Oriundo de la ciudad cordobesa de Ballesteros, Rubén Juárez abrazó a Avellaneda con tanto cariño como si ésta lo hubiese visto nacer.
«Avellaneda me adoptó desde pequeño, a los dos años; yo soy de Sarandi, de las calles Madariaga y Agüero, y después viví por Villa Dominico, Wilde, Bernal, Quilmes», le contó a La Ciudad el propio Rubén Juárez en el año 2006, cuando fue distinguido en el Teatro Roma como «Vecino Destacado de Avellaneda».
En aquella oportunidad, visiblemente emocionado, expresó su agradecimiento entonando a capella los versos de Eladia Blazquez que dicen «mi barrio fue mi gente que no está / las cosas que ya nunca volverán / si desde el día en que me fui, con la emoción y con la cruz / yo siempre tengo el corazón mirando al Sur».
Minutos después, al bajar del escenario, le expresaba a La Ciudad que «uno nunca se tiene que olvidar de los principios, de la infancia; cuando uno llega a tener cierta importancia o notoriedad, lo primero que tiene que hacer es no olvidarse de los pasos pasados, manifestó.
Entre los recuerdos que le vinieron a la mente aquel día, Rubén Juárez evocaba su paso por el Angel Gallardo: «Fui al colegio de Barceló, me echaron por supuesto, gracias a dios, lo mío ya no era el estudio; estudiábamos muy poco, éramos un grupo de atorrantes que hacíamos lío ahí adentro».
«Tengo mucho recuerdos de la infancia -agregaba- me acuerdo cuando fui en cana en el parque Dominico, cuando los policías no te dejaban besar a tu novia en ese lugar; me llevaron en el jeep famoso, son las cosas que le ocurrían a uno de chico.
Sus inicios en la música también fueron en Avellaneda, cuando en Dominico integró la banda The Black Cotas y después el grupo Tells Stars, de Piñeiro.
Se fue Rubén Juárez, una de las figuras de la música, pero también un protagonista de la historia de Avellaneda.