Impacto económico de las enfermedades cardiovasculares en la Argentina

Las estadísticas oficiales de mortalidad, en la Argentina, Chile y Uruguay, indican que las enfermedades cardiovasculares ocupan el primer lugar, representando más de un tercio de los decesos en los países de la región. Sin embargo, son pocos los trabajos que evalúen el impacto económico de esas enfermedades. Un trabajo destaca la incidencia de esa falta de información en la toma de decisiones en cuanto a la asignación y distribución de los recursos destinados a la salud cardiovascular.

(Agencia CyTA –Instituto Leloir)-. Las enfermedades cardiovasculares se han convertido en una nueva “epidemia” en varios países, incluida la Argentina. De acuerdo con el Instituto de Efectividad Clínica y Sanitaria (IECS), con sede en Buenos Aires, las estadísticas oficiales de mortalidad, en la Argentina, Chile y Uruguay, indican que las enfermedades cardiovasculares constituyen la primera causa en la región, representando más de un tercio de los decesos en estos países.

Algunas de estos cuadros clínicos son el infarto de miocardio, los accidentes vasculares cerebrales y otras enfermedades producidas por la arteriosclerosis y sus factores de riesgo como la presión arterial alta, el colesterol elevado, la diabetes, la obesidad, el tabaquismo, el sedentarismo y la dieta no saludable.

Un estudio, realizado por investigadores del IECS y publicado en la revista científica Expert Review of Pharmacoeconomics & Outcomes Research, destaca la necesidad de implementar estudios que brinden un panorama sobre la realidad de los costos económicos asociados a las enfermedades cardiovasculares en la Argentina.

“Luego de revisar cinco bases de datos que recolectan información sobre publicaciones que se hacen en el campo de la salud, algunas de ellas que son específicas sobre evaluaciones económicas, como las bases de datos que creó la Universidad de York (Reino Unido), así como también la base de datos LILACS, la base de datos de publicaciones en temas de salud más importante en América Latina, identificamos un bajo número de estudios de evaluación económica sobre enfermedades cardiovasculares. En toda nuestra búsqueda sólo encontramos nueve publicaciones que analizaron los costos y los beneficios de intervenciones para tratar o prevenir la enfermedad cardiovascular en la Argentina”, señaló a la Agencia CyTA el autor principal del trabajo, el doctor Lisandro Colantonio, especialista en Medicina Interna e investigador del IECS y del Centro de Excelencia en Salud Cardiovascular para el cono Sur (CESCAS). En la investigación también participaron los doctores Adolfo Rubinstein, profesor titular de Medicina Familiar y adjunto de Salud Pública de la Facultad de Medicina de la UBA, y Sebastián García Martí, médico de la Facultad de Medicina de la Universidad de La Plata (UNLP).

El doctor Colantonio, quien es además docente de la Escuela de Salud Pública de la UBA, destacó que durante la investigación, de los nueve estudios que identificaron, ocho fueron publicados en los últimos 7 años, y 3 fueron publicadas en el 2009. “Estos resultados nos dan la idea de que estamos hablando de un área de investigación de muy reciente desarrollo en nuestro país y que se encuentra en pleno crecimiento. Todavía estamos muy lejos de otros países y queda mucho trabajo por delante. Pero en este sentido creo que podemos ser optimistas de que en los próximos años tendremos más información disponible para apoyar la toma de decisiones sanitarias –orientadas a la prevención y el tratamiento- para combatir en forma más eficiente esta nueva “epidemia” en la que se han convertido las enfermedades cardiovasculares”, subrayó el investigador. Y agregó: “La falta de información sobre las dimensiones económicas de este tipo de patologías implica que aquellos que tienen que administrar los recursos sanitarios deben basarse en su ‘intuición’ para tomar decisiones, sin saber muy bien cuáles son los beneficios que pueden obtener, pero sobre todo cuáles son los costos asociados.”

De acuerdo con los autores del estudio, en las evaluaciones económicas de enfermedades los costos asociados a una enfermedad pueden ser positivos como los gastos o costos de la intervención (cirugías y tratamientos, entre otras medidas), o negativos como los ahorros que se producen al evitar una enfermedad o internación, entre otros ejemplos.

Costos y beneficios

Todas las enfermedades llevan siempre un costo asociado, y ese costo puede verse desde distintas perspectivas, indicaron los autores del estudio. “Primero está el costo médico directo, que es por ejemplo el dinero que pagamos por medicamentos, por una internación, o una cirugía, entre otros gastos. A veces ese costo no lo pagamos nosotros pero lo hace un seguro o una obra social que administra los recursos que recibe de sus beneficiarios. Pero también hay otros costos que no son tan ‘directos’, tanto para las familias como para la sociedad en su conjunto. Hoy por hoy la mayoría de las muertes por causa cardiovascular se produce en países en vías de desarrollo y en personas de bajos y medianos recursos. Y eso se debe a que las personas con menos recursos tienen en general hábitos de vida menos saludables y menos acceso a un diagnóstico precoz y tratamientos preventivos”, explico Colantonio. Y agregó: “En estas familias los costos indirectos tienen un impacto mayor. Primero, no es raro ver que los costos médicos directos, en los que incurren estas familias, superen lo que pueden afrontar. Pero además eso suele implicar que si la persona que tuvo la enfermedad era el sostén del hogar, ésta ya no pueda trabajar, o deba reducir su jornada laboral, reduciéndose de este modo el ingreso familiar.”

En otros casos, son otros miembros de la familia los que deben abandonar sus estudios o sus trabajos para hacerse cargo de la persona que quedó incapacitada y ya no puede valerse por sí mismo. “Además, tenemos que tener en cuenta que una gran proporción de las muertes por enfermedades cardiovasculares, y sobre todo en países en vías de desarrollo como el nuestro, ocurren en personas económicamente activas, lo que también implica un costo social en cuanto a pérdida de productividad. Estos costos indirectos de los que hablamos son en general muy difíciles de medir y muchas veces no son considerados en las evaluaciones económicas por tal motivo”, indicó Colantonio. Y destacó: “Los costos indirectos no fueron considerados en ninguna de las evaluaciones económicas que analizamos. Pero a pesar de ello no debemos dejar de pensar que esos costos están, y que las intervenciones que ayuden a reducir una causa de enfermedad tan frecuente en nuestro medio no sólo reduce los costos médicos directos, sino también los indirectos.”

Medidas de prevención

El trabajo destaca además que algunas intervenciones apuntan a afianzar una relación favorable entre los costos y beneficios ligados a la salud y a la economía.

Entre ellas, la aplicación de tratamiento farmacológico para las personas con presión arterial alta, de tratamiento farmacológico para las personas con colesterol elevado, la reducción de sal en el pan, y el desarrollo de una campaña de difusión masiva para promover hábitos saludables.

Usando datos de estudios ya publicados, los investigadores del IECS calcularon cuánto costaría aplicar esas intervenciones y que beneficios producirían, por ejemplo en muertes evitadas e internaciones, entre otras cosas. En este sentido, “invertir recursos en reducir el contenido de sal en el pan y en una campaña masiva para promover hábitos saludables, que permitan reducir ciertos factores de riesgo como la presión arterial elevada, el colesterol y la obesidad, pueden considerarse una buena utilización de los recursos, considerando tanto los beneficios esperables como los costos asociados”, destacó Colantonio.

Fueron identificados asimismo dos estudios llevados a cabo por la Organización Mundial de la Salud (OMS) que analizan 23 países, incluida la Argentina. “En el primero se calcularon los costos y beneficios de medicar a las personas de ‘alto riesgo cardiovascular’ que no reciben tratamiento. Los autores estimaron que ésta intervención, con un costo de menos de tres dólares per cápita al año, podría reducir un quinto de las muertes por infarto de miocardio y accidente cerebrovascular en nuestro país. En el segundo estudio se analizó el efecto de reducir el consumo de sal de toda la población en un 15 por ciento, además de aplicar 4 medidas seleccionadas del Convenio Marco de lucha contra el tabaco. Los investigadores de la OMS estimaron que el costo anual de estas intervenciones en Argentina sería cercano a los 52 centavos de dólar por cada habitante y podrían evitar 13 mil muertes al año, incluyendo muertes por enfermedad cardiovascular, respiratoria y por cánceres relacionados al tabaquismo”, señalo Colantonio. Y continuó: “Esto representa más vidas salvadas y a menor costo que lo esperable por aplicar la vacunación universal contra el neumococo en menores de dos años, sólo para tener una idea comparativa de la magnitud de esta intervención. Cabe destacar que en ninguno de estos estudios se tuvieron en cuenta los costos ‘ahorrados’ por estas intervenciones, los cuales mencionamos previamente.”

Es necesario tener presente que los recursos económicos son siempre limitados, especialmente en el área de la salud, subrayan los autores del estudio. “Sólo haciendo un uso ‘racional’ de esos recursos podremos satisfacer la mayor cantidad de las necesidades de la población con los recursos disponibles. Y para ello es indispensable contar con evaluaciones económicas que permitan tomar decisiones informadas en cuanto a la asignación y distribución de estos recursos”, afirmó el doctor Colantonio. Y concluyó: “Este tipo de estudios, los cuales están basados en general en modelos matemáticos muy complejos, pueden y deben realizarse desde la perspectiva de cada decisor en salud, ya sea que administre una pequeña obra social, una empresa de medicina prepaga, el ministerio de salud de una provincia, o incluso a nivel nacional, ya que si no se cuenta con esta información se cae en el riego de ser ineficientes, es decir, desperdiciar recursos por un lado dejando necesidades sin satisfacer por otro.”

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