El bandoneón Pichuco de la UNLa ganó el premio INNOVAR 2012

A partir de una iniciativa de la rectora Dra. Ana Jaramillo, y de acuerdo con la misión primaria de la Universidad Nacional de Lanús, se planteó el desafío de fabricar bandoneones en el país. El prototipo del Pichuco permite proyectar la producción en serie de bandoneones de costo accesible, para que el alma del dos por cuatro esté a disposición de todos los músicos.

El bandoneón de estudio Pichuco recibió el 1º premio en la categoría Diseño Industrial de la edición 2012 del Concurso Nacional de Innovaciones INNOVAR, organizado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación. INNOVAR se viene realizando desde el año 2005 y se ha constituido en el principal concurso relacionado a la actividad innovadora. Su espíritu y objetivos son estimular y difundir los procesos de transferencia de conocimientos y tecnología, aplicados a productos y/o procesos que mejoran la calidad de vida de la sociedad y promover las innovaciones que permitan sustituir productos importados, regenerando la trama productiva del país.

Los antecedentes
A partir de la concepción del diseño industrial como una disciplina que articula la producción industrial y la identidad cultural de una sociedad, un grupo de docentes investigadores de la carrera se abocó a este ambicioso proyecto cuyo prototipo fue presentado en diciembre de 2010. El objetivo es generar instrumentos de estudio nuevos, de bajo costo, mediante la industrialización de la producción, para que los bandoneones resulten accesibles a la mayor cantidad posible de ejecutantes, incluidas las jóvenes generaciones.

El trabajo comenzó con el reconocimiento, despiece y relevamiento de las más de 2000 piezas que conforman un bandoneón, para después elaborar un nuevo planteo constructivo. La premisa establecida y respetada en el nuevo planteo fue reducir la cantidad y diversidad de piezas y procesos. El bandoneón Pichuco corresponde al modelo de 71 teclas, 38 en la mano derecha y 33 en la izquierda. Cada tecla comanda dos sonidos de acuerdo con la apertura y el cierre del fuelle, y el instrumento posee 272 voces con un registro de 5 octavas cromáticas. Está adaptado a la forma de ejecución tradicional, para lo cual se estudia la disposición de teclas de manera de respetar la digitación clásica. En lo constructivo, se respetó el uso de maderas de luthería en los elementos determinantes de la sonoridad del instrumento, y se utilizaron materiales más económicos en las partes que no implican compromiso acústico.

Al mismo tiempo se redujo significativamente la cantidad de piezas con respecto al modelo original. La estética tradicional del bandoneón incluye una ornamentación particular, característica del instrumento: se mantuvieron algunos detalles de ella y se aplicaron rasgos nuevos, correspondientes a las nuevas tecnológicas, además de la identidad de nuestra universidad.

Breve historia
El bandoneón nació en Alemania a fines del siglo XIX, se estima que con el fin de constituirse en una especie de órgano de iglesia portátil. Alrededor de 1900 llegó a nuestro país, como tantas otras cosas, en manos de los inmigrantes que desembarcaban de a miles en el puerto de Buenos Aires. Rápidamente se incorporó al tango, donde no tard en erigirse en el alma del dos por cuatro, adquiriendo un carácter de cono cultural del Ro de la Plata.

En el tango, el fueye ganó características y modos de interpretación diferentes de los originales. Sin embargo, mientras se acababa la poca de las milongas, la producción de bandoneones iba también languideciendo hasta que, hace unos cincuenta años, el emblemático doble A dejó de fabricarse. Los viejos bandoneones que aún pueden conseguirse en el país son muy costosos, el arreglo de los mismos implica contratar a un especialista altamente capacitado, y para complicar todavía más el panorama, se registra una importante fuga de bandoneones al exterior por la compra de coleccionistas extranjeros.

Intentando paliar esta situación se promulgó, en el año 2009, la ley 26531 de Creación del régimen de protección y promoción del instrumento musical bandoneón.

En este marco nace la creación y futura producción del bandoneón Pichuco, un proyecto de fuerte significación social que la UNLa asume con idoneidad, compromiso, confianza en el porvenir y rescate de un pasado caracterizado por una industria argentina fuerte y eficiente.

Los responsables del proyecto son Roberto de Rose director de la Licenciatura en Diseño Industrial-, junto con un equipo de investigación conformado por Roberto Crespo director-, Guillermo Andrade co-director-, y los docentes investigadores Andrés Ruscitti y Diego Velazco.

Anbal Troilo, Pichuco (1914-1975)
El nombre del bandoneón desarrollado en nuestra universidad es un homenaje a uno de los ms grandes artistas de nuestro tango, músico, bandoneonista, director y compositor.

Cuando tena 10 años Pichuco convenció a su madre de que le comprara su primer bandoneón, y con el tocó durante casi toda su vida. A los 11 años se subió por primera vez a un escenario, cerca del Mercado de Abasto. A partir de ese momento integró las mejores orquestas de la época y formó también sus propias agrupaciones, como el Cuarteto Aníbal Troilo.

Existen casi 500 grabaciones editadas que lo cuentan como intérprete, si bien se supone que hay varias más, que nunca llegaron al público.

Como compositor, Troilo creó la música de más de 60 tangos, milongas y valses. La dupla maravillosa que conformó con Homero Manzi alumbró títulos ineludibles como Sur, Barrio de tango y Che bandoneón. Cuando Manzi murió, Pichuco interrumpió un juego de bacarat en su casa y se encerró en una habitación; allí compuso, en memoria de su mejor amigo, el tango Responso, considerado uno de los más brillantes de todas las pocas.

El 11 de julio, fecha de nacimiento de Aníbal Troilo, fue declarado en su honor el Da Nacional del Bandoneón.

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