Estuvieron en la Base Marambio durante un año y hoy se reencontraron con sus familias
Las 5 mujeres y los 25 hombres que integraron la 42ª dotación de la Base Antártica Marambio llegaron al Aeroparque Metropolitano, tras una experiencia única que incluyó el invierno más crudo de los últimos 10 años, según informó el jefe del contingente, el vicecomodoro Ernesto Celis.
Durante la estadía en la Base Marambio, que dura un año, la dotación cumple con una tarea primordial: mantener el aeródromo, garantía de las operaciones de apoyo e investigación científica que se realizan en la región.
“Tuvimos el invierno más frío de los últimos 10 años, con sensaciones térmicas de 55 grados bajo cero”, dijo a Télam, el jefe de la dotación 42ª, vice comodoro Ernesto Celis, al relatar apenas un aspecto de toda la experiencia que calificó “de gran responsabilidad”.
Celis señaló que las sensaciones térmicas de 55 grados bajo cero y las marcas “reales” de 38 grados bajo cero, los obligaron a enfrentar un desafío en términos de relaciones humanas.
“Amalgamar las personalidades de todos fue el mayor desafío”, sintetizó Celis, al explicar que con temperaturas tan extremas, en numerosas ocasiones, la única alternativa era “estar todos adentro”, lo que implicó trabajar para conseguir un buen clima afectivo y una mejor convivencia.
En ese sentido, Claudia Gutiérrez, que integró en 2008 la primera dotación femenina de toda la historia, en la Base Matienzo, a 180 kilómetros al sur de Marambio, sostuvo que “las inclemencias del tiempo se fueron llevando con una actitud grupal fuerte, ayudándonos unos a otros”.
“Esta vez, a diferencia de la experiencia anterior que fue sólo de mujeres y en la que la integración costó un poco más, pude disfrutar del respeto de los hombres hacia nosotras”, contó a Télam Gutiérrez, para quien “a la Antártida se la ama o no se la ama. Es así la relación con ese lugar”.
Gutiérrez, que es auxiliar de pronóstico, destacó el avance profesional que experimentó durante esta “invernada”, gracias al rol de la jefa del centro meteorológico de Marambio, Noemí Troche, “con quien aprendió mucho”.
Gabriela Novas, de 37 años, la única enfermera de la dotación Marambio, se abrazó a su familia, tras el homenaje que recibió de los jefes de la Fuerza Aérea al descender del Hércules C-130.
“El estar sola en el medio del hielo para Gabriela fue una oportunidad de sacar lo mejor de sí misma”, contó Romina Luchetti, una amiga de la infancia de la enfermera, que fue a darle la bienvenida.
Para Diana Lapalma, volver a ver a su esposo hoy, el suboficial principal Luis Retamosa, es revivir “el sentimiento del día en que se casó hace 23 años”.
“Nos comunicábamos por teléfono casi todos los días. Y en marzo fui con mis hijos a la base a verlo. El tuvo dos campañas a Haití por seis meses pero un año fue mucho para nosotros”, señaló con emoción.
Con la música de orquesta de fondo los familiares vivaron y aplaudieron cuando descendió puntualmente sobre la pista del Aeropuerto Jorge Newbery el avión Hércules desde la Antártida.
Tras bajar, la dotación formó para recibir del brigadier mayor Marcelo Adolfo Ayerdi la frase esperada: “Por la capacidad y la idoneidad del trabajo que este año realizaron, felicitaciones y misión cumplida”.
El 29 de octubre la Base Marambio festejó el 42 aniversario de su fundación, al inaugurar la pista de aterrizaje de hielo y barro, que realizó en 1969 a pico y pala, una patrulla que se llamó “Soberanía”.
Marambio está ubicada en la isla del mismo nombre, tiene una extensión es de 18 kilómetros por 8, sobre el mar de Weddell en los 64º 14` de latitud sur y 56º de longitud oeste.
Todos los años para esta fecha ocurre el recambio de los integrantes del contingente que cumplen con esa misión por el lapso de un año.