Celebramos a nuestra Patrona de Avellaneda Virgen de la Asunción. Y, otra vez en ocasión de estar
transitando la pandemia, más que nunca junto a los trabajadores de la salud y los esenciales en beneficio
de toda la comunidad; también debemos honrar la Fe para sentirnos fortalecidos. Por ello, necesitamos
que la Virgen sea el brazo para extender uniones, sea el camino para el reencuentro, y el elemento que
haga posible la sensibilización de las personas humanas para que, entre todos, con esperanzas y actos
solidarios logremos superar lo malo y construir entre todos lo bueno.

A través del tiempo acompañamos los cambios que trae el devenir, las costumbres, las comunicaciones y
los nuevos vínculos que surgen a través de nuestra cultura. Es por ello que la guía de la Virgen de la
Asunción, es necesaria para que ilumine las decisiones que deben tomar quienes tienen esa potestad, para
el engrandecimiento de la Patria. Más allá de estas pruebas que impone la salud y los avatares que nos
hacen tomar nuevas costumbres y modismos; es fundamental la unión espiritual y humana por eso las
acciones de homenaje a la Virgen, serán el manto para poder tejer una solidaridad en la que nos sumemos
en unión fraternal.

La Comisión de las fiestas Patronales junto al Padre Raúl y autoridades municipales trabajamos para que
se pueda lograr como lo dice el lema Madre de la Misericordia ayudamos a ser el instrumento de unidad,
para la concreción de acciones positivas para toda la sociedad con Fe y esperanza.

Es un año particular, ya que tenemos un nuevo obispo designado en la Diócesis Avellaneda – Lanús. El
Santo Padre Francisco nombró a Monseñor Marcelo Julián Margni, un avellanedense, además, al que
acompañaremos como lo hicimos con el presbítero Rubén Oscar López, quien estuvo a cargo
pastoralmente hasta la llegada del nuevo Obispo. A él, le deseamos que la Virgen lo proteja en su nuevo
hogar.

Como decíamos, son momentos singulares que quedarán en las páginas de la historia mundial y Dios
mediante, llegaremos en un breve al final de este triste momento sanitario, con el esfuerzo de científicos y
personal de la salud. Entonces vendrá una nueva etapa y nuevas formas de relación con nuestro prójimo.

Por ello es con la Fe como herramienta fundamental y la solidaridad que podremos reconstruir lo perdido
a través de la atención de la salud, fortalecer la educación, promover aún más la producción y generar
trabajo para todos los hogares; dar cobijo al necesitado y abrazar a quien quedó solo, todo ello podremos
realizarlo si tenemos fortaleza espiritual. Por eso te pedimos a ti Madre, Señora de la Asunción, tu mirada
de nobleza y amor, para llegar a todos los corazones y te homenajeamos con el respeto y orgullo que
sentimos por tu presencia.