Dar con alegría, vigilar y estar disponibles

El Obispo de la Diócesis de Avellaneda – Lanús, Monseñor Rubén Frassia en sus reflexiones radiales se refirió al Evangelio según San Lucas 12, 32-48 (ciclo C)

Como siempre, la Palabra de Dios es una palabra muy fuerte que nos habla de dos cosas fundamentales: en primer lugar, tenemos que estar preparados pero antes de ello tenemos que tener un correcto uso de los bienes; las cosas que tenemos tienen que servirnos para estar disponibles y prontos al encuentro con el Señor. El discípulo, usted, yo, todos nosotros, tenemos que mantenernos en esa disponibilidad porque no sabemos cuánto tiempo vamos a vivir.

Cuando hablo de esta forma, no me refiero a la cantidad de tiempo, sino a la calidad de vida que empleamos en el uso del tiempo. Lo importante es la calidad de vida. De allí que tenemos que vivir como si hoy fuera el día más importante: hoy me encuentro con mi familia; hoy voy a trabajar; hoy estoy celebrando esta misa; hoy estoy hablando con alguna persona; hoy estoy rezando; hoy estoy almorzando; hoy estoy descansando.

De alguna manera, saber que uno está disponible porque el Señor hospede llamar en cualquier momento.

Todos tenemos dones naturales que Dios nos ha regalado y los tenemos en la propia persona: la inteligencia, la salud, la voluntad, y tantas otras. Pero también tenemos carismas que Dios nos regaló. Esos carismas son dones, talentos que Dios nos da pero que tienen que servir para aquello que fue dado.

Si me dio el talento del servicio, tengo que ser un servidor porque Dios me dio ese don, ese carisma, y porque me lo confió tengo que trabajarlo y devolverlo. Ahora bien, quien ha recibido de más, Dios le pedirá cuentas. Todo lo que hemos recibido no es para que lo guardemos de forma egoísta sino que es para recibirlo, encarnarlo y ponerlo en práctica.

Hay una actitud que debemos tener en cuenta, la vigilancia. Tenemos que vigilar que ese don que Dios nos da, se mantenga vivo y sirva para aquello por lo cual lo hemos recibido; dependiendo de la fuente que es Dios. Dar con alegría, vigilar y estar disponibles para cuando el Señor nos llame.

Finalmente hermanos: todas las cosas debemos darlas en vida, no dejemos para mañana porque quizás mañana sea nunca.

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