Detienen a dos secuestradoras virtuales en Avellaneda
Dos mujeres acusadas de participar en un secuestro virtual fueron detenidas en la localidad de Avellaneda por personal de la DDI de Lomas de Zamora y de la comisaría Quinta de esta localidad, confirmaron fuentes policiales a la agencia Online-911.
El llamado “secuestro virtual” es una nueva modalidad delictiva consistente en obtener dinero de una persona a quien se le hace creer, mediante una llamada telefónica, que alguien de su entorno se encuentra privado de su libertad. Muchas de estas llamadas se hacen desde las cárceles.
Dos mujeres acusadas de participar en un secuestro virtual fueron detenidas en la localidad de Avellanada por personal de la DDI de Lomas de Zamora y de la comisaría Quinta de esa localidad, confirmaron fuentes policiales a Online-911.
Las investigaciones comenzaron el pasado 25 de junio cuando personal policial fue alertado por una mujer, con domicilio en la calle Quesada de Villa Fiorito, quien aseguró haber recibido llamadas extorsivas donde le exigían dinero a cambio de la liberación de su hermano de 25 años.
Los investigadores determinaron que la supuesta víctima del secuestro se encontraba bien, a salvo y con su novia.
Luego el personal policial se encontró con la denunciante y su hermano. En ese momento la mujer recibió un nuevo llamado en el que le pedían diez mil pesos, acordando la entrega de dinero sobre la Av. C. Larraldede en Avellaneda.
Finalmente, los detectives montaron una guardia en el lugar mencionado, donde depositaron el dinero y capturaron a dos mujeres de 35 y 45 años cuando estas se disponían a retirarlo.
El llamado “secuestro virtual” es una nueva modalidad delictiva consistente en obtener dinero de una persona a quien se le hace creer, mediante una llamada telefónica, que alguien de su entorno se encuentra privado de su libertad. Muchas de estas llamadas se hacen desde las cárceles.
Mediante el ardid de que tiene secuestrado a un miembro de la familia el malviviente juega con la desesperación de padres o parientes y los obliga a pagar, en un plazo no mayor a una hora, una suma de dinero o un determinado importe en tarjetas telefónicas.
Como ese familiar no está localizable porque salió a bailar o porque en ese momento estaba en algún lugar donde no podía atender el teléfono, los padres no saben que no está secuestrado y pagan los rescates.
Nunca hubo secuestro, pero del otro lado de la línea el familiar de la víctima no lo sabía. El delincuente se aprovecha de la desesperación para obtener dinero. Aunque en principio parece una estafa o un cuento del tío, para la Justicia y la policía se trata de una extorsión.