Egipto: disparos y heridos en una batalla campal entre seguidores de Mubarak y opositores

Partidarios del presidente egipcio, Hosni Mubarak, se enfrentaron a los golpes en El Cairo con manifestantes, mientras el Gobierno rechazó el pedido de algunos países, entre ellos Alemania y Estados Unidos, para que el mandatario realice una transición de su mandato de 30 años.

Los defensores de Mubarak irrumpieron en la céntrica plaza Tahair (Liberación), atacaron a los miles de manifestantes que reclaman la renuncia del mandatario con golpes de puños, palos y cócteles Molotov.

Alrededor de las 11 de ayer (hora argentina) se escucharon algunos disparos y comenzaron a verse personas heridas que eran arrastradas desde sus extremidades por otros manifestantes, según constató Télam.

Se trata del noveno día consecutivo de protestas que causaron una muerte y desde su inicio unas 300, además de miles de heridos.

“No somos violentos y somos mayoría”, dijo a Télam uno de los manifestantes que apoyaban a Mubarak, mientras corría hacia el epicentro de las protestas en la capital egipcia, la cual se convirtió en escenario de una “verdadera batalla campal”.

Los seguidores de Mubarak, que se niega a renunciar, aunque anoche anunció que no se presentará a un nuevo mandato, ingresaron por la entrada principal de la plaza, por la calle Abd El Moniemm Riad, uno de los laterales del Museo Egipcio.

Ante la pasividad del Ejército, que prometió no reprimir a ninguno de los grupos, los corresponsales extranjeros decidieron alejarse a un hotel ubicado a 500 metros de la plaza, desde donde se pudo observar a miles de partidarios del jefe de Estado (ellos dicen ser cerca de 500.000) caminando hacia el Museo de Historia.

Sin embargo, algunos de esos partidarios de Mubarak intentaron entrar al hotel en donde parte de la prensa internacional, entre ellas la enviada de Télam, se refugiaban.

Los periodistas tuvieron que escapar y se alojaron en el piso 21 del Hotel Hilton de El Cairo, luego de que los manifestantes derribaran las vallas de seguridad, aunque la seguridad del hotel pudo resistir la embestida.

Sobre el puente 6 de octubre -a 400 metros del núcleo de los opositores- ingresaban autos abarrotados de personas y con gente sobre los techos que portaban banderas de Egipto.

Dos camiones militares se interpusieron entre ambos bandos en una de las calles laterales linderas al Museo de Historia para intentar controlar la situación. Los soldados realizaron disparos al aire para amedrentar a los manifestantes.

En la puerta del hotel donde la prensa decidió refugiarse, partidarios del presidente cantaban: “Larga vida a Mubarak / Queremos a Mubarak”.

“No necesitamos a los políticos. Vamos a seguir en la plaza.

No sabemos dónde está (el opositor y Nobel de la Paz, Mohamed) El Baradei, pero vamos a seguir y no necesitamos más organización que resistir en la plaza”, dijo a Télam Mahmud Mamdouh, contador, de 30 años.

Saleh Sallm, profesor desempleado, dijo que “Mubarak tiene que resolver el problemas de los miles de profesores desocupados, él es el responsable de lo que está pasando en el país y no los manifestantes”.

Los opositores a Mubarak dijeron que sus partidarios eran miembros de las odiadas fuerzas policiales vestidos de civil, una acusación negada por el Ministerio del Interior.

Tras el ataque, la principal figura de la oposición, el Premio Nobel de la Paz Mohamed ElBaradei, llamó al Ejército a intervenir para detener los enfrentamientos, pero los soldados permanecieron en alerta mirando.

Esta noche, el vicepresidente egipcio, Omar Suleiman, condicionó el diálogo con otras fuerzas políticas al fin de las protestas e instó a los manifestantes en la plaza de Tahrir, a regresar a sus hogares, informó la televisión estatal egipcia Nile TV.

“No habrá diálogo con las fuerzas políticas hasta que no cesen las manifestaciones y volvamos a la vida cotidiana”, dijo Suleiman.

La crisis desatada en Egipto, inspirada en las revueltas en Túnez, alarmó a Estados Unidos, aliado clave en la conflictiva región y despertó el temor de que el malestar se expanda a otros países árabes que también tienen liderazgos autoritarios.

El presidente estadounidense, Barack Obama, habló con Mubarak por teléfono durante media hora el martes por la noche después de que el mandatario, de 82 años, anunciara su plan.

“Lo que está claro y lo que indiqué esta noche al presidente Mubarak es que creo que una transición ordenada debe ser significativa, debe ser pacífica y debe comenzar ahora”, dijo Obama.

Sin embargo, Mubarak no dio marcha atrás. Un comunicado del Ministerio de Relaciones Exteriores rechazó la presión de Estados Unidos y Europa para que comience la transición de inmediato y dijo que “buscan incitar la situación interna en Egipto”.

El respaldo internacional de Mubarak, durante tres décadas un defensor incondicional de la política occidental en Oriente Medio, se diluye.

Además de Estados Unidos, Francia, Alemania y el Reino Unidos también pidieron una transición rápida. Mientras que Israel, que firmó un tratado de paz con Egipto en 1979, manifestó que observaba la situación de su vecino con nerviosismo.

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