Daniel Aversa: 30 años al frente de un gremio defendiendo a los trabajadores municipales

El 30 de septiembre  se cumplen 30 años del momento en que el Secretario General del SUMA y concejal del Frente de Todos, Daniel Aversa asumía al frente de una comisión directiva para dirigir los destinos de los trabajadores municipales de Avellaneda.

Desde ese tiempo hasta la fecha, el dirigente ha creado desde la nada una organización gremial municipal que hoy se consolida como la más importante de Avellaneda con más de 2800 afiliados.

 

Un poco de historia

30 años atrás  y con solo 28 años el entonces Secretario Adjunto, Daniel Aversa se convertía en Secretario General, tras el sorpresivo deceso de quien ocupaba ese cargo y era uno de los dirigentes más destacados del país, Antonio Cholo García.

Aversa asumió el cargo y se puso al frente de los trabajadores en momentos difíciles, con salarios congelados, con precarización laboral con más del 70% de la planta como mensualizados.

Como su viejo maestro, apostó por la formación política y gremial de los trabajadores y fue parte de la fundación de la central gremial más combativa de esos tiempos, la CTA, que demostró  coherencia y conciencia de clase a lo largo de los años.

Al momento se inició un plan de lucha que se extendió a la provincia, donde Atanasoff (líder de la FSTMPBA) había negociado con el gobernador Eduardo Duhalde la reducción del porcentaje de antigüedad de los trabajadores. Y una vez más Aversa se puso al frente.

Marchas, gases, tiros. Transcurrieron así los 90 y se iniciaron los 2000 peleando con el Ejecutivo algunos cambios que pudieron concretarse solo por poco tiempo. Y a pesar de que los trabajadores pudieron ser escuchados la crisis nacional se llevo puesta toda iniciativa.

Cada cambio de gobierno en el Municipio implicaba un despido masivo de los trabajadores y  aunque a nivel nacional  en el 2003 los tiempos cambiaran, esos cambios no llegaron a nuestra ciudad.

Si bien se logró la reincorporación de los despedidos, continuaba el bajo salario y la precarización. Así en 2005 inició  un plan de lucha que incluyó la instalación de una carpa en la Plaza Alsina reclamando la recomposición salarial de los trabajadores. Lucha que culminó con un trabajador baleado en el Palacio Municipal.

Pasaron los años y Aversa comprendió que ya no se podía construir desde una organización que se había burocratizado y decidió salirse de la estructura y construir un nuevo gremio, a imagen y semejanza de aquel que había conocido en su juventud.

Así nació el SUMA, al principio reuniéndose en la puerta de un almacén en la calle Laprida, conversando con muchos trabajadores que formaron parte de esas luchas y que estaban decepcionados de la conducción gremial del momento.

Reuniones en la Casa de la Cultura y una asamblea en el Auditorio Rodríguez Fauré, terminó de definir la construcción del SUMA, con una comisión directiva provisoria y mas de 200 trabajadores que decidieron salirse de la vieja estructura para crear algo nuevo.

Atanasoff ya no era parte de la Federación, que había vuelto a ser una entidad representativa. Y con el apoyo de su titular Oscar Ruggero y con el amparo de la CTA de Hugo Yasky, el SUMA empezó a caminar en la vida gremial.

El prestigio de Aversa, ganado a fuerza de defender a los trabajadores. hizo que muchos compañeros se fueran sumando al gremio haciendo conocer la historia a los nuevos trabajadores.

Así el gremio creció, pudo adquirir su propia sede, consolidar su posición y definir metas claras, manteniendo postulados de base. El pase de los cooperativistas a mensualizados y de estos planta permanente fueron discusiones que encontraron eco en el Ejecutivo.

A nivel político también Aversa definió un rumbo. Acompañó luchas y reclamos de otros gremios, tuvo una participación activa en los reclamos salariales junto a los dirigentes del interior de la provincia. Fue parte de la marcha federal, del reclamo de los docentes en la escuela itinerante y de la lucha inclaudicable de las Madres de Plaza de Mayo.

El 2022 marca el presente de aquel muchacho, hoy un hombre, que tuvo que asumir un compromiso con sus compañeros y que a través de 30 años supo mantener en alto las banderas que levanto  en su juventud sin olvidar sus raíces y sin renegar de su historia.

La confianza de 2800 trabajadores así lo demuestra.

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