Dione Química, una empresa que nació en un garaje de Wilde y ahora vende a todo el país y el exterior

Con más de tres décadas de trabajo y crecimiento en la elaboración de productos de limpieza, Dione Química, de Méndez 1062, se convirtió en una de las empresas más solicitadas por clientes de todo tipo. Instituciones, hoteles, clínicas y restaurantes de primera línea, entre otros, recurren a esta empresa familiar que logró desarrollar más de 300 productos superiores en calidad a los que se promocionan por televisión, pero a un valor muy inferior.

“Nunca vas a encontrar algo de baja calidad. Nuestra línea normal compite con las primeras marcas, con la diferencia que tenemos un precio muy inferior. Hacemos de todo, incluso tenemos una línea Premium para lo relacionado con lo automotriz, limpieza de hornos y pisos”, le comentó a La Ciudad el titular de la firma, Ezequiel Martínez.

 

Además de nutrir a muchas empresas con sus productos para todo lo que es higiene, Dione Química llega al consumidor particular con tres marcas propias, “Dr. Limpio” en artículos de limpieza, “Sans” en cosmética y “Señor Práctico”, en lo que respecta a ferretería y piscina.

 

“Vienen a comprarnos de distintas instituciones como Independiente, hospitales como el Fernández o el Sardá, sanatorios, hoteles como Sofitel, Costa Galana. Tenemos como clientes a empresas de productos de limpieza de Trenque Lauquen y Río Grande que eligen nuestros productos”, remarcó Martínez al detallar la variedad del mercado al que alcanza con Dione Química.

 

De vender por una ventana a exportar
Dione Química nació de la mano de Roberto Prefumo y su esposa Beatriz, suegros del actual titular de la empresa. Con vasta experiencia por haber trabajado en una fábrica grande de artículos de limpieza, Roberto decidió en 1985 comenzar una aventura comercial que ya lleva 32 años de éxitos.
Todo empezó en un garaje de Lafuente al 6400, este matrimonio de emprendedores le vendían los productos a la gente del barrio por una ventana, todo unmicroempredimiento que con los años daría sus frutos.

 

“Mi suegro tenía una base técnica muy importante y no empezó como hacen muchos que solo se dedican en los comienzo a la reventa. Él tenía una visión de trabajar en una empresa grande”, comentó Martínez al explicar el porqué del éxito de esta idea.

 

“Empezaron de muy abajo, fueron creciendo, siempre con la base y la premisa del respeto hacia los empleados, los pares y los clientes –detalló- después del garaje pasaron a un galponcito del padre de Beatriz y luego alquilaron un galpón sobre Lafuente y Corvalán”.

 

A mediados de los ’90 se sumaron al emprendimiento las hijas del matrimonio, Paula, Natalia y Lucía. Estas dos últimas dejarían con el tiempo, por lo que en 2001 se suma el esposo de Paula, Ezequiel Martínez, para que la empresa siga creciendo y no perdiera el espíritu familiar.

 

Dione Química superó con esfuerzo los avatares económicos de un país en crisis y en 2004 volvió a dar un salto hacia adelante con la compra de un terreno donde, con anterioridad, funcionaba un taller de chapa y pintura. Se rediseñó y se compró la casa de atrás para ampliar.

 

“En 2010 compramos otro terreno, que es donde estamos ahora. Acá construimos mil metros cuadrados de planta en dos pisos”, comentó Martínez.

 

“Cuando empezó a tomar una forma más profesional, cerca de 2009, el crecimiento fue muy grande, hemos comprado camiones con crédito muy bajos, el trabajo creció muchísimo y fuimos creciendo en profesionalismo”, sostuvo su actual titular.

Dione Química, además de posicionarse en el mercado con sus productos certificados por la ANMAT, da trabajo a mucha gente, sobre todo de la zona. Al respecto, Martínez aseguró que tienen en la planta 35 empleados, y que la mayoría vive en un radio no superior a las 30 cuadras. Cabe destacar que a esa cifra de trabajadores, se le deben sumar otros 16 que cumplen tareas en locales de venta directa.
La relación empleador-empleado sigue siendo la misma de los comienzos, con el mismo respeto que se les tiene a los clientes.

“Mi suegro decía que el empleado no tendría que cobrar una vez por mes, debería cobrar todos los días porque no debería fiarle un mes de trabajo a ninguna empresa. Esa era la visión que él tenía”, contaba Ezequiel Martínez.

 

De hecho, no solo si limitan a lo estrictamente laboral, sino que además les brindan capacitaciones como por ejemplo de RCP, que también es útil para la vida cotidiana de cada uno de ellos.

 

“Tenemos muy buena relación con los trabajadores, al igual que con los clientes, que los hay desde Tierra del Fuego hasta Salta y Formosa, y desde hace unos años estamos exportando a Uruguay y Paraguay, que es un mercado muy importante ahora y nosotros no nos quedamos afuera”, afirmó.
Nació en un garaje y hoy exporta a distintos países, pero sin perder la impronta y el respeto por el cliente y el empleado que tuvieron, desde aquellos inicios a mediados de los ’80, Roberto y Beatriz.

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