Ivo Filipi: El guerrero de Avellaneda

Ivo Filipi (19) se destaca por ser un practicante de la exhausta disciplina denominada pentatlón moderno, deporte que alberga nada menos en realizar cinco disciplinas juntas: natación, carrera a pie, tiro, esgrima y equitación. “Me encanta lo que hago y mi sueño es estar en alguno de los próximos Juegos Olímpicos”, afirmó el fanático de Racing, con el entusiasmo que lo caracteriza. Además, este año fue reconocido por la Municipalidad como “deportista destacado”.

“Una aventura para guerreros” es el eslogan que se lee reiteradamente cuando se busca información del llamativo y no tan conocido deporte, denominado pentatlón moderno. Y la verdad que la palabra “guerrero” ya es un sinónimo de él, ya que Ivo Filipi (19 años) siempre va por más. No le bastó una, dos o tres disciplinas, sino que ahora ya practica de lleno el pentatlón completo. ¿Pero en qué consiste exctamente ese deporte? Se trata de que los atletas, como su nombre lo indica, tienen que afrontar cinco pruebas sucesivas que deben realizarse en el siguiente orden: esgrima, natación, equitación, tiro deportivo y carrera a pie. Por ejemplo, cada participante debe enfrentar en un duelo de esgrima a todos sus adversarios (en el caso de los Juegos Olímpicos llegan a 35) y es todos contra todos. Y luego se continúa con las pruebas de natación, además de una nueva ronda de esgrima y equitación o salto ecuestre.

 

 

Hasta esa instancia, los atletas suman una cantidad de puntos que le permiten iniciar en mejor o peor ubicación la prueba combinada de carrera y de tiro. La misma se desarrolla en un circuito de mil 400 metros donde cada deportista corre un kilómetro hacia su puesto en la línea de tiro, dispara hacia cinco blancos debiendo derribar todos en un tiempo de un minuto diez segundos. Cumplido ese tiempo, de no acertar en ellos, el competidor debe correr otro kilómetro y volver a tirar, finalizando la prueba combinada recién cuando los cinco blancos hayan sido marcados con disparos y completando un último kilómetro.

 

Los “mortales” hasta nos cansamos de sólo leerlo, entonces habrá que imaginarse practicándolo. Increíble.

 

“La última prueba la sumé este año, que fue equitación, donde la desarrollo en Merlo, y la verdad que me está gustando mucho. Ya estoy a full y muy mentalizado en las cinco disciplinas para hacer lo mejor de mi y que me vaya bien en todo lo que se viene que es hermoso y lo quiero disfrutar mucho. Lo que más me cuesta es tiro, pero voy mejorando de a poco”, le afirmó Ivo, al Diario La Ciudad.

 

El entusiasta joven, que es “enfermo total” de Racing Club y vive a cinco cuadras del Estadio de sus amores, arrancó en natación desde que tenía sólo seis meses de edad, ya que le diagnosticaron asma: “Por mi situación de salud le recomendaron a mi mamá que vaya a nadar, entonces desde ese momento empecé a venir a la sede de ‘la academia’”. Y desde ahí, Ivo se hizo amigo del agua y no se separaron nunca más.

 

Ya más crecido, a los 13 años, se sumó a los entrenamientos del club “Dolphin” (en Crucesita), con el entrenador Maximiliano Schell, y ahí agregó la carrera a pie. Y a la vez, como si fuera poco, también iba en ese tiempo al Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (Cenard) a practicar atletismo y tiro con su tío Guillermo Filipi (un reconocido y respetado entrenador de pentatlón moderno). “A esa edad, mi meta ya era ser pentatlonista. Siempre me esforcé mucho y me ayudó el empujón anímico y la ayuda de mi familia, mis entrenadores y del “Instituto French”, la escuela donde yo concurría y que siempre me apoyaron en lo que hacía o cuando tenía competencias.

 

Y obviamente, el nombre de Ivo Filipi ya aparecía en los puestos mas destacados de los torneos de natación o atletismo donde el joven alto y flaco se presentaba.

 

Hasta tal punto se destacó en sus presentaciones, que el “todoterreno” tuvo presencias, a partir de 2010, en varios países como Chile, Brasil, México, Cuba, Hungría y hasta en Dubai: “Viajé a los Emiratos Árabes en 2012 para competir en la disciplina denominada biatle, que consiste en nadar y correr. Fue una experiencia increíble, no solo por haber competido y representar a mi país, sino por haber conocido esa Ciudad y sus costumbres. Fue único. Siempre siento un orgullo enorme en llevar a la bandera de mi país a los diversos torneos que voy y trato de dejarlo lo mejor parado posible”.

 

Finalmente, como ya había contando, Ivo sumó este año la última prueba que le faltaba para realizar los cinco puntos que compone el pentatlón, que fue la equitación, y se prepara para un 2017 a full: “Ahora se viene cosas muy duras pero hermosas, porque hago lo que amo. Además, también estoy enfocado en el estudio, ya que estoy realizando el profesorado de educación física también en el Cenard. Voy todos los días a Nuñez e intercalo entre el estudio y la prácticas”.

 

Y la gran meta y sueño de quien fue reconocido en mayo de este año por la Municipalidad de Avellaneda como “deportista destacado de la Ciudad”, es estar en alguno de los próximos Juegos Olímpicos: “El siguiente es en Tokio 2020, pero seguramente es muy pronto para que pueda estar, pero en los Juegos 2024 (todavía no se sabe la sede), veremos…”

 

Y con la mentalidad guerrera de Ivo Filipo, no hay que sorprenderse que un avellanedense nos represente olímpicamente en un futuro.

 

La rica y llamativa historia de cómo nació el pentatlón

El pentatlón moderno entrega un relato novelesco casi como ningún otro deporte en los Juegos Panamericanos. En el siglo XIX, un joven oficial de caballería francés recibió la misión de entregar un mensaje. Sobre el lomo de su caballo atravesó las líneas enemigas en un terreno accidentado, y de repente se topó con un soldado que desenvainaba su espada. Retado, salió vencedor del duelo, pero su caballo cayó abatido por el disparo de un soldado enemigo. Decidido, el oficial continuó con su misión corriendo a pie, cruzó a nado un río de aguas turbulentas y finalmente entregó el mensaje.

 

El barón Pierre de Coubertin rescató la historia y la incorporó como prueba en los Juegos Olímpicos de Estocolmo 1912, al suponer que esta competencia sería la más completa, ya que combinaba fuerza con velocidad y armonía.

 

Casi cien años después, el Hípica Club, en las afueras de esta ciudad, rememoró aquella leyenda con la sucesión de cinco disciplinas al cabo de ocho horas: esgrima, 200 metros de natación, 12 saltos de equitación, campo traviesa en 3000 metros y tiro con láser.

 

En nuestro país, desde 1941 hasta 1960, el pentatlón moderno era practicado exclusivamente por militares. En los Juegos Olímpicos de Roma de 1960, nuestros pentatletas alcanzaron su máxima expresión -venían de ser cuartos en el Mundial de 1958 detrás de Hungría, Rusia y Estados Unidos, el local-. Pero el período de la dictadura sepultó la disciplina y la dejó casi sin cultores. Sólo en 1990 hubo un atisbo de crecimiento de la mano del oficial de Educación Física Miguel Trías, que sin embargo no contó con suficiente respaldo.

 

Finalmente en 2001 se produjo el quiebre: el escenario de la acción se mudó del Colegio Militar de La Nación al Cenard y se instrumentó un plan de apertura que no sólo alcanzara al ámbito militar, sino también a la población civil (Guillermo Filipi, tío de Ivo y actual entrenador nacional, era el vice presidente de la federación en ese momento).

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