Ganó Mónaco y Argentina cerró un día brillante en la Copa Davis

Juan Mónaco se impuso por 6-7 (4-7), 6-3, 6-3 y 6-4 al alemán Florian Mayer y Argentina tomó una ventaja de 2-0, por la primera ronda de la serie de Copa Davis.

Argentina tomó hoy una ventaja casi decisiva de 2-0 sobre Alemania en la serie al mejor de cinco puntos que animan en el estadio Mary Terán de Weiss, por la ronda inicial del Grupo Mundial de la Copa Davis, luego del triunfo de Juan Mónaco ante Florian Mayer por 6-7 (4-7), 6-3, 6-3 y 6-4.

La eliminatoria en el predio de Villa Soldati comenzó en favor del equipo “albiceleste” más temprano, con el triunfo de Carlos Berlocq (70) ante Philip Kohlschreiber (19) por 3-6, 7-5, 2-6, 6-4, 4-5 y abandono por lesión, y luego se amplió la ventaja con la victoria de “Pico” Mónaco (12) frente a Mayer (28).

El mejor tenista del equipo europeo sufrió un fuerte dolor en los isquiotibiales de la pierna izquierda y fue descartado para el resto de la competencia en Parque Roca.

El equipo argentino que conduce Martín Jaite tendrá la chance de sentenciar la llave y avanzar a cuartos de final mañana si gana el punto de dobles que animarán desde las 13 el cordobés David Nalbandian (88) y el marplatense Horacio Zeballos (71) ante los germanos Christopher Kas (69 en el escalafón de duplas) y Mayer o Tobias Kamke (93).

De todas maneras, si la Argentina no puede ganar ese partido tendrá aún otras dos ocasiones más el domingo desde las 11 con los dos cruces restantes de singles.

El ganador enfrentará entre el 5 y 7 de abril en cuartos de final al vencedor de Francia e Israel, que juegan este fin de semana en la ciudad gala de Rouen y por el momento favorece al equipo local por 2-0.

En el caso de que Argentina deje en el camino a los alemanes, jugará con Francia en Buenos Aires, mientras que será visitante en el caso de que el rival sea Israel.

El equipo “albiceleste”, finalista de la Davis en 2011 y semifinalista el año pasado, encaminó una serie que se presumía complicada, primero por la renuncia a jugar de Juan Martín Del Potro (7), el “as de espadas” del tenis nacional, y luego, lógicamente en menor medida, por la lesión que marginó al doblista Eduardo Schwank.

Sin embargo, la sorpresiva y heroica victoria de Berlocq dio una señal que luego ratificó “Pico” Mónaco, con un triunfo convincente aún sin jugar en su mejor nivel, lejos de la versión que lo elevó al “top ten”, cuando fue décimo en julio del año pasado.

El tandilense sorteó tres frentes distintos, con holgura y logró un triunfo que será determinante si Argentina canta victoria como se espera.

En ese sentido, Mónaco superó primero a un rival que le había ganado cinco de las seis veces que se cruzaron en el circuito, luego sorteó la presión de ser el líder del equipo en ausencia de Del Potro, y por último disimuló una inactividad prolongada, ya que a fines de 2012 sufrió una lesión que le impidió hacer una buena pretemporada.

Esa lesión, sumada a la que sufrió en la mano derecha, apenas le permitieron jugar un partido, y encima lo perdió ante el ruso Andrey Kuznetzov, en la ronda inicial del abierto de Australia.

Sin embargo, Mónaco apeló a su garra y se apoyó en el aliento inclaudicable de un público que gritó sin parar, estoicamente desde las 11 de la mañana, bajo una temperatura agobiante que osciló entre los 35 y 37 grados.

“Pico” perdió el set inicial por muy poco margen, en el tie-break y luego se recuperó, sacó a relucir su muy buena derecha y encaminó el triunfo.

La gran virtud de Mónaco fue que supo esperar su momento y no se fue mentalmente cuando falló con su saque, sobre todo en el primer set.

Es que Mayer es un tenista con mucha mano, talentoso e imprevisible, y ese estilo incomodó al argentino ya que alternó un gran punto con otro flojo y le impidió tomar ritmo, estar prendido en el partido.

Sin embargo, Mónaco fue preciso con su devolución y así quebró tres veces en el segundo set (1-0, 5-2 y 6-3) y otras dos en el tercero (2-2 y 5-3), para remontar un encuentro que se presumía adverso luego del primer parcial.

El alemán estuvo muy errático y demasiado estático en la cancha, sin movilidad (seguramente agobiado por la altísima temperatura) y eso fue aprovechado por Mónaco para ganar también el cuarto set, esta vez por 6-4.

El tandilense insistió mucho sobre el revés del alemán y logró dos quiebres (2-1 y 4-3) para cerrar el partido con autoridad, y desató la gran ovación de la tarde para las no más de tres mil personas que alentaron sin parar y ahora sueñan con cantar victoria.

Argentina tiene la mesa servida y tres chances claras, una mañana y las otras dos el domingo, para lograr un triunfo que le permita desandar una vez más el camino que tiene como único destino saldar de una vez por todas la asignatura pendiente que existe entre el tenis nacional y la Davis.

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