¿Qué narrativas se desprenden del histórico puente transbordador de La Boca o de una antigua carpintería de ribera devenida en museo en la Isla Maciel? ¿Qué reflexiones dispara la puesta en funcionamiento de una vieja impresora de boletos tipo Edmonson para un viaje en tren?

El patrimonio se presenta como una puerta abierta a la memoria activa y, bajo esa premisa, este año el programa “Generación Museos” -impulsado por la Secretaría de Patrimonio Cultural-, amplió su propuesta con la idea de que un puente, la historia de un río -y de su saneamiento- o un boleto de tren también son parte de herencias culturales necesarias a la hora de pensar un futuro compartido.

Una vuelta por la ribera

“Aunque el Riachuelo no entra en un museo, hay gente que trabaja para protegerlo”, dice Federico Baggio, integrante del equipo de educadores de “Generación Museos”, a modo de presentación. Lo escuchan chicas y chicos de centros de estudiantes secundarios de Lomas de Zamora, Avellaneda y Wilde, que están a punto de recorrer la zona de la Vuelta de Rocha, guiados por promotores de ACUMAR -organismo a cargo de la recuperación y saneamiento de la Cuenca Matanza-Riachuelo- y de la Universidad Nacional de Avellaneda.

“Es interesante la regeneración que se hizo en este lugar, no siempre se cuidó el río”, comenta Milagros, estudiante de Lomas de Zamora. Junto a sus compañeros, la joven cruzará más tarde el puente “naranja”, el mismo donde Nathy Peluso y Trueno grabaron un videoclip, rumbo a la Isla Maciel, lugar que la mayoría pisará por primera vez. En el recorrido, la charla circula alrededor de las causas de la contaminación del río, las tareas de saneamiento de Acumar, la vida en el barrio de La Boca más allá de La Bombonera o de Caminito y del día a día de los habitantes de la isla, territorio en transformación que resguarda gran diversidad de patrimonios: ambientales, urbanos, culturales, comunitarios, familiares y de grandes conquistas políticas.

Una escala ineludible es la visita al museo de Pocho Eusebi, el último carpintero naval de la Isla Maciel. Entre viejas herramientas de carpintería, maquetas de embarcaciones y hasta una réplica en miniatura del puente transbordador, Julieta Fradkin, miembro del equipo de “Generación Museos”, lanzará la pregunta a los estudiantes: “¿Qué incluirían ustedes en un museo?”. La reflexión abre la posibilidad de pensar qué objetos tienen valor para una comunidad.

Ya de regreso al punto de partida, el protagonista de las selfies es el Puente Transbordador Nicolás Avellaneda, maravilla arquitectónica construida en 1914 que fue salvado del desmantelamiento en los años 90 -el gobierno de ese entonces pretendía venderlo como chatarra- gracias a la resistencia vecinal. Hoy, declarado monumento histórico nacional, es uno de los ocho puentes de estas características que se conservan en todo el mundo y luce totalmente restaurado y en funcionamiento desde 2020.

“Al igual que en las acciones comunitarias que permitieron sanear las aguas y recuperar el entorno, el poder de transformación reside en la organización”, dice Baggio, trazando un paralelismo con el trabajo de las organizaciones de estudiantes en sus entornos. Los chicos y las chicas concuerdan.

El recorrido terminará con una mirada hacia el futuro: ¿qué proyectos imaginan para la puesta en valor de estos patrimonios? “Iluminación ecológica para el puente transbordador”, “un barco guía que relate historias en su recorrido flotante”, “una embarcación que recoja los residuos del agua”, “más vegetación para ganar sombra y oxígeno”, “cine al aire libre”, “jumping desde el transbordador”. En un ejercicio de intercambio grupal, las ideas surgieron en una jornada que transformó para muchos la visión del territorio.

“Nos gustan estas actividades porque aprendemos, nos permiten tomar un descanso y conocer a personas como la gente de ACUMAR, que nos prestan atención, nos escuchan y nos enseñan. Soy hincha de River y en mi vida pensé que iba a pisar La Boca, pero nos gustó mucho la actividad”, concluye Rodrigo, de Lomas de Zamora.

Saquen sus boletos

El patrimonio también puede estar en movimiento y “Generación Museos” fue al Complejo Museográfico Provincial Enrique Udaondo de Luján para comprobarlo. Allí se encuentra una antigua imprenta de boletos de tren que fue puesta en funcionamiento gracias al colectivo artístico de la Asociación de Boletos Tipo Edmonson (ABTE), en colaboración con la Secretaría de Patrimonio Cultural de la Nación y el personal técnico del museo. Por medio de un taller alrededor de la memoria popular ferroviaria, se volvieron a imprimir tickets de tren a la vieja usanza.

“Logramos uno de los hitos más interesantes en la museología local, por lo menos en este año 2023: poner a andar una vieja máquina que tenía muchas piezas faltantes, bocetarla, medirla. Costó trabajo, pero fue un desafío y una hazaña”, explica Patricio Larrambebere, miembro fundador del colectivo, y refuerza: “El patrimonio tiene que estar vivo, no puede estar momificado”.

A través de la actividad, la propuesta es reflexionar, entre otros aspectos, sobre los cambios en las tecnologías y las iniciativas que permiten mantener vivos estos espacios de memoria y aprendizaje.

Tras imprimir los boletos de tren con la vieja maquinaria ahora activa, las y los estudiantes completaron a mano en los cartones los destinos posibles imaginados para un viaje colectivo: “juventud”, “memoria”, “comunicación”, fueron algunas de las palabras que le dieron sentido a la experiencia.

Sobre Generación Museos

“Generación Museos” es un programa que vincula a centros de estudiantes y organizaciones juveniles del AMBA con museos e instituciones culturales a través de experiencias multidisciplinares en museos, instituciones públicas y locaciones históricas.

Mediante recorridos guiados participativos de aprendizaje e intercambio, “Generación Museos” propone repensar el pasado y el concepto de patrimonio para la construcción de futuro, sobre la base de la participación cultural y la organización juvenil, social y política, acogiendo las herencias culturales como un bien a compartir.