El Hospital de Ojos cumplió su segundo año de servicio a la comunidad

Está ubicado en Brandsen 4837 de Villa Domínico.

El pasado 1º de Mayo, el Hospital Municipal de Ojos cumplió sus dos primeros años de vida y, tanto para sus autoridades como para los vecinos de Avellaneda, el balance es muy positivo.

Pueden dar pruebas de ello los cerca de 1500 pacientes que se atienden por mes, en forma gratuita, y que tienen a disposición un excelente grupo de profesionales, dotados además de un equipamiento de última generación.

No son casuales las innumerables cartas de agradecimiento, de parte de pacientes y familiares, en las que siempre hay un denominador común: la esmerada atención del personal de la entidad.

En tal sentido, la Coordinadora del establecimiento Susana Blanca de Luca, ratificó la devolución de quienes se atienden en sus consultorios.

“La verdad es que tenemos un plantel de médicos excelente y se ha hecho un grupo muy lindo, y la gente que viene a atenderse está muy contenta”, dijo de Luca.
“Nuestro equipo es como una gran familia”, prosiguió la Sra. Susana. “El personal viene con gusto a trabajar. Desde el que barre hasta el médico, somos todos importantes; es un conjunto de cosas. Y la gente nos agradece permanentemente la atención que le brindamos, así que nosotros también estamos muy contentos”.

Asimismo, La Ciudad dialogó con el Director de la institución, Dr. Néstor Julio Moguilner, quien repasó con orgullo las satisfacciones que recibe del desempeño de su función, al frente del Hospital.

“Un año antes de que inauguráramos, me había expresado su inquietud el intendente –por entonces Baldomero Álvarez de Olivera- porque quería contar con un hospital moderno de ojos, en el municipio de Avellaneda. Así que nos pusimos a reformar esta propiedad, que era una antigua salita de atención de primeros auxilios desde hacía muchísimos años, y que pertenece a los bomberos cuyo cuartel se encuentra aquí al lado del hospital. Se hizo una cesión de la propiedad por comodato y se reformó todo de acuerdo a los planos que se hicieron en su momento, para tener un hospital moderno, funcional y amplio”, recordó el Dr. Moguilner.

El responsable enumeró a continuación las funcionalidades del nosocomio: “Contamos con 5 consultorios externos, tenemos varios consultorios para estudios especiales y disponemos de 2 quirófanos (uno de cirugía mayor y otro de cirugía menor). Y el hospital está dotado de todo el equipamiento más moderno que se pudo conseguir en el año 2008, así que prácticamente está a la altura de la mejor clínica de la especialidad”.

Moguilner comentó que, en sus instalaciones “se atiende al público en general y a la gente carenciada –los que están sin trabajo, traen un comprobante que les extiende la Municipalidad, para que también se les briden los medicamentos necesarios para su correcta y completa atención”.

“En promedio se atienden 60 o 70 personas diariamente, aparte de las urgencias. Tenemos dos días quirúrgicos a la semana, uno para cirugía mayor (cataratas, glaucoma, y todo tipo de patologías grandes) y un día de cirugía menor, para cirugías rápidas y ambulatorias”, agregó en Director.

Al igual que la Coordinadora de Luca, el Dr. Moguilner destacó el capital humano con el que cuentan en el hospital.

“Tenemos un muy buen equipo médico, un muy buen jefe de cirugía (el Dr. Mauro Sosa) y personal administrativo de lo mejor. Acá se hace mucho énfasis en la atención amable y cortés con la gente. Porque creo que para que la gente se sienta cómoda, debemos empezar por ahí, por la buena atención”, afirmó con orgullo el doctor, aunque también reconoció que “a veces las esperas son inevitables porque asiste mucha gente”.

Moguilner se refirió también a las especialidades que atienden en forma permanente.
“Tenemos planes, por ejemplo, para atención visual de colegios. Nos van mandando a los distintos grados por tandas, y se designan médicos para atender especialmente a esos chicos y poder de esa manera detectar precozmente algún problema visual. Y tenemos otras campañas para la detección de otras enfermedades. Existe un convenio con todos los centros de atención de la Municipalidad (salitas, centros comunitarios de atención primaria, etc.) que nos envían regularmente la atención de las pacientes embarazadas y su posterior control neonatal de los chiquitos, y también nos derivan el control regular de aquellos pacientes diabéticos e hipertensos, que pueden llegar a tener algún tipo de problema en la vista. Así que trabajo, tenemos”, resumió orgulloso, el médico a cargo del hospital.

Por último, el Dr. Moguilner destacó el respaldo incondicional que recibe de parte del Jefe Comunal: “Agradezco al actual intendente, Ing. Jorge Ferraresi, por su continuo apoyo para con esta obra”.

Moguilner y su faceta como escritor
Aún con su guardapolvo blanco, el Dr. Néstor Moguilner se salió por un rato de su impronta de médico especialista en oftalmología, para mostrar su pasión por la escritura, una actividad que aunque él diga que realiza como un hobbista, queda muy claro que la encara con gran profesionalidad.

“Ese es un hobby que tengo desde hace mucho tiempo. Yo escribí muchos artículos médicos y libros de mi especialidad, algunos que se han publicado acá y otros en el extranjero, pero siempre me gustó escribir y lo tomé también como un cable a tierra, de las tensiones que uno tiene inevitablemente. Porque en realidad, si uno se compenetra con el paciente, también se compenetra de los problemas que éste tiene y perder la visión –por citar un ejemplo- es una de las cosas más graves, creo yo”, reconoció el Director del Hospital de Ojos.

“Así como otros pintan, componen música, leen o se dedican a determinadas actividades deportivas, a mí siempre me gustó escribir y a través de los años he escrito algunos libros –no de medicina, por supuesto- de ficción, cuentos, novelas cortas, cuestiones históricas”, agregó Moguilner.

La producción literaria de Néstor Julio Moguilner abarca poesías, cuentos y el libro De enero a enero, editado en 2003, y alcanza su éxito más reciente con el libro La sombra del Restaurador, una novela histórica, publicación de Ediciones Lumiere.

En La sombra del Restaurador, Moguilner recrea la experiencia de un emisario de la Corona española –un joven y rebelde chaval, llamado Diego Salaverry-, que emprende un viaje hacia la Argentina, en los tiempos del gobierno de Juan Manuel de Rosas.
Su contratapa nos invita a disfrutar de un “magistral relato de época, donde se describe de manera inigualable el modo de vida, los negocios, las intrigas y pasiones de la sociedad porteña de entonces; a lo largo de una trama de matices impensados y electrizantes propios de la aventura de sus personajes”.

Pero para bucear más a fondo en la historia, qué mejor que el comentario de su propio autor:

“La Sombra del restaurador cuenta la historia de una familia española que vino a la Argentina en tiempos de Rosas. Lo que ocurrió fue que en la Argentina, como en todos los países que eran colonias españolas, la totalidad de las tierras y todo lo que producían era propiedad de la corona española. No así en los países colonizados por Inglaterra -por ej. Estados Unidos-, en los cuales las tierras eran propiedad de los colonos. Por eso tenían mucho más interés en cultivarlas y por eso, tal vez el despegue de esos países (como Nueva Zelanda, Australia o Canadá) fue mucho más rápido que el de los países que dependían de España”, relató Moguilner.
El médico y escritor prosiguió explicando el contexto histórico en el que transcurre su novela.

“Ocurrió que después de la Revolución de Mayo, España se quedó sin todos los productos que sacaba de la tierra y sus derivados. Dejaron de recibir carne salada, cueros, cebo, lana, minerales (Plata y Oro, proveniente de La Rioja); y después de varios años, a raíz de las guerras Carlistas que hubo en España y que dividieron prácticamente al país en una guerra civil, se vieron en la necesidad de obtener nuevamente esos productos, pero comprándolos. Ya no era gratuitamente. Entonces envían a este emisario, con todo el poder y el dinero de la corona española, para recomprar los productos que habían perdido y que ya tenían como falta angustiante. Esa es la historia de la persona que vino a la Argentina y de su descendencia”, resumió el autor.
Esta apasionante novela histórica (350 páginas) terminó de imprimirse en abril de 2010 y ya se encuentra a la venta en las mejores librerías del país.

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