“En Coto de Sarandí, te acosan los empleados»

La Prof. Liliana Cappagli explica el desagradable inicidente que le tocó vivir en un supermecado local.

Lejos del slogan “Estamos para servirlo” que llevan los empleados de Eassy, en la solapa de su uniforme, los de Coto de Sarandi, Suc. 64 Cicsa te recuerdan a los siniestros personajes de Griselda Gambaro, en “Decir Sí”, esa obra escrita en plena dictadura, donde un hombre va a cortarse el pelo a una peluquería de barrio, y el peluquero le termina cortando el cuello.

En efecto, siendo las 21.34 hs. del domingo 27 de junio, poco antes del cierre del supermercado, estando en la caja Nº 0009, efectuando el pago de mi compra, una empleada de seguridad, -no identificada y cuya identidad se negó a darme-, me interpeló por el destino de unas cremas de belleza, que había visto en mi carro, con anterioridad, pero que definitivamente no llevé. Le dije que las había dejado, y me preguntó dónde, a lo cual contesté que no lo recordaba; “entonces me va a tener que acompañar”, me dijo esta mujer policía, mientras le pasaba letra el responsable de turno, a través de un radio conectado a un cable, enganchado al cuello de su camisa azul. Entre ella, y el gerente de turno, -no identificado-, entre ambos, decía, me hicieron “sándwich“ entre sus uniformes, en nombre del deber”, y “me sugirieron” que fuera a buscar dichas cremas sí o sí. Le pregunte por qué, y este señor responsable o algo así, me dijo que era sólo un “favor” lo que debia hacer, a los fines de que no le descontaran esos productos a la policía femenina, agente secreto de la súper seguridad del Coto de Sarandi. De manera tal que me vi obligada a informarle a este señor con anteojos, responsable de turno del domingo 27 de junio 21.34 hs., que no era un favor lo que COMPULSIVAMENTE me estaba obligando a hacer, ya que si lo fuera, no me estarían empujando entre ambos, a volver a entrar al negocio del que acababa de salir. Ofrecí que me revisaran, es más, ofrecí desnudarme delante de todo el público presente si fuera necesario; les di mi cartera, todo, para que pudieran comprobar que no tenía esas malditas cremas en mi poder; pero no, la idea era que como en la búsqueda del tesoro, las encontrara por mí misma.

Y así fue que, -acompañada como estaba por el Defensor del Consumidor de la Municipalidad de Avellaneda, quien protestó ante semejante atropello, presentando su credencial, y recordándole al abnegado empleado responsable de Coto de Sarandí que tal acción confería un abuso de autoridad, dado que yo no me estaba llevando ningún producto que no hubiera sido pagado-, entré e hice lo que querían que hiciera: recorrer a tientas las góndolas por las que anduve desde las 19.57hs, a los fines de que no me cortaran el cuello, -como en la obra de la Gambaro, y de enrostrarle a esos inútiles empleados de “seguridad”, que no sirven ni para espiar. Nunca mejor pronunciada la frase, ya que esta señorita de la súper seguridad del sector perfumería de Coto Sarandi del domingo 27 de junio a las 21.34, no dejó de perseguirme dentro del local, durante toda mi estadía, como si fuera un delincuente. (Ingresé a las 19.57 hs. ticket estacionamiento.)

Así que, ya sabes desprevenido consumidor: vete preparado para el acoso, la humillación, la retención forzosa de persona y el abuso de autoridad del personal de seguridad del Coto Sarandí, que más que estar para servirte, parece salido de una obra de Gámbaro, pertenecer a los servicios de seguridad de las FFAA, o ser mano de obra desocupada.

Prof. Liliana Cappagli
DNI. Nº 11.438.416
artesurlily@yahoo.com.ar

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