El Papa deja Cuba con un fuerte llamado a la continuidad del diálogo entre la Isla y EEUU

Francisco culminó hoy su gira de tres días por Cuba, que incluyó misas en La Habana -con la presencia de los presidentes Raúl Castro y Cristina Fernández de Kirchner-, Holguín y en Santiago de Cuba, donde abogó por la “revolución de la ternura”. El pontifice viaja ahora a Estados Unidos.

El pontífice visitó en La Habana un Centro Cultural de jóvenes y los llamó a “no conventillear” en pos de la “cultura del encuentro”, mientras que durante su visita a la Catedral de la capital cubana ironizó con los consagrados que se enriquecen económicamente al sostener que “Dios es tan bueno que le manda un ecónomo desastroso que lo lleva a la quiebra”.

Además, le otorgó un espacio predominante a la familia -de hecho, su última actividad en Cuba fue un encuentro con algunas de ellas- y afirmó que “un pueblo que cuida a sus abuelos, a sus chicas, a sus chicos y a sus jóvenes tiene el triunfo asegurado”.

Francisco llegó el sábado a Cuba y desde el aeropuerto José Martí de La Habana, donde fue recibido por Raúl Castro, celebró el “proceso de normalización de las relaciones entre dos pueblos” y animó “a los responsables políticos a continuar avanzando” por ese camino.

Con el lema “Misionero de la Misericordia”, Francisco arribó al país caribeño en la primera etapa de una gira que desde hoy continuará en Estados Unidos, en medio del proceso de restablecimiento de las relaciones bilaterales entre ambos países, tras más de 50 años del bloqueo de Washington a la isla.

Las buenas relaciones entre el Vaticano y Cuba -que este año celebran el 80 aniversario del establecimiento de la diplomacia- se vieron plasmadas en la presencia de Raúl Castro en las tres ciudades que visitó Francisco y también en la visita del pontífice argentino al comandante Fidel Castro, con quien se reunió por 40 minutos en su casa.

La presencia del papa despertó admiración y euforia entre los cubanos, quienes destacaron principalmente su condición de latinoamericano y su intervención en las negociaciones con Estados Unidos, euforia que se vio reflejada en las misas, eventos y caravanas que se formaron en las tres ciudades que recorrió Francisco a bordo del papamóvil.

El vocero del Vaticano, Federico Lombardi, calificó anoche de “experiencia muy positiva” la visita del pontífice al referirse a la recepción cubana, ya que “desde el primer momento que salió del aeropuerto, cientos de miles de personas se presentaron espontáneamente ante la presencia del papa, con un entusiasmo popular simple y de personas siempre contentas”.

Durante la misa del domingo en La Habana, hizo también un llamado a la paz en Colombia y sostuvo: “no tenemos derecho a permitirnos otro fracaso más en este camino de paz y reconciliación”.

La presidenta Cristina Fernández de Kirchner estuvo presente en el acontecimiento histórico que se realizó en la Plaza de la Revolución, en donde se colocó el estrado papal al costado a la izquierda del monumento del Che Guevara, y en declaraciones a la prensa sostuvo que el discurso del pontífice le hizo “acordar al concepto de ‘la patria es el otro'”.

Francisco dio misa también en Holguín, donde instó a “ver más allá de la categoría social a la que podamos pertenecer”, mientras que en Santiago de Cuba abogó por la “revolución de la ternura” y pidió “sembrar reconciliación”.

Un lugar predominante en la gira del pontifice lo tuvo la Virgen de la Caridad del Cobre, la patrona de Cuba, en cuyo Santuario dio misa y se convirtió así en el primer papa que celebra allí la homilía.

Allí participaron miembros de “comunidades sin templo”, una forma de práctica de la fe que se da en este país, en el que se practica la religión en las casas de familia.

También los jóvenes, que tuvieron un rol preponderante entre el público, fueron parte de la gira de Francisco, ya que visitó en La Habana el Centro Cultural Félix Varela, en donde lo esperaron 5.000 jóvenes a quienes les recomendó “no conventillear” en pos de la cultura del encuentro.

Fiel a sus rupturas sorpresivas de protocolo, en la Catedral de La Habana dio un discurso espontáneo en donde sostuvo: “cuando se mete el espíritu de la riqueza en un consagrado o consagrada para asegurarse el futuro que no está en Jesús y sí en una compañía de seguros espiritual, Dios es tan bueno que le manda un ecónomo desastroso que lo lleva a la quiebra”.

Francisco bendijo también las ciudades y antes de retirarse rumbo a Estados Unidos pronunció un breve discurso en el que afirmó que “un pueblo que cuida a sus abuelos, a sus chicas, a sus chicos y a sus jóvenes tiene el triunfo asegurado”.

Sus últimas palabras a los cubanos fueron dadas desde la Catedral de esa ciudad, en donde tomó un micrófono y dijo que iba a bendecir la ciudad con “una condición, van a tener que pagar algo: les pido que recen por mí, esa es la condición. Adiós y gracias”.

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