Se aproximan las Fiestas y en lugar de alegría cunden la angustia y la preocupación en un vecindario que desde hace algunos meses está a merced de –aparentemente- una banda de tres a cinco hampones adultos que, armados y con barretas, vienen violentando de modo continuo y persistente a viviendas de este tranquilo barrio; con el conocimiento de que vecindario está en un estado de desprotección absoluta. Se saben impunes.

No se trata en este caso de “pibes chorros” que arrebatan monederos. Es obvio que los bienes que se roban en las casas no se lo llevan en un carrito, es necesaria una organización con alguna logística.

¿No sería correcto que la autoridad se motive para actuar de oficio, rastreándolos, para anticiparse a alguna posible tragedia?

Después de aquella reunión de los vecinos en el Club Mitre con el Sr. Intendente y autoridades policiales, por un tiempo fugaz aumentó la vigilancia; pero duró sólo lo necesario para calmar la bronca del momento.

Actualmente la zona necesita de frecuentes patrullajes y vigilancia a toda hora, los siete días de la semana.

Los ciudadanos pagamos para la seguridad al fisco nacional, provincial y municipal. Ninguna autoridad debería desentenderse de la responsabilidad que le impone la ley, abandonando a su suerte a los ciudadanos.

Esta lamentable situación ha degradado la vida cotidiana de la gente del barrio, a un nivel tan vergonzante que ya está afectando a los niños.

Comisión por la Seguridad en Quinta Galli