Cuando el entrenador del Barcelona Pep Guardiola le anunció que no lo iba a tener en cuenta para la próxima temporada, Gabriel Milito no lo dudó y se puso en campaña para volver al club en el que se formó y con el cual tuvo su debut en la Primera División del fútbol argentino en 1997: Independiente.

Pese a que aún tenía un año más de contrato con el equipo español, el defensor arregló su desvinculación y acordó su llegada al club de Avellaneda por tres años.

“Sentía la necesidad de volver y por suerte nos pudimos juntar con los dirigentes y se pudo concretar. Hoy es un día especial para mí y muy emotivo porque siempre soñé con regresar a Independiente. Volví a mi casa, es un sueño hecho realidad”, expresó el jugador en su presentación oficial.

Milito, de 30 años, tendrá su segundo ciclo en el Rojo después de haber vestido las camisetas del Zaragoza y del Barcelona.

“Esperemos que esta nueva etapa sea tan buena como la primera. Siento que le debo muchísimo a este club y soy lo que soy gracias a Independiente. Creía que este era el momento indicado para volver”, señaló el marcador central.

Además, Milito aseguró que está en condiciones físicas para jugar, si el entrenador Antonio Mohamed lo considera, el próximo miércoles en el partido de ida de la Recopa Sudamericana ante el Inter de Porto Alegre.

“Estoy bien, tenemos una semana por delante y lo primero que quiero es ponerme en contacto con el grupo y el cuerpo técnico. No he parado desde la Copa América, seguí entrenando y no me quedé quieto. Me siento bien para jugar”, comentó el defensor, quien usará la camiseta número 18.

De esta manera, Milito se convirtió en el quinto refuerzo de Independiente, después de las llegadas del colombiano Marco Pérez, Osmar Ferreyra, el uruguayo Adrián Argachá y Gino Clara.

Una gran noticia para la mitad de Avellaneda después de la derrota sufrida en Japón. Una gran noticia para el Mariscal, quien vuelve al club con la idea de repetir uno o más títulos -como lo hiciera en 2002 cuando fue campeón con el Tolo Gallego- y con el deseo de retirarse en la institución que lo vio nacer futbolísticamente.