El CAS Avellaneda ante un nuevo aniversario del fallecimiento de Roberto Pérsico

Escribe Rodolfo Borda.

Mientras las instituciones trascienden los tiempos, las personas que integran las mismas van renovándose por distintas causas. No obstante, es dable señalar que el capital social de una institución, principalmente si es de servicio, está constituido por la sumatoria de los intelectos y dignidad humana de sus integrantes actuales y de los que ya transitaron en su camino.

Han pasado muchos socios durante los 50 años de vida del Club Argentino de Servicio de Avellaneda que nos han dejado su huella, su inspiración y su ejemplo de hombres de bien.

Roberto Pérsico fue un socio especial, sus mayores virtudes fueron la amistad y la solidaridad hacia el prójimo. El CAS era su casa, su lugar de esparcimiento, el lugar donde cultivaba los valores que inspiran el servicio.

Las reuniones comenzaban cuando Roberto llegaba, siempre con noticias de último momento, que por su labor de periodista y por su innata inquietud personal cubrían todos los ámbitos del conocimiento y de la actualidad.

Fue un trabajador incansable y de una fecundidad mental extremadamente positiva en ideas y proyectos de alcance nacional.

A él debemos el lema que, a nivel nacional, distingue a los CAS de todo el país: «con amor servimos».

Gracias a su inspiración fue posible crear e instrumentar el plan nacional de «construcción de escuelas de frontera» que hoy albergan a más de 2.500 alumnos, los que pueden estudiar trece edificios modernos con aulas y sanitarios similares a los de la capital federal.

Al conmemorar el 19 de marzo, su quincuagésimo aniversario, el CAS Avellaneda rinde su merecido homenaje al notable visionario, al entrañable socio y amigo Roberto Pérsico.

Rodolfo Borda
Presidente CAS Avellaneda

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