Sorpresas nos da la vida y la política… Si le dijeran que en pleno bastión de Don Alberto Barceló, allá por 1920, fue designado Intendente de Avellaneda un alto dirigente socialista que entonces era la tercera minoría con cuatro concejales, con el mutuo acuerdo de los conservadores y radicales con 11 concejales cada uno, ¿lo cree posible? En los primeros días de ese año el Concejo debía nombrar el Intendente Municipal por dos años, pero la paridad de votos hacía imposible cualquier alianza mutua a favor de estas fuerzas enfrentadas en el orden provincial y nacional. Quedaba en el medio la representación socialista minoritaria. En las últimas elecciones no habían crecido mucho, pero conservaban gran parte de su representación en el distrito.

Los dos mayores sectores no podían dirimir esa paridad, en medio de enfrentamientos muy pronunciados. Tampoco, según los conservadores, podían arriesgarse a ser intervenidos por la provincia porque allí gobernaban los radicales. En este tira y afloje, Jacinto Oddone, que era uno de los concejales socialistas, recibe la visita de un colega conservador con el ofrecimiento de que sea el nuevo Intendente. Don Jacinto casi se tira al suelo de la risa si no fuera que este trámite era muy formal y serio. Pero lo toma de sorpresa porque nadie esperaba este desenlace aunque eran los árbitros de la situación.

El primer día de ese año asumió y comenzó a cambiar la gestión municipal que se diferenció notablemente de sus antecesores. No solamente en el estilo –“…el Intendente estaba en todas partes” como cuenta Oddone- sino en el avance progresista que contenían sus medidas. “Después de las horas de oficina (Oddone) recorría las calles, visitaba las obras en construcción, se dirigía a las villas (barrios incipientes), al hospital, a las salas de primeros auxilios, de lactantes, conversaba con los vecinos, conociendo así las necesidades de toda la población”.
Un notorio cambio con relación a la política paternalista y dominante que había en la ciudad. Tal vez – aventuramos- era un anticipo de las transformaciones ocurridas 25 años después en el país.

Como curiosa anécdota de su gestión, una de las primeras medidas fue comprar un automóvil marca Ford. “…en lo primero que pensamos –justificó el nuevo Intendente- un medio de transporte que sirviera medianamente para trabajar de verdad, ya que no habíamos aceptado el cargo para pasarnos el día tomando café y conversando con nuestras amistades”. Claro que esa medida aprobada en el Concejo con los votos radicales y conservadores, suscitó controversias, bromas y críticas diversas. “¡Un Intendente socialista comprando un auto!” decían los más exaltados. “De esa manera cualquiera trabaja…” largaban sobre las espaldas del Intendente.

Pero, al fin, el peso de la dinámica acción que desplegó en su gestión, sus medidas de carácter novedoso y revolucionario para la época, significaron el crecimiento del respeto de los pobladores y la aceptación de sus adversarios políticos. Los propios conservadores no pudieron ocultarlo. “…el Intendente socialista –dicen en el libro “Historia de la ciudad de Avellaneda” publicado en 1926- realizó una administración correcta. Tuvo iniciativas acertadas y se ocupó de las cuestiones edilicias”.

Algunas de esas iniciativas fueron: control de los productos de consumo, reglamentación de servicios gratuitos de asistencia médica, ampliación de aguas corrientes y de vialidad, nuevo campo de juegos infantiles, tres salas de primeros auxilios, nuevo dispensario de lactantes en Piñeiro, aumento de los carros recolectores de residuos domiciliarios, entre otras.

Jacinto Oddone fue un investigador, historiador y pensador de los movimientos sociales y políticos de su época, especialmente de las organizaciones obreras y las ideas socialistas. Escribió varios libros: La burguesía terrateniente, Gremialismo proletario argentino, Historia del socialismo, Origen del Primero de Mayo, La lucha de clases, son algunos de ellos que todavía hoy son materiales de consulta.

Pero aquella incursión socialista en la gestión municipal duró sólo un año, porque Oddone renunció ante la intransigencia de los que fueron sus electores y la debilidad política de su partido.

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