Humildad y gratuidad

El Obispo de la Diócesis de Avellaneda – Lanús, Monseñor Rubén Frassia en sus reflexiones radiales se refirió al Evangelio según San Lucas 14, 1.7-14 (ciclo C).

El Evangelio de este domingo nos habla de dos cosas fundamentales: la humildad y la gratuidad en la caridad. ¡Es tan fuerte el amor gratuito! A veces algunos atacan a la Iglesia diciendo que tiene un mensaje siempre de sufrimiento; pero nosotros no podemos olvidar que la sabiduría de la vida y la sabiduría del Evangelio se concretan en la cruz de Cristo; y que por esa cruz nosotros fuimos salvados; por eso la cruz no es derrota sino que es victoria. Una victoria que muestra una aparente debilidad.

Después está el Libro, la Palabra de Dios, que nos revela y nosotros no podemos minimizar o aguar esa Palabra. La Palabra de Dios es revelada y se dirige a todos.

La gente a veces se enoja porque uno comenta esa Palabra; pero la Palabra de Dios nos ilumina y no podemos dejar de recibirla, decirla y comunicarla.

Entonces, la cruz es una victoria que aparentemente es una derrota. Después, la humildad es la fuerza en la debilidad. La verdadera riqueza no es tener poder sino que es la pobreza de saber que uno está en manos de Dios y unido a los demás.

La libertad es hacerse “esclavo” –una palabra que molesta- poniéndose en actitud de servicio a los demás; gastarse por los demás, consumirse por los demás, entregarse por los demás.

Hoy el mundo no quiere sufrir, borra todo. A los ancianos los borramos y los mandamos a los geriátricos así no los vemos. La muerte la licuamos con hermosos parques. Todo lo suavizamos así vivimos una vida fácil y light.

A todos: al joven al adulto, al sacerdote, al obispo, si somos cristianos ¡tenemos que vivir la locura de la cruz!, ¡tenemos que vivir convencidos del Evangelio!, ¡tenemos que vivir por Cristo y por la causa de su Reino!, que en muchos casos serán pérdidas, burlas, incomodidades; pero si estamos convencidos ¡seguimos a Cristo y a su Reino!.

¡Esta es la sabiduría que la Iglesia quiere vivir y que el mundo está pidiendo, y cada uno de nosotros tendrá que darlo!, ¿para qué? Para que vivamos de los valores: ante una cultura de muerte, anteponer una cultura de vida, con todas las consecuencias que bien sabemos. ¡Queremos la humildad y la gratuidad para que el hombre sea más humano y sea más capaz de tener interés sincero, gratuito y no mezquino, por los demás!. ¡Necesitamos esa gente!. ¡Nosotros tenemos que ser así!.

¡Así queremos vivir porque así estamos llamados!. ¡Cuando uno empieza a entender esto, está alcanzando la sabiduría!.

Quiero que seamos sabios y no que tengamos una vida fácil pero vacía.
Que la locura de la cruz sea el centro de nuestra victoria y del anuncio; allí lo vemos, allí nos quedamos clavados en Él, allí estamos unidos a Él.

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