“En el informe de autopsia y sus estudios complementarios quedó claro que en el ano de Candela hay una infiltración, una lesión de características vitales que confirma que sufrió un abuso sexual”, dijo este martes por la tarde a Télam el abogado Fernando Burlando.

El letrado aseguró, además, que “esto coincide con el perfil de psicópata sexual volcado en el expediente sobre Hugo Bermúdez, el autor material”.

Al dictar el lunes la prisión preventiva a Bermúdez (53) y otros cinco imputados, el juez de Garantías de Morón Alberto Meade afirmó que “la mecánica del óbito (de Candela) que la pericia de autopsia informa, resulta compatible con ciertos procederes de Bermúdez”.

Al respecto, el magistrado, en el fallo al que accedió Télam, valoró el testimonio de una mujer que tuvo relaciones sexuales con Bermúdez, a quien conocía porque había sido pareja de su hija.

La mujer contó que Bermúdez practicaba sexo oral “no importándole si (ella) podía respirar o no, llegando en ocasiones a taparle la boca y quizás hasta la nariz como parte del juego sexual”.

Sostuvo que “tenía el morbo de hacerle cualquier tipo de actividad o juego que conlleve hacerle notar que la persona con la que estaba se hallaba sufriendo o padeciendo dolor, queriendo en oportunidad llegarla a atar, agarrarla del cabello y tirárselo”.

También relató que Bermúdez tuvo relaciones con una chica de 15 años, que sabe que “sentía mayor atracción por las mujeres jovencitas” y que en la intimidad lo considera “un pervertido y violento”.

“Necesita ver que la persona con la que esté llegue a sufrir para que Hugo se sienta complacido”, agregó.

Por otra parte, Burlando adelantó que en las próximas horas pedirá como representante del particular damnificado que “se cite a declarar a los médicos que participaron de la autopsia para que aclaren la situación”.

“Luego le pediremos a la fiscalía que amplíe la calificación del hecho e indague a todos los detenidos por el delito de abuso sexual con acceso carnal. Esta situación debe ser aclarada por los detenidos”, comentó el letrado.

Hasta el momento, el crimen de Candela está caratulado como “homicidio calificado por el concurso premeditado de dos o más personas”, cuya pena es la de prisión perpetua.

Durante la autopsia, los forenses Alejandro Rullan Corna, Ricardo Lombardo y Eduardo Jorge Brero, no habían encontrado lesiones de abuso, pero sí establecieron signos de que Candela había tenido relaciones de vieja data.

Diez días más tarde, los estudios histopatológicos complementarios realizados por la perito Claudia Delgiorgio confirmaron que había lesiones en el ano y en el recto de la niña, según el informe que consta en la resolución dictada el lunes.

Allí se señala que la nena presentaba “múltiples microfocos de hemorragia con soluciones de continuidad en mucosa rectal y de transición, lesiones de carácter vital y reciente”, es decir de poco antes de ser asesinada.

En la resolución dictada el lunes, el juez convirtió en prisión preventiva la detención de los imputados Bermúdez, Ramón Altamirano (55), Gabriel Gómez (30), Guillermo López, Gladys Cabrera (41), y Alberto Espínola (31), quienes seguirán presos tal como lo había solicitado la semana pasada el fiscal de Morón Marcelo Tavolaro.

Por el caso, también está detenido Héctor “El Topo” Moreyra (44), quien fue el último de los acusados en ser detenido y a quien el fiscal considera el “autor intelectual” del crimen por problemas de vieja data con el padre de la niña, ya que ambos siempre fueron delincuentes.

En tanto, en la causa hay un prófugo identificado como Leonardo Gabriel Jara Navarrete (31), quien según declaró un testigo de identidad reservada fue quien con Moreyra y otro hombre subieron a Candela en un auto Suzuki Fun gris cuando la nena salió de su casa el 22 de agosto pasado, la última vez que se la vio con vida.

De acuerdo con ese testigo, los tres la llevaron a la casa ubicada en Kiernan 922 de Villa Tesei, y luego, utilizando tres autos, la trasladaron a la vivienda de Cellini 4085, donde vive la suegra de Bermúdez, lugar donde la habrían matado para luego arrojar su cadáver en un descampado situado a cuatro cuadras.

Otro testimonio de carácter reservado indica que “Jara se le estaba haciendo el novio a Candela, porque sabía que la madre tenía una plata guardada, y le querían hacer `la caída` para que le entreguen la plata”.

Este joven tendría la apariencia de un “wachiturro” (estética de un grupo de cumbia homónimo), los cuales eran del gusto de Candela y podrían llegar a convencerla de cualquier cosa, según declaró la madre de la víctima, Carola Labrador, tras la desaparición de su hija.