El “Policial” Clásico

Escribe: Roberto Díaz

Si bien se dijo hasta el cansancio, no está de más repetirlo: el inventor del Género Policial en la Literatura, fue Edgar Allan Poe. Este tipo angustiado, más pobre que una laucha, era un talentoso total. Y si bien tenía una imaginación mórbida, hasta truculenta, una parte de su cerebro era totalmente racional, lógico, matemático. Por eso, escribió acertijos y hasta se permitió explicarnos cómo escribió su poema “El Cuervo” y por qué eligió esta ave parlanchina, entre todas las otras que hablan.

Cuando Poe escribe “Los crímenes de la Rue Morgue”, lanza el género policial.

Pasan unos cuantos años, desde la muerte de Poe, para que el “Policial” vuelva a ser encarado. En el entretiempo, hay textos de suspenso, de horror (como “El tío Silas” de Sheridan Le Fanu) pero no hay “policial” propiamente dicho.

Es en Inglaterra y en plena época victoriana, donde aparecería otra vez. “La Piedra Lunar” de Wilkie Collins marca el camino; también en Francia, un periodista llamado Gastón Leroux se le atreve al misterio del cuarto cerrado y escribe “El misterio del cuarto amarillo” y tras cartón “El perfume de la dama de negro” donde aparece un detective (Rouletabille).

Una curiosidad: Charles Dickens se lanza a escribir un “Policial” que publica en forma de “seriada” en su revista: “El Misterio de Edwin Drood”. Eran los tiempos en que Dickens andaba noviando con la gran actriz Ellen Ternan y era la desesperación de sus hijos, que no le podían quitar el metejón. Pero Dickens se muere en el capítulo 24 y pasarán muchos años para que León Garfield, un escritor que lo admiraba, se arriesgue a terminar la novela. Garfield escribe otros 24 capítulos y finaliza el texto. No es gran cosa este “Policial” de Dickens, compartido.

Para desmentir el desdén por el Género de algunos tontos, nombraremos algunos grandes escritores que escribieron “Policiales”.

El ruso Antón Chejov, considerado “el padre del relato breve” escribió una novela policial: “Extraña confesión”. El texto original se llama “Drama en la Cacería” y Manuel Peyrou lo tradujo a nuestro idioma. Es excelente.

Dickens (como ya lo vimos) se descuelga con ese texto inconcluso.

El Premio Nobel William Faulkner escribe “Gambito de caballo”. Ernest Hemingway escribe un cuento considerado una obra maestra: “Los asesinos”. Entre nosotros, Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares, Silvina Ocampo, María Angélica Bosco, Marco Denevi, Roger Pla, Jorge Riestra, Adolfo Pérez Zelaschi, José Pablo Feinmann, entre muchísimos otros, escriben “Policiales”.

El gran poeta irlandés Cecil Day Lewis (el padre del actor Daniel Day Lewis, el de “Mi pie izquierdo”) escribió novelas policiales bajo el seudónimo de Nicholas Blake. Su novela “La bestia debe morir” es un clásico en el Género. El poeta inglés Eden Phillpotts escribió excelentes novelas policiales: “Los rojos Redmayne”, “El cuarto gris” son dos de los tantos títulos magníficos que tiene.

En España, Manuel Vázquez Montalbán, un intelectual notable, inventó el detective Pepe Carvalho; en Italia, otro intelectual de fuste como Piero Chiara, se descuelga con una novela policial interesantísima: “Los jueves de la señora Julia”.

Leo Perutz, escritor y matemático nacido en Praga, escribe: “El Maestro del Juicio Final”.

Guy des Cars escribe “El solitario” y otros textos de parecido interés.

Georges Simenon, el gran escritor belga, inventa al Comisario Maigret.

Sir Arthur Conan Doyle inventa al “rey de los detectives”, el excéntrico Sherlock Holmes. Pero Conan Doyle tiene otros textos literarios de gran excelencia.

Hay un sin fin de intelectuales escudados, bajo seudónimo, que han escrito novelas policiales. Científicos de variadas disciplinas, han urdido argumentos por de más interesantes.

Y como colofón: hasta un autor de tangos escribió una novela policial. Me refiero a Francisco García Jiménez con su “Misterio en la Vuelta de Rocha”.
¡Qué tal!

robertodiaz@uol.com.ar

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