Familia Peloni, sinónimo de pelota paleta en Avellaneda

Hoy son tres generaciones de Peloni que siguen vigentes en el mundo de la pelota paleta, pero en el árbol genealógico son cinco las que llevan con orgullo la bandera de este deporte y del Club Progresista de Piñeyro.

La práctica deportiva siempre es sinónimo de tradición en la mayoría de las familias y los hijos casi siempre buscan seguir el camino de los padres, a veces por admiración y otras simplemente porque “le toman el gustito” de jugar la disciplina que desde chiquito compartieron. El caso de la familia Peloni y la pelota paleta podría ser una de esas. En la actualidad, son tres las generaciones que impulsan este deporte, aunque la historia familiar marca que los inicios fueron muchos años antes.

Por edad, trayectoria y experiencia, Ubaldo Peloni es hoy uno de los referentes de la pelota paleta en la ciudad y, si bien las dos generaciones que le siguieron también se dedican a este deporte, sus antepasados fueron los que iniciaron este camino.

“Mi abuelo ya jugaba a la paleta en el club Progresista”, arrancó relatando el propio Ubaldo a La Ciudad, agregando que “después fue mi papá el que más se destacó de los hermanos”. La huella de la pelota paleta seguía marcada en la familia y, además de Ubaldo, su hermano Chiche también se volcó a esta disciplina.

Hoy, su hijo Adrián y sus nietos Patricio y Santiago, comparten la pasión por la paleta y siguen manteniendo la tradición de los Peloni.

“En los tiempos de mi abuelo, en el Club Progresista se jugaba mucho a la paleta y después mi padre me contaba que en el puentecito, donde hoy está el restaurante, jugaban a la pelota vasca”, evocó Ubaldo.

El Progresista tenía su cancha, pero en los ’60 la tiraron abajo para construir la pileta. Pasaron varios años, hasta fines de los ´70 para que la generación de Ubaldo se organizara e hiciera cenas y bailes para juntar fondos y volver a construir la cancha. “Yo me acuerdo de esa época, tenía cinco años –añadió Adrián- venían las familias con la comida”.

Para el ’80, la cancha de Rivadavia al 100 ya era una realidad y se inauguró con la presentación de la recordada Estela Raval. Pasaron los años y también la sociedad. Sobre el contraste entre su época y las de sus nietos, Ubaldo destaca que ahora hay mayores posibilidades para jugar y otras puertas que se abren.

“Veo a mis nietos que suelen viajar para jugar, que están invitados y que le dan más participación, pero antiguamente era medio reservado e impensado que a los 15 años te dejaran jugar con los mayores o entrar a vestuario de hombres grandes”, detalló. Otra diferencia sustancial es que antes no se entrenaba, se “saltaba” directamente a la cancha y eso ahora es también es impensado porque el deporte es más físico comentaban los integrantes de la familia Peloni.

No solo cambiaron las costumbres, en ese “contraste” por el paso del tiempo, Adrián Peloni explicó que las herramientas fueron cambiando como en todos los deportes y que “las pelotitas pican mucho más, las paletas son de otros materiales, antes eran de madera con tarugos de aluminio, después vinieron en 2006 las que no tenían tarugos y ahora hay de carbono y de grafito”.

 

La generación que se viene
Patricio Peloni tiene apenas 14 años y recuerda que ya al año estaba dando sus primero paletazos. “Arrastraba la paleta y ya estaba dando vueltas”, recodaba su padre Adrián.

En la actualidad, está entrenando y jugando en San Vicente. “El entrenamiento es físico, todo gimnasio y pelotear”, comentó Patricio, que este año hará su debut como federado. “Tengo un montón de ganas, no sé cómo me va a ir, pero tengo muchas ganas”, le aseguró a La Ciudad.

 

El costo de jugar
Dar los primeros pasos en el mundo de la pelota paleta no es costoso, teniendo en cuenta que las escuelitas brindan los elementos necesarios para jugar, desde la paleta hasta las gafas protectoras.

En el caso del Progresista es exactamente igual, solo es necesario acercarse a la sede y tener ganas de aprender. Luego, cuando uno se mete en el mundo de este deporte, el propio jugador va adquiriendo los elementos de acuerdo a sus gustos, cualidades y necesidades.

Al Progresista se puede ir todos los días después de las 17 horas y hasta las 21 se juega a la paleta. “Nosotros buscamos que los chicos no estén en la calle y se integren al club, por eso a veces insistimos en la Municipalidad con algún subsidio para solventar los gastos”, expresó Ubaldo.

Con respecto a quiénes puede jugar a pelota paleta, Adrián remarcó “a partir de los cinco años ya arrancan” y que las “mujeres están a full”, marcando el crecimiento de este deporte en la rama femenina.

Ubaldo resaltó que en muchos pueblos del país las mujeres juegan mucho. “Vas a Marcos Paz, Navarro, Venado Tuerto o a Entre Ríos y está lleno”, añadió Adrián, quien además resaltó que es un deporte seguro, ya que ahora sí o sí se juegan con anteojos protectores.

Jugar en familia también es algo gratificante, sobre todo para Ubaldo, que seguramente ve cómo aquella semilla plantada por su propio abuelo sigue dando frutos a pesar del paso del tiempo.

“Con papá es medio difícil, pero con el abuelo bien”, reconoció Patricio al referirse al pelotear entre familiares. “Es que a veces uno intenta corregirle cosas en la cancha -explicó Adrián- porque es la forma de aprender, no es fácil irse a la casa y después hacerlo, tiene que ser en el momento”.

Adrián reconoce que la familia va mejorando con el paso del tiempo: “Mi viejo, que es el más grande jugaba, después vino mi tío que jugaba un poco más, después vine yo, que tuve la suerte del ser campeón del mundo en 2006, y ahora viene Patricio, que con 14 años ya jugó más campeonatos argentinos que yo a esa edad, porque él juega en la modalidad trinquete y frontón”, resumió Adrián.

Hoy son tres generaciones de Peloni que siguen vigentes en el mundo de la pelota paleta, pero en el árbol genealógico son cinco las que llevan con orgullo la bandera de este deporte y del Club Progesista.

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