Investigadora de la UNQ ganó el primer Concurso Nacional de Stand Up Científico
Se trata de la biotecnóloga Nadia Chiaramoni, que además es científica del Conicet y redactora de la Agencia de Noticias Científicas de la Universidad.
Nadia Chiaramoni ganó el primer Concurso Nacional de Stand Up y Monólogos Científicos celebrado en el Centro Cultural Borges. La científica de la Universidad Nacional de Quilmes y el Conicet, además es redactora de la Agencia de Noticias Científicas de la UNQ. Del certamen compitieron 16 especialistas en CyT de todo el país y el jurado estuvo compuesto por comediantes, investigadores, educadores y divulgadores de la ciencia. Como premio, la redactora de la Agencia viajará a Madrid para disputar la final de la primera edición del Certamen iberoamericano de monólogos científicos que se realizará el 28 de noviembre. Los gastos de pasajes y alojamiento serán cubiertos por la Fundación Española de Ciencia y Tecnología.
“El stand up científico es una movida que no tiene mucho tiempo en Argentina. Me genera una felicidad muy grande haber ganado este premio porque seré la representante del país en el concurso iberoamericano. Además, esto un poco me hace dar cuenta que soy referente en la materia”, señala Chiaramoni, en diálogo con la Agencia de Noticias Científicas de la Universidad Nacional de Quilmes.
Uno de los atractivos del concurso era que las intervenciones tenían que durar 3 minutos como máximo. Por lo tanto, el desafío era elegir algo que genere risas, pero que a su vez transmita un conocimiento. En este sentido, a partir de dos trabajos de paleontólogos argentinos que descubrieron pingüinos de casi dos metros y ranas muy pequeñas, la ganadora contó qué es una hipótesis y qué es una publicación científica.
“La verdad es que la presencia de un pingüino gigante me generó risas. Lo que elegí comunicar es cómo los científicos hacemos los trabajos y cómo usamos los papers para aprender del conocimiento que ya generaron otros”, destaca Chiaramoni.
Experimentación y creatividad
Muchas veces se piensa que la ciencia, el entrenamiento y la risa van por caminos separados. Por eso, el desarrollo del stand up científico es una disciplina que no tiene muchos años en Argentina. Aunque parezca casi imposible, Chiaramoni destaca que el secreto para unir estos mundos radica en la creatividad.
“Para que se te ocurra un experimento, para solucionar ciertos problemas, para encontrar la demostración a ciertas hipótesis y la explicación a ciertos fenómenos, tenés que ser creativo. Y para el humor es lo mismo”, resalta.
En el universo de supuestos y mitos en torno al humor, se piensa que es algo espontáneo y que la improvisación es fundamental. Sin embargo, la científica de la UNQ y el Conicet lo desmiente: “En realidad es un proceso. Armar un chiste y que funcione lleva mucho trabajo de prueba y error, lo mismo que la ciencia. A veces se me ocurre un determinado remate y después lo pruebo con público. Por ahí le modifico una palabra y eso genera más risas, o capaz me equivoco y tengo que volver para atrás. Entonces, el humor y la ciencia coinciden en la constante experimentación y la creatividad”.
La importancia de comunicar
Si bien todavía hay mucho camino por recorrer, cada vez son más las personas de diferentes ámbitos que se animan a contar la ciencia o abordar los temas cotidianos desde una perspectiva científica. Ante discursos que niegan el calentamiento global y afirman que el cambio climático es mentira –por nombrar un ejemplo–, romper los mitos y comunicar desde este ámbito se vuelve fundamental.
“Es importante que haya más gente explicando e incentivando para que exista el pensamiento crítico, porque si no hay un montón de cosas que se dicen desde un lugar de poder y pasan como si nada. Que en un debate presidencial digan que el cambio climático no existe porque está en la agenda cultural marxista, es una estupidez grande como una casa”, subraya Chiaramoni. Y continúa: “Otra cosa que dijeron así como al pasar es que se morían un montón de personas en Argentina y que gracias a la corrupción del Incucai no se donaban todos esos órganos”.
En este sentido, la investigadora y docente señala: “Lo que no se comunica eficientemente es que para donar órganos, una persona tiene que fallecer en una terapia intensiva de un hospital y en condiciones muy particulares, no todas las personas que se mueren pueden donar órganos. Aunque son ejemplos, me parece importante que haya personas comprometidas en comunicar todo de una manera clara y empática para que haya pensamiento crítico y para que estas noticias falsas no se cuelen tanto en la población y uno termine eligiendo cualquier cosa”.
Por Nicolás Retamar