Juego compulsivo: una enfermedad que puede tener graves consecuencias

En el Centro de Asistencia al Juego Compulsivo de Villa Domínico, ubicado en la Avenida Belgrano 4775, un grupo multidisciplinario lleva adelante una labor muy comprometida y destacable.

La ludopatía se considera un trastorno de la personalidad respecto al control de los impulsos, acompañado de un comportamiento disfuncional de algunos individuos en relación al juego, que suele afectar la vida personal y las relaciones tanto familiares como profesionales.

A raíz de esta problemática, el Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires viene desarrollando desde el año 2005 un programa de Asistencia al Juego Compulsivo, que consiste en una red de atención al juego patológico pública y gratuita, que tiene como objetivo primordial la contención y mejoría integral de las personas afectadas, la contención de la familia y el entorno que padece el juego compulsivo y la prevención del aumento de la incidencia de esta problemática.

En el Centro de Asistencia al Juego Compulsivo de Villa Domínico, ubicado en la Avenida Belgrano 4775, un grupo multidisciplinario lleva adelante una labor muy comprometida y destacable.

“Cuando un paciente se acerca, viene la persona, viene su historia, viene la problemática con el juego, viene la familia y lo que aparece es el jugador compulsivo. En algunos casos viene el jugador por su cuenta, aunque no son la mayoría de las veces. Pero en general viene el jugador con la familia, y a partir de algún límite que pone la familia. Por ejemplo, hay una gran conflictiva de pareja, porque la pareja dice hasta acá llegamos, si no hay un cambio nos separamos, suponte. O hay un conflicto a nivel laboral, por algún tipo de sustracción, y ahí el límite lo pone el trabajo”, dijo la Coordinadora del Centro Licenciada Norma Yegro, dando una idea general del contexto en el que toman contacto con sus pacientes.

“A veces viene la familia primero, y después lo hace el jugador”, prosiguió la psicóloga Yegro. “Nosotros trabajamos con el paciente, con el paciente y su familia y si no hay paciente, porque el jugador no tiene registro o conciencia de lo que está haciendo y quiere venir la familia, viene la familia. Aquí hay un grupo para la familia, y para acompañar y ayudar al jugador, para ver si podemos hacer que esta persona tome conciencia de que tiene un problema que es una enfermedad”.

En el Centro trabajan conjuntamente 6 profesionales (4 psicólogos, un psicólogo social y una psiquiatra) que atienden a grupos reducidos. El proceso comienza con entrevistas evaluativas, para saber si existen en el individuo “otros problemas de base, trastornos de personalidad, alguna comorbilidad, compulsiones en paralelo, como puede ser un trastorno de la alimentación añadido al juego y hay que ver cuál es el prioritario y discernir cuál es el tratamiento adecuado”, aclaró Yegro.

Por su parte, Gisel Castro, otra de las psicólogas que forma parte del equipo de trabajo, destacó la importancia del abordaje del tratamiento tanto en el jugador como en su entorno familiar.

“A veces es muy difícil involucrar a la familia en la problemática. Porque cuando llega un jugador porque algo le hizo un límite, una vez que se instala acá, es difícil traer a la familia. Sin embargo hay familiares que se acercan y que llegan desde la angustia, desde la desesperación por lo que les está pasando. Con mucho enojo, muchos reproches, que se suman a los mutuos reproches que se hacen los pacientes. Aquí se trata de contener, orientar y acotar esto del enojo, porque a su vez generan más compulsión e impulsividad”.

Norma explicó que “la patología del juego tiene que ver con una persona autodestructiva. Por más que el jugador sostenga en su fantasía que va a recuperar o que va a ir a ganar, porque de hecho en algunas oportunidades ganan, en la cadena o en el tiempo lo que se suman son pérdidas. Y hablamos de lo económico, de lo afectivo y de lo social. Cuando hay una recaída, aparece esta cuestión culposa de decir una vez más no lo pude sostener, no hago nada por los demás, reafirmo lo que los demás dicen de mí”.

“Nosotros siempre tratamos de que el paciente venga y pueda trabajar sobre esto. De hecho hay un grupo específico que trata las recaídas, donde se las considera a las mismas como parte del tratamiento”, aclaró Yegro y añadió. “En tanto pueda ser trabajada y elaborada la recaída, evitamos un retroceso. Y se trabaja desde este lugar para que el paciente sienta que no viene a ser juzgado ni criticado. Es decir, correr esta cuestión culpógena que en realidad lo que hace es paralizar al paciente. Y cuando se manifiesta de manera muy fuerte la idea de yo no voy a volver a jugar, lo que nosotros le devolvemos es que le creemos que están las ganas y que se va a poner el esfuerzo ahí, pero tratamos de que pueda pensar en algún momento en la posibilidad de que no es tan rígido. Porque si no, ése paciente es el de mayor riesgo en el caso de que recaiga”.

En tal sentido, ambas profesionales se refirieron a que, en el ludópata, el juego viene a ocupar un lugar que se espera sea transitorio. La ludopatía es básicamente un problema de descontrol, un trastorno del control de los impulsos en el que hay un desenfreno por jugar. El paciente se descontrola y esto lo excede. No tiene que ver con su voluntad ni está en el orden de lo conciente. Pero tiene que ver con su historia, con su vida, con su presente y de su núcleo. “Hay algo que está molestando, que le está doliendo, algo que el paciente no quiere ver. Muchas veces el juego viene como a taponar una situación de angustia, a producir una repetición en el punto de la pérdida”, definió Norma.

“Y es muy importante que (el paciente) siga viniendo aún después de una recaída para precisamente trabajar en ella. Para identificar situaciones, sentimientos previos a la recaída, para poder evitar una próxima”, recalcó Gisel.

Terapia vincular
En medio de una dinámica de extremos opuestos donde las cosas son blanco o negro y se definen a todo o nada, Norma Yegro rescata la importancia de la terapia vincular.

“Los vínculos aquí son fundamentales. Es muy difícil la toma de conciencia del paciente de su enfermedad y aunque se trabaja a lo largo de todo el tratamiento, el registro de la problemática es complejo también en la familia. Acá el trabajo es poder hacerle ver a esta persona (familiar) que en algo tiene que ver. Porque este sujeto vive en un núcleo familiar, donde los vínculos tienen mucho que ver. Y no se trata de buscar culpables. No es culpable uno o el otro. Se trata de revisar a veces qué es lo que sucede, qué es lo que ha pasado, qué cosas se pueden ir cambiando. Porque un cambio en la familia puede lograr un cambio en el paciente. Pero siempre siendo parte y no de una manera externa”, sostuvo.

Con respecto a las estadísticas, la diferencia entre hombres y mujeres que juegan compulsivamente es sumamente sutil. Y en cuanto a la franja de edad de los jugadores, el mayor porcentaje está dado en el rango de 40-50 años, mientras que en un segundo lugar, casi en igualdad, las edades predominantes son las que van desde los 30 a los 40 y 50 a 60 años, respectivamente. Fuera de esas franjas, las cifras disminuyen de manera considerable.

“Lo que hay que tener en cuenta es que la ludopatía es una enfermedad como cualquier otra y puede tener consecuencias graves. No sólo desde lo económico, sino desde la salud misma.»

«El juego es muy viejo y no hay nada mejor que estar inmerso en un problema como para no verlo. Es bueno que la gente se acerque y pida ayuda. Este tipo de problemas no se resuelven fácilmente y no se sale solo. Es necesaria la ayuda no sólo profesional. Puede ser también de un compañero de grupo, colaboradores, la familia. Uno solo no puede y termina alienado en su propio problema y generando un malestar mayor”, concluyó la Coordinadora de la institución.

Red de centros
El Centro de Villa Domínico forma parte de una red de 7 centros a lo largo de la provincia. (La Plata, Mar del Plata, Tandil, Vicente López, Pergamino y Morón, completan la lista.

Para comunicarse con el centro, puede llamar al teléfono 4353-4415 ó para más información visite la página del Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires: http://www.ms.gba.gov.ar/

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