La Asociación Cooperadora del Hospital Fiorito, que dirige Carlos Rivera, recuperó un espacio, que se encontraba totalmente deteriorado, y lo convirtió en un aula donde los profesionales anestesiólogos y de los demás servicios podrán desarrollar y ampliar su instrucción, además de utilizarla para el dictado de clases o ateneos.

La obra consistió en la reparación del cielorraso, nuevos revoques interiores, sellado de grietas y fisuras de los muros, colocación de cerámicos desde el nivel del zócalo hasta el cielorraso, mosaicos graníticos en el piso. También, fueron reemplazas la puerta de acceso, ventana, ventiluces, instalación eléctrica, artefactos de iluminación, cañería de provisión de gas y de agua fría y caliente. La reja de protección de ventana fue adaptada, el termotanque fue reubicado y se creó una cabina cerrada para contenerlo con puerta metálica. El trabajo demandó 3 meses y tuvo un costo de 160mil pesos, que financió la Asociación Cooperadora.

El nuevo espacio tiene una superficie de 25 m2, más área de circulación y hall de acceso a la misma y está equipada con un monitor LCD, pizarrón, reloj, proyector, sonido, cestos para residuos y equipo Split de frío y calor, elementos que aportó el propio servicio de anestesiología.

El aula lleva el nombre, “Dra. Luz Marina Gómez Zabalegui”, quien durante más de cuatro décadas formó a generaciones de profesionales anestesiólogos.

La Dra. Zabalegui, quien se encontraba presente en la inauguración, dialogó en exclusiva con La Ciudad y se refirió al homenaje, que le realizaron los integrantes del servicio de anestesiología, colocando una placa con su nombre en el acceso al Aula. “Me he quedado congelada. Les agradezco en el alma, porque la verdad la residencia y estar con gente joven me gusta, me parece que aportan muchísimo y que están lejos de ser lo que quiere definir hoy en día la juventud”, sostuvo emocionada.

Estuvieron presentes médicos en actividad y jubilados, residentes, personal de enfermería y de la Asociación Cooperadora.