Duelo migratorio: ¿qué sucede cuando las personas eligen mudarse a otro país?

El proceso emocional y psicológico implica la separación del lugar de origen y de un entorno conocido y la asimilación de una nueva cultura y sociedad.

“Tanto desde lo económico como desde lo psicológico, migrar no es para cualquiera”, dice Natalia Markin, psicóloga de la Universidad Católica de La Plata y migrante, a la Agencia de Noticias Científicas de la Universidad Nacional de Quilmes. Quienes eligen iniciar una vida nueva en otro país atraviesan lo que se conoce como duelo migratorio que implica, entre otras cosas, dejar atrás familia y amigos y encontrarse con otra cultura y sociedad. En esta nota, la Agencia dialoga con Markin y con Simón González Alegre, un argentino que reside en España: “Vine a conocer cómo es vivir en otro lado. Lo hago porque soy un ciudadano de clase media que me permite vivir esta experiencia, eso no lo pierdo de vista”.

Cuando las personas se mudan a otro país viven el duelo migratorio, es decir, un proceso emocional, psicológico y, algunas veces, con síntomas físicos que se da a partir de la separación y desarraigo del país de origen para asimilar una nueva vida en otro lugar. Lejos de un duelo sencillo, este proceso implica múltiples dimensiones, como lidiar con la pérdida o la lejanía de amigos y familia, el estatus social, la seguridad del entorno, o la nostalgia por el idioma, las costumbres, la comida o el clima.

Según detallan distintas escuelas de psicología, este duelo es parcial y no definitivo ya que el país de origen sigue existiendo y las personas pueden regresar. Así, implica fases como la negación de las dificultades psicológicas, burocráticas y de supervivencia que implica estar en un nuevo país; la aceptación de la pérdida del lugar de origen para así dar lugar a sentimientos como tristeza y soledad; y la adaptación a la nueva realidad. Es decir, la aceptación de la condición de migrante y las condiciones en las que se puede vivir y superarse.

“A mis pacientes les recomiendo hacer un kit de supervivencia que consiste en tres pasos: no idealizar el país de llegada, relacionarse con gente de tu mismo lugar de origen y hacer algo impensado para así vencer algunos miedos”, cuenta Markin que lleva dos años en la Costa Brava, Cataluña, España, y es cofundadora del proyecto “Psico sin distancias” destinado a dar un apoyo emocional a quienes se trasladan por el mundo. Según detalla, la no idealización es una parte fundamental en un proceso migratorio puesto que el choque entre las altas expectativas y la realidad puede resultar angustiante y generar ansiedad, tristeza y, en algunos casos, depresión. 

Conectar con la propia cultura

Asimismo, al pasear por las calles de otros países se pueden ver banderas de distintas nacionalidades colgadas de los balcones o personas que visten camisetas de fútbol de diferentes partes del mundo. Se trata, en términos de la profesional, de buscar puntos de conexión con la propia cultura.

“Como psicóloga de migrantes y por mi propia experiencia te puedo decir que las personas necesitamos buscar referencias que nos unan a nuestro país de origen para mitigar el duelo. Sea una camiseta de Messi o de Maradona, una persona con un mate, una bandera, las llamadas a distancia, o un festival argentino en otros país, todas cosas que te permitan tolerar la distancia”, comenta. Y agrega: “No hay que perder la identidad, no hay que dejar de saludar como saludamos, de escuchar la música que nos gusta o de usar nuestro vocabulario”.

Por su parte, Simón González Alegre, que lleva poco más de un mes como migrante en la ciudad de Madrid,relata su experiencia ante la Agencia: “Los primeros días fueron muy difíciles, en especial las fechas de las Fiestas. Fueron quince o veinte días donde extrañé un montón a mi familia y amigos. Me empecé a dar cuenta de las comodidades que tenía en Argentina y que las había dejado”.

Y continúa: “El duelo es complicado y se nota en las pequeñas cosas, por ejemplo, ver a dos personas tomando mate juntos y uno no tiene con quién hacerlo todavía; o pasas por un bar y hay gente viendo un partido de fútbol y pensás ‘mis amigos están todos juntos viendo a Racing y yo estoy acá solo’. Son pensamientos que aparecen, pero a mi me ayudaron dos cosas: videollamadas con todos y sentirlos cerca, y la terapia. Es fundamental”.

Markin detalla que, además de mantener tradiciones y buscar apoyo psicológico, es importante aceptar la condición de migrante y los códigos de la nueva cultura, abrirse a conocer nuevas personas y distintos lenguajes. “Yo vine a conocer la vida española y realizar mi vida profesional acá. Tener ciudadanía europea me lo facilitó al igual que ser una persona de clase media , es importante no olvidarse de eso. Es difícil por momentos pero justamente vine a buscar esto”, manifiesta González Alegre.

 

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