“Para eso estoy aquí, para mostrarle al mundo y a Argentina que somos capaces de tener este nivel de compresión”, dijo la Presidenta al participar de la finalización de Ramadán, mes de ayuno del Islam, en el Centro Islámico de la Argentina.

Cristina remarcó que no le gustaba “hablar de tolerancia” porque “implica que hay que aguantar al otro y acá no se trata de aguantar sino de respetar y aceptar”.

La jefa de Estado se refirió a la polémica originada en Estados Unidos a partir de que un pastor evangelista llamó a quemar ejemplares del Corán en protesta por la construcción de una mezquita, y aseguró en ese sentido que esa actitud “más que un acto político era una provocación”.

“Afortunadamente pudo primar más la cordura, el respeto y el deseo de no convocar a los demonios”, añadió.

“Debemos agradecer vivir en un país en el cual la Presidenta puede estar hoy aquí y hace unos días festejando junto a la comunidad judía”, expresó, y advirtió que “son muy pocos los países que pueden tener esta dicha de vivir en paz los unos con los otros cada uno rezándole a su Dios”.

Cristina dijo a los presentes en el acto que se sentía “muy cerca” de ellos porque dijo sentirse cerca “de la gente que tiene fe y convicciones”.

“Y lo más importante de la gente que tiene fe y convicciones es respetarlas, porque llevarse bien con el que piensa como uno es fácil. La virtud debe estar en respetar a los diferentes a nosotros”, remarcó.

Agregó que “ninguno de nuestros credos puede impulsar el enfrentamiento con otra religión” y advirtió que “no hay ningún Dios blindado” ya que “los dioses no son blindados sino que son miseriocordiosos por sobre todas las cosas”.

La Presidenta asistió a la ceremonia en la sede de San Juan 3053, de la Capital Federal, acompañada por el canciller Héctor Timerman; el secretario de Culto, Guillermo Oliveri; y el titular del Centro Islámico, Samir Salech, entre otras autoridades.