Elon Musk dice que las computadoras y las aplicaciones con esta IA ya no servirán
La inteligencia artificial ya había puesto en jaque a la revolucionaria tecnología y ahora se anuncia un borrón y cuenta nueva.
El magnate dueño de Tesla, Elon Musk, tiró el anticipo sin anestesia que conmocionó al mundo pero no a Argentina, por estar relegada en la carrera tecnológica global: el conocimiento humano acumulado para entrenar a la inteligencia artificial está agotado, sentenció.
Es porque la velocidad con la que avanza la tecnología superó al ritmo de creación de información, y se viene un inevitable reemplazo.
Si invertir como mínimo 8.700 dólares en una PC cuántica constituía un salto casi insalvable para ponerse a tiro de la tendencia, ahora la cola del barrilete se alejó aún más.
Es un dolor de cabeza para los que están jugados en esta nueva era de la generalización de IA.
El freno de mano que aplicó el oráculo de las nuevas tecnologías replantea todo lo actuado: “La inteligencia artificial se calificará a sí misma y pasará por un proceso de aprendizaje”, profetizó ante Mark Penn de X,
Si, como predijo, el callejón sin salida que derrama sobre toda la cadena de aprendizaje apoyada en la IA, tal como se la concibe actualmente, ralentiza el crecimiento masivo de los últimos años, entrará en vía muerta la evolución que declararon más de 4.000 ejecutivos a nivel mundial encuestados para el estudio Technology Vision de Accenture, que se presentó ante el Consumer Electronic Show (CES) en Las Vegas.
Esa curva empinada se la concibe actualmente en los propios laboratorios de desarrollo tanto de programas, utilización de algoritmos que cada vez más empresas emplean en los sistemas de producción y administación, y hasta en las propias computadoras y el mercado de las aplicaciones.
Insuficiencia de información
El límite es que, como los grandes modelos de lenguaje necesitan un amplio volumen de información y datos para mejorar su rendimiento, haber sido creados por humanos les pone hoy ese techo.
Un informe de Statista estima que el mercado mundial de software de IA ha ido creciendo un 54% año tras año, y que en 2025 alcanzará un tamaño pronosticado de $22.6 mil millones.
Y dado el uso diario de teléfonos inteligentes, se aguarda en la tienda de Apple y la de Google Play una avalancha de aplicaciones impulsadas por IA.
El recambio de aplicaciones que trae consigo impulsará, asimismo, la renovación no sólo de casi 7.000 millones de dispositivos, sino de las 5 millones actualmente en utilización
No habrá que esperar mucho para que empiece a verse el efecto. Ya 2025 había sido proclamado por Acer el año de la PC con IA, ya que 2024 marcó un punto de inflexión en la industria de las laptops, con avances que hace unos años parecían ciencia ficción.
“El verdadero poder de la IA no está en automatizar tareas, sino en amplificar el potencial humano”, afirmaba Luis Cruz, director de Ventas Comerciales de la firma, si bien el nuevo paradigma es sobre la interacción del usuario con las computadoras.
La transformación invisible
Es que la transformación más profunda de las PC está ocurriendo por debajo: los procesadores con NPU (Unidades de Procesamiento Neural) están cambiando las reglas del juego.
Como el procesamiento de los datos se trasladó a los ordenadores en tiempo real, dejó de dependerse exclusivamente de la nube para tareas complejas. En un dispositivo que pesa menos de un kilo se suma Copilot.
Se prevé que en los próximos cinco años los usuarios no comprarán nuevas computadoras específicamente por la IA, pero cuando lo hagan por otras razones -actualización de sistema operativo, equipos antiguos, nuevo trabajo-, la IA vendrá integrada como estándar.
¿Seguirá en evolución la actual regenerativa o la sustituirá la de autoaprendizaje anunciada por Musk?
Cerebro digital cognitivo
Según el estudio de Accenture, a nivel de usuarios de tecnología está surgiendo una especie de “cerebro digital cognitivo”.
En el caso de los individuos, este cerebro digital cognitivo operará como un copiloto o compañero, el cual entenderá su trabajo, aprenderá sus preferencias y los conocerá a través de sus interacciones, para ayudarlos a ser una versión mejorada de sí mismos.
En el de las empresas, será como un sistema nervioso central que capturará el conocimiento colectivo de la compañía, sus diferenciadores, cultura, y tomará decisiones operativas de forma autónoma.
Más IA que apps
El 52% de los ejecutivos a nivel mundial cree que las personas comenzarán a usar más agentes de inteligencia artificial que apps para realizar actividades digitales.
Y el 76% cree que la IA Generativa les permitirá conocer mejor a sus consumidores.
Asimismo, el 45% de las compañías a nivel mundial dice que adoptará copilotos de IA físicos dentro de los próximos 5-10 años para ayudar a sus trabajadores a completar tareas.
Ya entraña un notable esfuerzo arribar a la cresta de la ola de semejante transformación, y según advierte ahora Musk, podría tener una vigencia total relativa.
Si bien las interfaces evolucionarán para aprender y adaptarse a cada usuario y los asistentes virtuales no solo responderán preguntas sino que anticiparán necesidades, lo que se pone en tela de juicio es que las capacidades humanas les pueda seguir el paso a la demanda de inteligencia.
“Human.intelligence no es solo un eslogan”, enfatiza el vocero de Acer. “Es nuestra visión de un futuro donde la tecnología mejora, no reemplaza, las capacidades humanas”.
Filosofía ésta que guiará el desarrollo de la próxima generación de PC, donde la IA no será una característica adicional, sino el núcleo de la experiencia computacional.
Precisamente ese núcleo es el que se puso en cuestión y de ahí arranca la nueva tecnología del autoaprendizaje como única forma de expansión.
Los cambios en marcha
Por ejemplo, la autonomía de las baterías alcanzará las 28 horas.
El procesamiento local de IA llegará a nuevas alturas, y para 2029, se estima que el 100% de las PC tendrán un núcleo NPU dedicado.
Es una incógnita estimar en cuánto contribuirán la robótica y la privacidad de datos en cubrir la demanda de información que manifiesten los algoritmos.
Ya existen estándares como la necesaria aprobación para la recolección de datos. Pero ¿qué pasará cuando un robot—que necesita sensores de audio y visuales para navegar—salga al mundo, recolectando constantemente información sobre su entorno?
¿Cómo será la intersección de estas máquinas con las leyes de privacidad digital o el derecho a filmar en público o grabar sin consentimiento?
El intríngulis pasa por de dónde se generará información suficiente para satisfacer las necesidades de crecimiento de la tecnología en curso.
A nivel de los usuarios, el tira y afloje científico no se notará por el momento.
Rubros donde la IA tomó posesión
Desde los celulares más sofisticados ya se puede usar plataformas que utilizan tecnología de IA, aprendizaje automático (ML) y procesamiento del lenguaje natural (NLP) en la atención médica, la manufactura, la banca, el comercio minorista, la agricultura, las finanzas, la educación, la logística y el transporte.
El mejor ejemplo es ChatGPT de OpenAI, una herramienta útil que responde a indicaciones o preguntas e incluso reconoce sus errores, que analiza grandes conjuntos de datos de diferentes fuentes en Internet y compila la respuesta más relevante.
Asistentes virtuales tanto para escritorio como para móviles y para iOS o Android, como Siri y Alexa, pueden entender comandos de voz y proporcionar información a los usuarios.