De esas víctimas, al menos 227 eran civiles, entre los que hay 65 menores y 40 mujeres que perdieron la vida por los ataques aéreos de la alianza iniciados el 23 de septiembre de 2014 en distintas provincias del país, informó la agencia de noticias EFE. El mayor número de muertos civiles se registró entre el 30 de abril y el 1 de mayo pasados, cuando al menos 64 vecinos del pueblo de Bir Mahali, al sur del enclave kurdosirio de Kobani, perecieron en un ataque de la coalición. Dentro de las filas del grupo yihadista Estado Islámico (EI), al menos 3.276 combatientes, la mayoría extranjeros, murieron por los bombardeos de los aviones internacionales entre ellos decenas de sus dirigentes como Abu Osama al Iraquí y Amer al Rafidan. Al Iraquí era el “gobernador” del EI de la llamada “provincia de Al Baraka”, que ocupa parte de Al Hasaka, ya que los radicales impusieron sus propias divisiones administrativas en las zonas que dominan en Irak y Siria. Al Rafidan era el ex gobernante de los radicales en la “provincia de Al Jair”, que abarca áreas de Deir al Zur. La coalición no solo ha tenido como blanco posiciones del EI, sino también cuarteles del Frente al Nusra -filial siria de Al Qaeda- en el oeste de la provincia de Alepo y el norte de Idlib, donde al menos 136 de sus miembros murieron, entre los que figuran cabecillas, como Mohsen al Fadli y Abu Hamam al Suri. Al Suri era el jefe militar del Frente al Nusra, mientras que Al Fadli fue identificado por EEUU como máximo dirigente del grupo Jorasán, un célula de veteranos de Al Qaeda que opera en Alepo y que supuestamente prepara atentados contra intereses occidentales. Por otro lado, los aviones de la coalición han tenido, además, como objetivo en los últimos trece meses una base del radical Ejército de la Sunna en la población de Atme, en Idlib, en la que al menos diez milicianos de esta organización perdieron la vida. Al saldo total de fallecidos se suma un combatiente rebelde prisionero del EI que murió por un bombardeo de la alianza internacional cuando estaba preso en una cárcel de los yihadistas en las afueras de la ciudad de Al Raqa. El Observatorio no descartó que el número de muertos en las filas del EI sea superior, debido al secretismo que esta organización mantiene sobre sus bajas. El EI proclamó un califato en Siria e Irak a fines de junio de 2014, donde tomó partes del norte y el centro de ambos Estados.

Comenzaron hace poco más de un año y dejaron al menos 3.650 muertos. De esas víctimas, unas 227 eran civiles, entre los que hay 65 menores, mientras que 40 mujeres que perdieron la vida en por ataques aéreos.

De esas víctimas, al menos 227 eran civiles, entre los que hay 65 menores y 40 mujeres que perdieron la vida por los ataques aéreos de la alianza iniciados el 23 de septiembre de 2014 en distintas provincias del país, informó la agencia de noticias EFE.

El mayor número de muertos civiles se registró entre el 30 de abril y el 1 de mayo pasados, cuando al menos 64 vecinos del pueblo de Bir Mahali, al sur del enclave kurdosirio de Kobani, perecieron en un ataque de la coalición.

Dentro de las filas del grupo yihadista Estado Islámico (EI), al menos 3.276 combatientes, la mayoría extranjeros, murieron por los bombardeos de los aviones internacionales entre ellos decenas de sus dirigentes como Abu Osama al Iraquí y Amer al Rafidan.

Al Iraquí era el “gobernador” del EI de la llamada “provincia de Al Baraka”, que ocupa parte de Al Hasaka, ya que los radicales impusieron sus propias divisiones administrativas en las zonas que dominan en Irak y Siria.

Al Rafidan era el ex gobernante de los radicales en la “provincia de Al Jair”, que abarca áreas de Deir al Zur.

La coalición no solo ha tenido como blanco posiciones del EI, sino también cuarteles del Frente al Nusra -filial siria de Al Qaeda- en el oeste de la provincia de Alepo y el norte de Idlib, donde al menos 136 de sus miembros murieron, entre los que figuran cabecillas, como Mohsen al Fadli y Abu Hamam al Suri.

Al Suri era el jefe militar del Frente al Nusra, mientras que Al Fadli fue identificado por EEUU como máximo dirigente del grupo Jorasán, un célula de veteranos de Al Qaeda que opera en Alepo y que supuestamente prepara atentados contra intereses occidentales.

Por otro lado, los aviones de la coalición han tenido, además, como objetivo en los últimos trece meses una base del radical Ejército de la Sunna en la población de Atme, en Idlib, en la que al menos diez milicianos de esta organización perdieron la vida.
Al saldo total de fallecidos se suma un combatiente rebelde prisionero del EI que murió por un bombardeo de la alianza internacional cuando estaba preso en una cárcel de los yihadistas en las afueras de la ciudad de Al Raqa.

El Observatorio no descartó que el número de muertos en las filas del EI sea superior, debido al secretismo que esta organización mantiene sobre sus bajas.

 
El EI proclamó un califato en Siria e Irak a fines de junio de 2014, donde tomó partes del norte y el centro de ambos Estados.

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