Jorge Miragaya: 40 años de dedicación y profesionalismo

Una de las peluquerías masculinas más reconocidas de Avellaneda.

El reconocido peluquero de hombres Jorge Miragaya cumplió nada menos que cuatro décadas dedicadas a su profesión. “Desde que arranqué, siempre trabajé con mucha pasión y con amor, cortar el pelo es lo que me apasiona y me hace feliz”, arrancó el diálogo con Diario La Ciudad.

Vecino de “toda la vida” de Avellaneda y “fana del Rojo”, Jorge tiene su peluquería en la calle Berutti 205, a metros de Avenida Belgrano, por donde ya pasaron cuatro generaciones de clientes: “Es increíble, y satisfactorio a la vez, que ya le corté el cabello al bisnieto de algún cliente, pero eso también me hace dar cuenta que estoy muy viejo”, dijo entre risas.

A los largo de su trayectoria, fue campeón nacional y sudamericano de peluquería masculina, además de campeón por equipo, y fue jurado internacional. Comenzó en la actividad en la Capital Federal, en Laprida y
Las Heras, en el año 1978. “Empecé como oficial de peluquería en esa zona y la verdad que me fue muy bien. Luego de dos años, pude inaugurar mi propia peluquería al alquilar un local en Lanús”, explicó Jorge con entusiasmo al recordar esa época. Enseguida prosiguió: “Finalmente, y con el sueño de ser propietario de mi lugar de trabajo, pude comprar este negocio en el ’88 y, por suerte, también resultó ser en mi querido barrio”.

De esos primeros tiempos, Miragaya recordó que los fines de semanas tenía mucho trabajo, porque los caballeros pasaban por su local -alrededor de las 20 horas – antes de ir a bailar: “En los boliches como Mi Club o Elsieland, si no tenías el cabello cortado prolijamente no te dejaban pasar, entonces todos venían primero a mí y, después, rajaban directo a los bailes”.

No obstante, su mudanza a Avellaneda no fue nada fácil, porque en este tiempo el país afrontó la hiperinflación del gobierno de Ricardo Alfonsín. “Fue terrible esa época, había muy poco trabajo y mucha inestabilidad económica. Yo no podía creer que justo pasó eso cuando adquirí mi propia peluquería”. Sin embargo, al poco tiempo, su amigo y maestro, Orlando Castro, decidió retirarse del rubro y cerrar su negocio que estaba también en Avellaneda y a sus clientes les recomendó que se trasladen a lo de Jorge. “Gracias a Orlando levanté muchísimo y me conocieron más personas. Estoy muy agradecido, tanto a él como a todos mis profesores, colegas y clientes por el apoyo que me dieron todo estos años”.

Por otra parte, además de la hiperinflación, Jorge también recordó que sufrió la crisis del 2001 y, ahora, la pandemia a causa del Covid19. “Son momentos feos, pero que hay que pasarlos. Por culpa de la cuarentena obligatoria tuve que cerrar mi persiana el 20 de marzo y no pude levantarla hasta el lunes 27 de julio”, lamentó. Y para poder reabrir, Jorge contrató a un experto en Seguridad e Higiene y presentó un protocolo ejemplar a la Municipalidad para cuidarse él y a sus clientes. Al respecto, aseguró que el trabajo “de a poco se va normalizando” y que afortunadamente pudo “mantenerse al día”.

“En mi vida ya pasé por un montón de momentos malos y otros buenos, pero estoy seguro que sólo hay que seguir trabajando y hacer las cosas bien para salir adelante”, señaló. Y sobre la idea de “colgar las tijeras” o retirarse, Jorge no quiere saber nada. “Hasta que no tenga los dedos como Charly García voy a seguir”, vociferó a carcajadas. Y añadió, ya cerrar porque un nuevo cliente lo esperaba: “Me fascina mi profesión y lo que hago me hace sentir vivo, así que quiero continuar sintiéndome así”.

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