiento del valor de los hitos y en su conservación», concluyó la arquitecta Reyes.

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