Exitosa campaña de prevención de la ceguera por diabetes y glaucoma

Fue realizada por profesionales del Servicio de Oftalmología del Hospital Fiorito, dirigidos por la Dra. María Teresa Di Luca, junto a cinco vecinas que colaboraron.

Alrededor de 190 vecinos de Avellaneda se acercaron al Servicio de Oftalmología del Hospital Pedro Fiorito para ser parte de la campaña de prevención de la ceguera por diabetes y glaucoma.

«Todos los pacientes acudieron en forma espontánea, gracias a la convocatoria que hicimos en el diario y mediante carteles que pegamos en los comercios y en las iglesias de la zona», explicó a La Ciudad la directora de la campaña, la Dra. María Teresa Di Luca.

«La jornada estuvo orientada a todas esas patologías que, si no son tratadas en forma adecuada, te llevan a una ceguera que hubiese sido evitable», explicó Di Luca. La especialista agregó que el glaucoma es una de ellas y que, de tratarlo en tiempo y forma, se puede evitar la pérdida de la visión. «Es una enfermedad silenciosa porque no tiene síntomas y es el médico el responsable de detectarla», aseguró.

«Las primeras lesiones van achicando el campo visual hasta terminar viendo como si fuera por una mira de escopeta – añadió Di Luca – por eso a veces, aunque el paciente tenga ciento por ciento de la visión, si no se le toma la presión no se detecta ese achicamiento».

«Pueden pasar muchos años de padecer la enfermedad, hasta que aparecen los primeros daños en la visión, por eso es importante detectarlo y tratarlo antes de que se produzcan las lesiones», consideró Di Luca.

Otra de las enfermedades que puede desembocar en la ceguera es la diabetes y, según expresó la Dra. Di Luca, la progresión también es muy lenta. «Generalmente el primer diagnóstico de la diabetes lo hace el clínico, pero hay otros pacientes donde es el oftalmólogo el que lo detecta – añadió – haciendo el fondo de ojo y viendo que hay lesiones que son típicas y propias de esa enfermedad, como la retinopatía».

«Es muy importante controlar la retinopatía porque si uno la trata con láser se puede detener su avance», sostuvo.

En cuanto a las estadísticas, la Dra. María Teresa Di Luca comentó que se estima que en el mundo hay cuarenta y cinco millones de ciegos y que 80% de ellos es a causa de enfermedades que, detectadas a tiempo, no hubiesen llegado a la ceguera.

Consultada sobre los resultados de la Jornada, Di Luca comentó que de las 190 personas que asistieron, 20% tenían sospecha de glaucoma porque tenía la presión en el límite y, al mirar el nervio óptico, éste podría estar dañado.

«Con la presión ocular sucede lo mismo que con la arterial, hay momentos en que uno la toma y está normal y otro momento en que está elevada, por eso los que están al límite son denominados sospechosos porque pudieron haber tenido presión alta», explicó.

Por otra parte, cabe destacar que estos pacientes fueron citados para hacerles los estudios correspondientes y hacerles el seguimiento adecuado.

«Otra patología que fuimos a buscar fue la presencia de retinopatía hipertensiva, porque la presión arterial provoca lesiones en la retina -manifestó- esto es muy importante porque muchos pacientes que vinieron tenían entre 50 y 70 años de edad, que es una población en riesgo de padecerla».

«Varios de esos pacientes ya presentaban retinopatía, pero no sabían que eran hipertensos. A ellos se les entregó el informe del fondo de ojos y se les pidió que consultaran con su médico clínico», remarcó.

Asimismo, la Dra. Di Luca hizo hincapié en la necesidad de cuidar la salud de sus ojos, especialmente en lo que hace al uso de anteojos sin visita previa a un profesional.

«Si uno compra un lente que no es el adecuado, no solo no va a estar viendo bien, sino que además se va a perder la oportunidad de detectar otras enfermedades, las cuales seguirán avanzando», resaltó.

«Los anteojos de sol también pueden afectar la visión porque hay distintos tipos de cristales y algunos no son buenos – agregó – es como cuando miramos por una ventana, si el vidrio es el adecuado la imagen es perfecta pero, si no, vemos una imagen deformada».

Por otra parte, reconoció que muchos jóvenes acuden al oculista, movilizados por la cantidad de horas que pasan frente a una computadora.

«En estos casos lo fundamental es consultar al médico para descartar cualquier patología y después sí utilizar cristales especiales y las gotitas lubricantes porque, de prestar mayor atención a la pantalla, se disminuye el parpadeo», concluyó la Dra. Di Luca.

Finalmente, la Dra. Di Luca destacó la labor de los integrantes del servicio de Oftalmología, encabezado por el Dr. Hugo Pasculli, y la colaboración de cinco vecinas (Stella Maris, María Eugenia, Cristina, Stella y Marta), quienes se sumaron a la campaña para ayudar con las planillas y la organización durante el día de trabajo.

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