Desde Ciudad del Vaticano y en diálogo con el programa 16 Punto de Encuentro, de Radio María del Rosario, Monseñor Rubén Oscar Frassia, testigo privilegiado en la Plaza San Pedro durante la elección del nuevo Papa, entre sus impresiones dijo:

¡Estamos muy contentos, gracias a Dios! ¡Ha sido una sorpresa de Dios increíble! Se ha roto el vaticinio de todos los medios, ya que no lo nombraban al Cardenal Bergoglio y sin embargo ha sido el elegido y no otros, como se decía, se apostaba o se sugería. ¡Es el Espíritu Santo! Tenemos al Papa, tenemos a Francisco y esto nos pone muy contentos porque es argentino, uno de nuestra tierra, es un honor y una tremenda responsabilidad ya que todos fuimos tocados por Dios al elegir un Papa argentino.
Nos toca en lo más visceral, en lo más profundo, nos toca en la fe. Como argentinos, como cristianos, como creyentes, estamos llamados a ser más responsables del don que hemos recibido. ¡Es una ternura de Dios!, ¡es una bendición de Dios! Y si Dios nos bendice no podemos quedarnos de brazos cruzados, en la superficialidad de las cosas, en las emociones que después vienen y se van, sino en las convicciones más profundas: nos tocó como Iglesia.
Tenemos que pedirle a Dios que lo sostenga, porque no va a ser fácil toda la tarea que Pedro tiene sobre sus espaldas. Vamos a tener que acompañarlo todos: los obispos, los sacerdotes, los religiosos, las religiosas, el pueblo fiel, los laicos, para que tengamos una Iglesia madura, más comprometida, más al servicio, pero no tanto de palabras sino en las obras, ¡al servicio de verdad! Y que a la vez tengamos claridad para saber presentar al Señor, y saber que la Iglesia tiene algo que decir que no lo puede decir el mundo.
Y eso no se dice si uno no está convencido. Y hay que estar convencido del mensaje de Cristo, como dijo muy bien Benedicto “la Iglesia no la llevan los hombres, la lleva Cristo”; Cristo que se vivifica en Pedro, en el obispo o en tal persona, pero es Cristo quien lleva la Iglesia no los hombres.
Lo ví muy sereno, con mucha alegría. Tuvo un gesto muy lindo al nombrar a Benedicto; la gente, los italianos, todos quedaron conmovidos por su humildad, por el modo de presentarse. Y dijo muy bien ayer, “Roma preside en la caridad” y la caridad, la fe, la fidelidad, el compromiso que trasluce nos dicen que estamos en un camino muy rico y abierto donde todos nosotros tenemos que ponernos a trabajar.