Dictan taller de práctica coral en el Centro Gallego de Avellaneda

Desde hace poco más de un año, y a cargo de Guillermo Fichera, funciona en el Centro Gallego de Avellaneda, ubicado en Mitre 780, el taller de práctica coral en el que un grupo de vecinos se da cita dos veces por semana para aprender y compartir.

Para sumarse al taller no hace falta ser un cantante ya formado, sino que alcanza con tener el deseo de cantar y tener una vocación para hacerlo en grupo, que no es lo mismo que hacerlo como solista.

“Si tenés una voz medianamente sana y afinada no habría problemas”, explicó a La Ciudad el responsable del taller, Guillermo Fichera, de extensa trayectoria en este arte.

“Si bien es un lugar para gente que le gusta cantar, también hay que amoldarse a una metodología de trabajo e invertir esfuerzo para aprender”, remarcó Fichera, tras lo que aseguró que “no se les va a pedir nada que no sepan resolver”.

En ese sentido, sostuvo que “está comprobado científicamente que si podés hablar, podés cantar; pero claro, cada individuo tiene una condición diferente y hay que ver si puede asimilarse al grupo o si hay que derivarlo para hacer un trabajo previo”.

Fichera invitó a todos los vecinos que se sienten atraídos por la actividad coral a sumarse los martes y jueves desde las 19 horas, porque “el canto es reparador, sana, te hace bien”.

Cabe destacar que la participación en el coro es totalmente gratuita y lo único que se pide, una vez que el ingreso al grupo se hace efectivo, es asociarse a la institución para poder colaborar con su crecimiento.

La cuota es ínfima y además el flamante coreuta podrá acceder a todos los beneficios que brinda el Centro Gallego.

“Primero se le hace el test vocal y vemos cómo evoluciona porque hay cuestiones emocionales que influyen en el rendimiento de una persona, que a veces es necesario trabajar un mes, recién ahí se lo invita a hacerse socio”, explicó.

 

Nacimiento del grupo

La iniciativa surgió luego de la pandemia y tomó forma en abril del año pasado, de la mano del propio Guillermo Fichera, licenciado en Dirección Coral y con 45 años de experiencia.

“Mi profesión es la actividad coral, así que quienes vengan van a tener la confianza de alguien que ha dedicado su vida a esto”, dijo Fichera.

Jubilado en plena pandemia y domiciliado en Avellaneda, Fichera sintió que quería seguir estando activo en lo que más le gustaba. “Me planteé hacer algo en la zona y, mediante Alicia Villanueva, actual vicepresidenta del Centro Gallego, fui muy bien recibido y me dieron un espacio que es hermoso”, dijo Fichera al referirse a cómo llegó a la emblemática institución de Avellaneda Centro.

En la actualidad, sigue siendo un espacio de práctica coral, dijo Fichera, pero que va tomando ya forma de coro, teniendo en cuenta que a fines del 2022 ya tuvieron su muestra anual y en agosto
tendrán una nueva presentación.

Cómo anotarse

Los interesados en sumarse a la actividad podrán acercarse a los días de clases, llamar al 4201-7398/8498 de lunes a viernes de 10 a 18, o directamente contactando a su responsable, al 15-5817-3234.

Si bien no hay límite de edad, la actividad está reservada para adulto, pero podrían ingresar adolescentes y jóvenes de acuerdo a las características, sobre todo en lo relacionado con el cambio de voz.

“La muda de voz en los varones -explicó Fichera- se puede dar entre los 11 y los 16 años aproximadamente, pero la voz no se estabiliza hasta los 18”.

“Lo que la gente no sabe es que, cuando crece, pasa lo mismo”, detalló Fichera, agregando que “las mujeres, por ejemplo, cuando entran en la etapa de la menopausia, descienden una tercera en los agudos. La voz tiene un proceso de senectud como todo el cuerpo”, resaltó.

Por ello lo único que se busca es que “la voz esté medianamente sana”, porque, como dijo Fichera, “no es una cuestión de edad, porque a veces encontrás personas de 45 años con la laringe destruida o un mal funcionamiento fonatorio y habla perdiendo aire”.

“La actividad coral es algo que puede prescindir de todo, menos del otro. Lo que necesito es estar con alguien que también tenga el deseo de cantar y de aprender. Es la actividad más profundamente humana que existe”, concluyó Fichera.

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