En la Aparecida, el Papa llamó a los jóvenes a “conservar la esperanza”

En su homilía en la capilla de la patrona del Brasil, Francisco llamó a dejarse sorprender por el amor de Cristo. “Tengan siempre esta certeza: Dios camina a su lado”, aseguró.

El papa Francisco encabezó este mediodía en la Basílica de la patrona de Brasil una misa en la que alertó sobre “los ídolos pasajeros” y pidió a los jóvenes “conservar la esperanza”. “Nunca perdamos la esperanza, no la apaguemos de nuestro corazón”, agregó el Santo Padre en su primera homilía en la región.

En un improvisado portugués, el Papa trasmitió un claro mensaje de confianza en Jesús: “Tengan esa certeza: Dios camina a su lado, nunca los abandona”. “El cristiano es alegre, nunca está triste, no puede ser pesmisita”, añadió en Santo Padre.

A su término, Francisco salió a saludar a los fieles que lo aguardaban en el frente de la catedral, bajo una continua lluvia. Allí se disculpó por no hablar portugués, aunque llegó a pronunciar algunas palabras. “Eu não falo brasileiro… perdón, les voy a hablar en español” y también se le escuchó un “obrigado (gracias)”.

“Ahora me voy a dar cuenta si me entienden: ¿Una madre se olvida de sus hijos?”, preguntó y la gente gritó al unísono “no”. “Ella no se olvida, nos quiere y nos cuida”, agregó el Santo Padre.

“Le pido a la virgen que los bendiga, bendiga sus familias, bendiga a sus hijos, bendiga a sus padres, bendiga a toda la patria”, dijo y su bendición hizo estallar de júbilo a la gente que allí se encontraba. Y se despidió: “Recen por mí, lo necesito… y hasta el 2017 que voy a volver”.

En su tercer día de su primer viaje internacional al frente de la iglesia católica, el Papa partió a las 7:45 de la modesta residencia de Sumaré -donde ayer ofició una misa privada- y se subió a un vehículo gris que lo llevó hasta el aeropuerto de Galeao, donde abordó una aeronave privada.

En la noche de ayer, el portavoz del Vaticano, el religioso Federico Lombardi, había anunciado que por cuestiones de metereología Francisco realizaría el viaje en avión y no en helicóptero como se había informado.

El avión que transladó a Francisco y su comitiva lo llevó hasta el aeropuerto de San José de Campos, que se ubica a unos 70 kilómetros de Aparecida, y de ahí se desplazó, esta vez sí en helicóptero, hasta el santuario.

A su llegada a la Basílica de Aparecida, Francisco, a bordo de su ya clásico papamóvil descubierto, saludó efusivamente al millón de fieles que lo esperaban con banderas y fotos con su rostro.

Tras la homilía, Francisco rezó en la capilla donde se encuentra la imagen de la Virgen. Luego, realizó una celebración eucarística en la basílica que, como acto de devoción personal, no fue transmitido. En su papamóvil se trasladó por las calles de la ciudad hasta llegar al seminario “Bom Jesus” donde almorzará con los obispos de la región. Por la tarde, ya de regreso en Río, visitará el hospital San Francisco de Asís, especializado en la atención de jóvenes indigentes y personas adictas.

Fue el propio Francisco quien quiso incluir en la agenda de las Jornadas Mundiales de la Juventud (JMJ) esta visita al santuario de la Santísima Virgen Nuestra Señora de Concepción Aparecida –patrona del Brasil-, a 240 kilómetros de Río, en el estado de San Pablo.

Para Bergoglio, Aparecida tiene un significado muy hondo. Allí, del 13 al 31 de mayo de 2007, tuvo lugar la Vª conferencia del Consejo Episcopal Latinoamericano en la cual coordinó la redacción del documento final. En una conversación privada filtrada a la prensa (aquella del “lobby gay”), Francisco dijo: “Lo que tuvo Aparecida de especial es que no se celebró en un hotel, ni en una casa de retiros… se celebró en un Santuario mariano. El pueblo de Dios acompañaba a los Obispos (…) Yo veía al prefecto, a João (Braz de Aviz), que salía con su mitra, y la gente se acercaba, y le acercaban a los niños, y él saludaba, y los abrazaba… Ese mismo obispo después votaba. ¡No puede haber votado igual que si hubiera estado en un hotel!”.

En una entrevista con el semanario 30Giorni, en noviembre de 2007, Bergoglio había dicho: “El lugar, de por sí, expresa todo el significado. Cada mañana celebramos misa junto a los peregrinos. El sábado o el domingo había dos mil, cinco mil. Celebrar la eucaristía junto al pueblo es diferente que celebrarla sólo entre nosotros los obispos. Esto nos dio el vivo sentimiento de pertenencia a nuestra gente, de la Iglesia que camina como pueblo de Dios, de nosotros obispos como sus servidores. Y luego, los trabajos de la Conferencia se desarrollaron en un ambiente situado bajo el santuario. Y desde allí se seguían escuchando las oraciones, los cantos de los fieles…».

Con más de 11 millones de visitas anuales, Aparecida es uno de los santuarios marianos más visitados del mundo, superando en número de peregrinos a Lourdes o Fátima.

La tradición dice que un grupo de pescadores pidió la intercesión de la Virgen porque necesitaban una buena pesca: entre las redes cargadas “apareció” una pequeña imagen de una virgen negra. En 1834 se construyó la primera basílica; pronto se formó un pueblo alrededor. En 1946 se inició la construcción de la monumental basílica actual, de 18.000 metros cuadrados.

Los precursores

Como todo acontecimiento que irrumpe en el devenir humano incidiendo en el curso de la historia, también la elección de Jorge Bergoglio como Papa llevó a los analistas, pasada la primera sorpresa, a rastrear en el pasado los factores que lo hicieron posible.

Uno de ellos es la reunión de Aparecida, presidida por el entonces sumo Pontífice Benedicto XVI, en su primer viaje a América Latina.

Jorge Luis Borges decía que “cada escritor crea sus precursores”, porque “su labor modifica nuestra concepción del pasado, como ha de modificar el futuro”.

La llegada de Francisco al torno de Pedro lleva, en términos borgianos, a unarelectura de Aparecida, así como la decisión de Ratzinger –anunciada en 2011- de que las JMJ de 2013 se hicieran en Brasil es leída de otro modo a la luz de su renuncia y de la elección, por primera vez en la historia, de un Papa latinoamericano. Es evidente que la señal de largada de la reconquista del “continente de la esperanza” fue dada hace 6 años, en Aparecida, el sitio al cual vuelve ahora regresa el Papa como primer acto de este viaje.

El propio Bergoglio lo dijo: “Aparecida no terminó. Aparecida no es sólo un documento. Fue un acontecimiento”. El “acontecimiento Francisco” da lugar a un renacer de Aparecida, a una relectura del documento final que lleva su impronta, y en el que seguramente muchos se vuelcan ahora en busca de sentido. Se trata de un texto que apunta a devolver un impulso evangelizador y misionero a la Iglesia latinoamericana.

Monseñor Víctor Fernández, rector de la Universidad Católica Argentina, nombrado arzobispo por el actual Papa, colaboró estrechamente con él en Aparecida. La conferencia se reunió sin documento previo, lo que obligó a una monumental tarea de armonización entre las más de 2.000 contribuciones que trajeron los obispos.

En el documento, se habla de los jóvenes, “afectados por una educación de baja calidad, que los deja caer por debajo de los niveles necesarios de competitividad, sumado a los enfoques antropológicos reduccionistas, que limitan sus horizontes de vida y dificultan la toma de decisiones duraderas”.

“Los jóvenes y adolescentes constituyen la gran mayoría de la población de América Latina y El Caribe. Representan un enorme potencial para el presente y futuro de la Iglesia (…). En su búsqueda del sentido de la vida, son capaces y sensibles para descubrir el llamado particular que el Señor Jesús les hace”, dice también el documento.

Cuatro pilares de la religiosidad popular

“El lenguaje y los acentos de Bergoglio están por todas partes, sin que el documento deje de ser una auténtica obra colectiva”, dijo monseñor Fernández, quien identificó dos ejes “bergoglianos” en el mismo. Primero, el llamado a “evitar una Iglesia autosuficiente y autoreferencial y a soñar con una Iglesia capaz de alcanzar todas las periferias humanas”, como lo reiteró en varias de sus homilías desde que es Papa. “El cristiano no puede no ser misionero”, dijo el entonces cardenal Bergoglio.

“El documento de Aparecida –decía también el futuro Papa- no se agota en sí mismo, no cierra, no es el último paso, porque la apertura final es sobre la misión. El anuncio y el testimonio de los discípulos. Para permanecer fieles hay que salir. Esto es lo que dice en el fondo Aparecida”.

Su otro sello personal es la importancia que el documento atribuye a la religiosidad popular, “como expresión espontánea del pueblo de Dios”, dice Fernández.

“En el documento final –había dicho Bergoglio en la entrevista citada- hay un punto sobre la piedad popular. (…) Son las páginas más hermosas que se hayan escrito sobre la piedad popular en un documento de la Iglesia”.

El documento conclusivo enumeraba cuatro pilares de la religiosidad popular en América Latina: el santuario, la peregrinación, la fiesta y la devoción mariana.

Los cuatro estarán presentes en las actividades que el Papa presidirá en esta Jornada Mundial de la Juventud.

noticias relacionadas